Pesca en el Limay Medio: así fueron los primeros piques de sus famosas truchas

Aunque este año el río corre bajo, los pescadores abrieron la temporada con los primeros piques. ¿Cómo se vivió esa primera jornada? El relato para RÍO NEGRO.

Y después de tanta espera, llegaron los primeros piques para la banda de la desembocadura del Limay Medio, un grupo de amigos unidos por la pasión por la pesca que siempre se junta al comienzo de la temporada en este río famoso por sus truchas, con Neuquén en una margen y Río Negro en la otra, pasando el embalse Ramos Mexía que generó la represa El Chocón y a unos 9 km de Picpun Leufú. Este año el río corre bajo, pero eso no impidió que encontraran un lugar justo para las primeras capturas.


Después de navegar en lancha un kilómetro desde el lugar donde tienen montado el campamento (que estrena panel solar, y donde hay conexión 4G dese el año pasado), en un día soleado fue el guía de pesca cipoleño Pablo Oscar Blasco (muchos pescadores siguen en las redes sus consejos y aventuras) quien sacó una brava marrón de buen porte y un par de kilos a ojo. Después de devolverla explicó que es una de las migratorias por un día, que ingresan desde el embalse Ramos Mexía a comer y vuelven al lago. «Dan buena pelea, más que las residentes» explicó.

Cinco amigos de pesca en el LImay Medio. Foto: Juan Thomes.

¿Y por qué eligen este lugar? «Porque las truchas tienen acá lo que necesitan para comer: buena corriente, oxigenación y alevinos y cangrejos, su principal dieta. Nosotros vamos tirando en la corredera y después en el pozón de unos 6 metros de profundidad», explicó.

Seba, el Cordobés, Gabo, Víctor y el propio Pablo tienen distintas ocupaciones, pero los une este rito. Y con cada pique y devolución se escuchaban los sapucay de alegría. Códigos son códigos, y el que pescaba se corría a la orilla para que los compañeros sigan pescando río abajo. Al mediodía pararon para comer hamburguesas, y para la noche tienen previsto un cordero al asador.


Por acá pasó alguna vez el gran Chapu Nocioni, y dejó una bandera argentina con la inscripción «Para la banda LMD con cariño». Ahí está colgada, orgullosa, en una de las paredes del campamento. Volvió la pesca, volvió la fiesta y ahí está el río invitando a nuevos piques. «Seis meses esperando esto, qué lindo es» dijo Seba, antes de buscar los equipos para la segunda salida.


Si vas a ir a la desembocadura, tené en cuenta que como el río está bajo, es muy difícil remontarlo navegando.
La opción es entrar por el camping Media Luna del Negrín Figueroa y caminar unos 3 kilómetros hasta el cauce principal del río. Cuesta $1000 la entrada y $200 el día si usás las instalaciones. Para cruzar el brazo paralelo al camping, Pablo tenía previsto buscar al equipo de RÍO NEGRO en lancha, pero con tan poco caudal corría riesgo la hélice. Por eso el cruce fue en camioneta, en el tramo más playo.


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