«Huellas Azules», el original juego de mesa neuquino que sigue la Ruta del Toki Calfucurá

“Huellas Azules” es un juego de mesa neuquino creado por Nicolás Mendoza, Carolina Biondini y Fernando Barraza. Dedicado a las infancias, acerca de modo creativo, amigable y divertido aspectos esenciales del conocimiento ancestral mapuche.

“La ruta del Toki Calfucurá”. El cartel puesto allí a la vera de otra ruta, la conecta Carhué con Guaminí, al oeste de la pampa bonaerense, fue el click que Nicolás Mendoza, ilustrador y dibujante neuquino necesitaba. Lo supo apenas lo vio, en viaje hacia Buenos Aires. Y apenas lo vio, le tomó una foto y se la mandó a Carolina Biondini. “Es esto, es por acá”, le dijo.


Ese ocasional viaje a Buenos Aires desde Neuquén y el no menos ocasional hallazgo de ese cartel que indicaba otros viajes, los del Toki Calfucurá, dieron origen a un proyecto hasta entonces sin un rumbo claro, el de “Huellas Azules”, un original juego de mesa dedicado a las infancias y adolescencias que acerca de modo creativo, amigable y divertido -al fin y al cabo se trata de un juego- aspectos esenciales del mapuche kimun (conocimiento ancestral mapuche).


Para ellos, sus creadores, Nicolás Mendoza, Carolina Biondini y Fernado Barraza, se inspiraron en la territorialidad trazada en el siglo XIX, cuando el longko Juan Kallfükura era toki (longko de longkos) en una geografía que se trazaba desde el sur de lo que hoy es Neuquén hasta el centro-norte de Buenos Aires, incluyendo en el camino a Río Negro, La Pampa y sur de Mendoza.

La idea de Huellas Azules es recorrer la Ruta del Toqui, que está representada en ese tablero circular, aprendiendo lo que es la Conmovisión Mapuche a través del recorrido de estos 10 territorios que contiene el tablero. (Fotos: Matías Subat)

Aspectos positivos de la vida comunitaria, el entendimiento colectivo con los territorios y una fuerte impronta ambiental son las características principales de este juego circular en el que cuatro equipos transitan por la Ruta del Toki Kallfükura buscando avanzar por esas geografías sin dejar nunca de aprender y respetar la biodiversidad de cada una y los aspectos sociales de las comunidades que habitan esos lugares.


Un tablero circular, tres mazos de naipes con fuerzas de la naturaleza, personajes del mapuche kimun y un dado, son suficientes como para que los equipos salgan de aventuras por este juego que no busca deliberada competencia, ni es una incitación a la mera victoria personal.

La ruta del Toki: el proyecto

“Huellas Azules – Pu Kallfü Punon” es un proyecto neuquino destinado a infancias de 9 a 12 años, para que éstas puedan jugarlo en espacios educativos formales y no formales.
Entre abril y agosto pasados año, Huellas Azules, participó de la cuarta edición del programa Futura coordinado por el Centro Cultural de España en Buenos Aires y la Fundación Williams, donde resultó seleccionado para recibir el financiamiento completo de su primera etapa, que está terminando en estos días.

“Un tema que para nosotros es fundamental es el la identidad. Creo que es un buen punto para que se trabajar en la escuela media”.

Carolina Biondini.


En esta primera fase, el juego fue llevado a cuatro escuelas de la ciudad de Neuquén, donde se lo jugó -previos conversatorios introductorios con docentes y estudiantes- en las aulas de cuarto grado del nivel inicial, coronando la visita a cada escuela con la confección de un mural temático que realiza en cada jornada un/a artista visual seleccionado mediante una convocatoria pública nacional del programa Arte Capital, dependiente de la Jefatura de Gabinete del municipio neuquino. Las escuelas seleccionadas para esta primera etapa fueron la Escuela Nro. 356, Escuela Nro. 235, Escuela Nro. 157 y el Colegio Don Bosco; y los eventos se realizarán entre el 14 de noviembre y el 5 de diciembre.

El origen del juego

“Todo comenzó en marzo cuando Nico se inscribe a este programa Futura, que en su cuarta edición estaba enfocado en las artes plásticas”, cuenta Carolina Biondini. “Primero, se trató de una selección de aspirantes, se presentaron 200 y quedamos 49. Le siguió una capacitación de tres meses; otros dos meses de vivero, donde se presentaban los proyectos y recibías una mentoría; y finalmente, la selección de los once proyectos a ser financiados. El nuestro fue el único de la norpatagonia que consiguió el financiamiento completo”.


Pero “Huellas Azules” fue el principio del fin de este proyecto porque antes se trataba de otra cosa: “Comenzamos con otro proyecto, pero en un viaje que Nico hace a Buenos Aires me manda la foto de un cartel que decía Ruta del Toki Calfucurá y me propone ir por ahí”.

Socios creativos. Nicolás Mendoza, Carolina Biondini y Fernando Barraza dieron forma a Huellas Azules. (Fotos: Matías Subat)


Hasta ese momento el proyecto era muy ambicioso y, por eso mismo, lo supieron rápidamente, impracticable porque se trataba de hacer literalmente la Ruta del Toki Calfucurá y, en el camino, pintar murales y demás acciones relacionadas con las artes visuales.

El miércoles pasado se jugó Huellas Azules en el colegio Don Bosco. (Fotos: Matías Subat)


Aunque no tenían resuelta la forma del proyecto, la temática seguía siendo la Ruta del Toki por lo que decidieron incorporar al proyecto a un represente de la comunidad mapuche y esa persona fue Fernando Barraza.

Cuando desde el programa le dijeron que sí, que muy lindo todo eso de hacer la ruta del Toki, pero que debían achicar la propuesta, acotarla. Y por segunda vez fueron literales. “En una de las tantas charlas que siempre tengo con Nico le digo qué te parece si a esto lo volcamos en un juego. Así nació esta propuesta”, resume Carolina.

El juego incluye tres mazos de naipes con fuerzas de la naturaleza. (Fotos: Matías Subat)
El objetivo es que cada equipo, al llegar al final, logre obtener la mayor cantidad de recursos posibles. (Fotos: Matías Subat)
Entre territorio y territorio siempre es cosecha o exploración. (Fotos: Matías Subat)

Una vez resuelto que el proyecto será un juego de mesa sobre la ruta del Toki Calfucurá y que el juego se llamaría Huellas Azules, se sumaron, por sugerencia de Fernando Barraza, el desarrollador de juegos Iñaki Galarza y Nicolás Fernández, quien trabajaría con toda la cosmovisión mapuche, el mapu kimun, le aportó Barraza y las pautas que Mendoza y Biondini le pasaban sobre cómo querían que fuera la dinámica lúdica.

Por qué el Toki Calfucurá

“La figura del Toki Kallfükura la elegimos porque es la figura histórica más nítida como personaje histórico del pueblo Mapuche en el territorio que es Argentina, puel mapu, del lado este del territorio mapuche, del este de la cordillera”, explica Fernando Barraza, amulzugufe (comunicador) mapuche.

El Toki Calfucurá creado por el dibujante Nicolás Mendoza: «La referencia que, medio entre risas, decíamos era que teníamos que hacer algo estilo Zamba. Tomábamos de ahí cuando veíamos a Belgrano y esos personajes que aparecieron en Zamba, fue como un parámetro que tomamos: que no sean aniñados, pero que tampoco sean un personaje duro de un cómic». 
 

“La complejidad que tiene este personaje es enteramente positiva para los fines del juego”, destaca, “porque él pasa a la fama histórica dentro de la Argentina como el Toki Kallfükurán. Toki es una distinción que el pueblo mapuche le brindaba a un lonco, a un cacique en épocas de conflictividad o directamente de guerra, para que ese lonco estuviera al frente del territorio que se eligiera. Por lo general eran como 20, 30 comunidades, Y Kalfükura fue Toki cuando comenzó la conquista del desierto y fue el más importante de los Toki. Es más, en todo el pueblo mapuche, hubo cuatro o cinco Tokis que se distinguen desde el siglo XVIII hasta finales del siglo XIX y uno de esos fue Kallfkurá. Y antes de ser Toki fue lo que se llama Ñizol lonco, que vendría a ser como un lonco de lonco, cacique de cacique, un coordinador también de los territorios, pero en épocas de paz”. Entonces nosotros tomamos ese Toki, ese Kalfukurá, perdón, el Kalfukurá joven, el Ñizol lonco.

Uno de los mayores desafíos que afrontaron en el desarrollo del juego fue el tema curricular . “Ahí tuvimos el asesoramiento de Gabriela Lafuente, que es docente ex directora del colegio Don Bosco”, destaca Biondini. “Porque la idea es que pudiera atravesar toda la currícula primaria y secundaria. Lo complejo allí fue lograr que el juego fuera didáctico, fuera educativo, pero también fuera divertido y que generara algún tipo de picante para que responda a la dinámica con la que hoy juegan los chicos”.
Huellas Azules no solo implica la concepción comunitaria y colectiva del pueblo mapuche, también busca ser el disparador de las diferentes áreas pedagógicas del colegio como la geografía, la historia y los valores. Pero, sobre todo, remarca Biondini, “un tema que para nosotros es fundamental y que es la identidad. Creo que es un buen punto para que se trabajar en la escuela media”.


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