De 50 a 150 platos por día: en el comedor de Costa Linda se triplicó la demanda

El comedor Adonai celebró el domingo pasado su primer año junto con el Día del niño. Funciona en una toma de unos 5 km de extensión en Fernández Oro frente al Canal Principal, gracias a los lazos solidarios de la comunidad. Necesitan una cocina industrial y para eso venden empanadas y harán una rifa.

Todo fue alegría en la tarde del último domingo en el salon de usos múltiples de Costa Linda, en la margen norte del Canal Principal. Dos motivos convocaron a unas 200 personas en esta zona de Fernández Oro: el comedor Adonai celebraba su primer año de vida y al mismo tiempo se festejaba el Día del Niño.


En un día de sol, chicos y chicas corrían de un lado para el otro entre el tobogán inflable, el irresistible toro mecánico tan dificil de domar, el metegol, el bingo, los bolos y el jenga, mientras las organizadoras ofrecían chocolatada y tortas fritas y entregaban los 120 números (uno por cada chico) para los sorteos de juguetes.

A una de ellas, Agustina Segovia, de 21 años, se le ocurrió festejar el año del comedor con una fiesta que incluyera la celebración del Día del Niño.

Pronto se sumaron otras vecinas y vecinos, los grupos Todos Somos Oro y Millonarios de Oro, el Centro de Atención a Adultos Mayores y Karina, la madre de Agustina, propietaría del corralón Mapuche, donde se concentró toda la ayuda que recibieron: más de 100 litros de leche, ropa suficiente como para cargar un camión, unos 400 juguetes (entre ellos los que aportó el Banco Patagonia), tortas, galletitas y chocolate, entre otras donaciones.

Agustina impulsó la idea del doble festejo.

Fue tanto lo recibido que decidieron continuar la labor y distribuir una parte en otros comedores y merenderos.

Una de las que preparaba la merienda era la concejal socialista Inés Ríos, madrina de Adonai, que fue directo al punto para definir a Griselda, la fundadora del comedor: «Como esta gorda no hay otra. Y su marido también es un pan de Dios…»

Las cocineras de Adonai junto a la madrina, la concejal Inés Ríos y el padrino, el «Lefi», de Mayorista Center, uno de los comercios que colabora con el comedor


Adonai entrega las raciones (no se come ahí) los lunes, mércoles y viernes de 19 a 21 horas. Esos días, por la mañana, Grieselda Pavez recorre los comercios de Fernández Oro que colaboran y luego cocina junto a sus colaboradoras (Patricia Quintremil y Noemí Barria) en la casa donde vive junto a su marido Omar (trabaja de seguridad privada en Neuquén y si está de franco la acompaña en la recorrida con la motito) y su hija Bianca frente al Canal Principal, a metros de uno de los saltos que reducen la velocidad del agua.

Cuando «Río Negro» los entrevistó ocho meses atrás entregaban entre 50 y 60 raciones por día. «Ahora estamos por encima de las 150», cuenta Griselda. Todo queda registrado en una planilla, con nombre, apellido y DNI.


El comedor recibió un subsidio de 15.000 pesos del gobierno de la provincia (compraron el tanque e hicieron la mesada y el revistimiento) y otro de 20.000 pesos de ATE (hicieron el piso de cerámicos y perforación del pozo). También la munipalidad de Fernández Oro incrementó los alimentos (5 kilos de carne picada, verduras y lo que se necesite para el día viernes) y las garrafas que aporta (de dos a tres).

«Es importante lo que hacen y por eso los apoyamos», dice el intendente Mariano Lavin, que estuvo el domingo y hasta se animó a probar suerte con el torno mecánico. Enttre otros vecinos felices de ayudar a los que ayudan, estaba Elías, con una de sus hijas. «Todo lo que juntamos en casa lo traemos para acá. También hay vecinos que lo llevan directamente», contó.

Los embajadores de F Oro «orgullosos de estar acá»), el intendente Mariano Lavin y dos de los chicos que asistieron el domingo.


El próximo objetivo es sumar una cocina industrial, porque con tanta demanda se complica para cocinar en dos ollas grandes.

«Por eso estamos vendiendo empanadas a 250 pesos la docena y vendemos números para una rifa el 18 de octubre para poder comprarla«, cuenta Griselda. También fue habilitada una cuenta en Mercado Pago (03427 57194) para quienes quieran hacer aportes de dinero para la cocina. Necesitan juntar 25.000 pesos.

Ayer recibieron la donación de una heladera exhibidora que fue reparada por los alumnos del CEM 27. «Como algunos de los chicos vienen a buscar la comida acá lo propusieron a sus compañeros y lo aceptaron», cuenta Griselda. «Y Natalia también nos donó una heladera», agrega.

«Por eso siempre digo que este comedor no de mío ni de mi familia, sino de todos los que ayudan para que podamos darle un plato de comida a quienes lo necesitan», dice Grielda antes de salir a vender rifas para cumplir el sueño de la cocina industrial.


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