Constantino Arias, balsero de Vialidad Nacional, y familia

Las tierras de la Norpatagonia fueron espacio de atracción para grupos de europeos que se trasladaban al trabajo en el nuevo continente. Como el español Constantino Arias, de Lugo, comunidad autónoma de Galicia, llegó a la Argentina en 1920: en Cinco Saltos conoció a Pura Concepción García, de origen andaluz, quien había vivido con sus padres en Brasil, en el estado de Mina Gerais. En julio de 1923 Pura y Constante, como lo llamaban, se casaron.


La joven pareja se radicó en Neuquén y Constante entró a trabajar en Vialidad Nacional: su trabajo allí era de balsero sobre el río Neuquén, en una balsa que conectaba Neuquén con Cipolletti, y trabajó en ese lugar hasta 1937, año en el que se construyó el puente carretero y fue trasladado a Centenario donde continuó trabajando en la balsa de Centenario hasta su fallecimiento en 1942. Al momento de su traslado, a Constante se le ofreció la oportunidad de hacerlo a Las Perlas o a Centenario; eligió ir a la balsa de Centenario, dado que allí había escuela y para él era prioritaria la educación de sus hijos, que recorrían a caballo los 5,5 kilómetros de distancia a la Escuela 109. A pesar de esto tenían asistencia perfecta.


Al año siguiente del casamiento de Pura y Constante nació Rosa del Carmen (Rosita), a la que siguieron Benigno Alfonso (Gordo), Antonia Carmen (Tona), Isabel Carmen (Chela), José Luis (Coco) y Osvaldo Roel (Uca). Isabel Carmen Arias, Chela, nació el 19 de marzo de 1931 en Neuquén. Fue su maestro de primer grado el Sr. Cámpora que, recuerda Chela, era recién recibido y tenía 19 años.


Las mujeres se llamaban todas Carmen en honor a su abuela materna, que tenía un típico nombre andaluz. Al fallecer Constante, la familia se trasladó a Neuquén. Con el fin de ayudar a Pura a criar a sus hijos, se integra a la familia Manuel (Manolo), hermano de Constante que dedicó su vida a sus sobrinos, al punto de permanecer soltero.


Radicados en Neuquén, en una casa ubicada en Alcorta 280 que Pura había heredado de sus padres, los hermanos Arias asistieron a la Escuela N°2 de la que Chela tiene hermosos recuerdos. Allí fue alumna de las Sras. Rosita de Soler y Juanita Álvarez entre otras. Manolo tenía la concesión del Club Pacífico y los hermanos de Chela trabajaron desde chicos con él, por ejemplo el Gordo era mozo, mientras que las mujeres cosían para afuera y cocinaban para las fiestas que se organizaban en el Club. Constante también tenía una hermana, la única mujer entre 12 hermanos varones, que se llamaba Benigna. Ella estaba casada con Félix Pérez (Chaval).

Benigna y Chaval no tuvieron hijos, por lo que también ayudaron a criar a los hermanos Arias. Chaval era de profesión peluquero.
Fue quien abrió uno de los primeros kioscos en la avenida Argentina, frente a donde está hoy el Banco Provincia, que antiguamente era el Hotel Confluencia. Él donó una fuente, réplica de una que había en su pueblo allá en España a la que llamaron La Cibeles.  

Quiosco concurrido
Su kiosco era muy concurrido hasta que, por disposición municipal, tuvo que retirarlo de la Avenida Argentina. Lo que hizo Chaval fue construir una especie de confitería y peluquería en medio de la plazoleta de la avenida Olascoaga entre Sarmiento y Alcorta, sitio al que los lugareños le decían La Covacha, lugar en donde trabajaba con su cuñado Manolo.


Trabajó en la balsa que conectaba Neuquén con Cipolletti hasta 1937, año en el que se construyó el puente carretero y fue trasladado a Centenario



A las mujeres Arias se les enseñó a coser y tejer y a hacer los quehaceres domésticos porque Pura estaba ocupada trabajando para mantener a la familia. Con el tiempo todos los hermanos se casaron: Rosita con Simón Riba, el Gordo con Olga Maschio, Tona con Laurentino (Vasco) Rosa, Chela con Ernesto Bünzli, Coco con Diana León y Uca con Ernestina Urrea, todos neuquinos salvo Ernesto que era rionegrino. Pura tuvo diez nietos y conoció varios bisnietos. A los 80 años falleció rodeada de todo el cariño que supo ganar durante su vida.


Claro ejemplo de familias trabajadoras que se fueron ensamblando en la sociedad neuquina en pos del trabajo, de la educación de sus hijos.



Fue mujer fuerte y luchadora y a la vez cariñosa y amable. Claro ejemplo de familias trabajadoras que se fueron ensamblando en la sociedad neuquina en pos del trabajo, de la educación de sus hijos, en fin, de marcar a fuego huellas indelebles en la historia patagónica.


Beatriz Carolina Chávez
DNI 6.251.256


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