Con el final de clases, cierran 32 comedores en Bariloche

Hay miles de chicos que almuerzan de lunes a viernes en las escuelas. Y para algunos es la única comida del día. La situación social en los barrios con menos recursos de la ciudad es complicada y el desempleo golpea a los padres.

“A veces, los mismos nenes en el aula nos dicen: ‘hace como tres días que no como”, admite Flavia Ciccone, vicedirectora de la escuela 343 del barrio Unión.

Cientos, miles de familias sin trabajo que rasguñan ayuda de donde pueden. Algunos buscan suerte en el vertedero; otros van a los merenderos o comedores más cercanos. El incremento de pedidos de asistencia en los Caat (Centros de Atención y Articulación Territorial) que dependen del municipio también refleja una situación social que lejos de aliviarse, se agrava cada vez más.

Y al fin de año se suma una preocupación extra: la finalización de clases a mediados de diciembre y por consiguiente, el cierre de los 32 comedores escolares que recibe a diario a unos 4.000 estudiantes solo de nivel primario.

“Siempre tuvimos alguna familia en situación de hambre pero ahora se ha ido incrementando mucho. Tenemos muchas familias complicadas que han venido, a lo largo del año, a pedir comida. Hemos tenido que ayudar con alguna caja de alimentos, juntando nosotros los docentes o pidiendo ayuda a la parroquia”, relató Ciccone.

Sin embargo, pese a darles de comer a los 160 niños que concurren a la escuela 343, el edificio no cuenta con un comedor y los chicos deben comer en las aulas.

El armado de canastas alimentarias o la recepción de ropa por parte de los docentes también se repitió en muchos otros colegios.

“Se han acercado papás a decir que no tienen trabajo, que no saben cómo afrontar la situación del año próximo para comprar lo que los chicos necesiten. Hemos pasado muchos momentos horribles en el 95, en el 2001. Por ahora, hay un colchón pero todo se encamina a esa dirección”, remarcó Gabriela Paredes, directora de la escuela 295, conocida como “Techo Verde”, donde concurren 320 chicos. Unos 200 realizan la jornada extendida y comen en el colegio.

Más complicaciones

Paredes comentó que este año muchas actividades –como salidas– se complicaron en gran medida. “Todos los años, por ejemplo, séptimo grado se iba a Las Grutas con el vagón educativo. Este año no se pudo hacer porque las reglas cambiaron: los pasajes tenían otro valor y había que buscar alojamiento. Las familias no pudieron afrontar eso; de modo que organizamos un campamento en la zona”, contó.

Los comedores de las escuelas brindan un menú de lo más variado con pollo, guisos, tartas de verdura, canelones, entre otros, con postres como ensaladas de frutas y gelatinas. Por la mañana, se entrega un desayuno y por la tarde, una merienda que consiste en leche o mate cocido con pan con dulce o queso.

Paredes reconoció que ya en varias ocasiones pidió que se sume más verdura, fruta y yogures como refuerzo del desayuno y la merienda pero no solo para quienes asisten a la jornada completa. También para los alumnos de la jornada simple.

“Nos ha pasado que hay chicos que ingresan más tarde, después del almuerzo, porque fueron al médico o por cualquier otra eventualidad y nos dicen: ‘seño, no comí”, contó Ciccone.

Paola Erviti, directora de la escuela 154 del barrio El Frutillar, remarcó que “la situación que atraviesa la escuela no dista mucho de la situación del país. De todos modos, tenemos algunos nenes que dicen ‘esto no me gusta’. Eso nos marca que eligen la comida porque no les está faltando. Pero hay variadas situaciones”.

La docente agregó que “los nenes que tienen carencias desde lo económico y la alimentación recurren a otras instituciones, como centros de abuelos o comedores. Nunca son suficientes pero están. Existen estos paliativos que claramente no son soluciones”.

La escuela Techo Verde, en el barrio Las Mutisias.

“Los chicos amplían mucho su campo alimenticio. Los que no comían verdura aprenden a comerla. El menú es de lo más variado”.

Paola Erviti, directora de la Escuela Nº 154 del barrio El Frutillar.

Impacto

Alfredo Leiva

Marcelo Martínez

Gabriela Paredes, directora de la Escuela 295

Se han acercado papás a decir que no tienen trabajo, que no saben cómo afrontar la situación del año próximo para comprar lo que los chicos necesiten”.

Alfredo Leiva

Datos

“Los chicos amplían mucho su campo alimenticio. Los que no comían verdura aprenden a comerla. El menú es de lo más variado”.
32
escuelas primarias de la ciudad de Bariloche cuentan con un comedor para los estudiantes.
4.000
chicos almuerzan hoy todos los días en los comedores de las escuelas, con una dieta balanceada.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios