De las acciones para amedrentar a los intentos de cooptación a los roqueros durante la dictadura

La dictadura militar no persiguió por su rol político a la mayoría de los músicos, pero intentó tenerlos de su lado. La guerra de Malvinas fue un punto gris por el que muchos acusan a los artistas de colaboracionistas.

Más allá de algunos casos puntuales, como el de Miguel Cantilo, León Gieco o los integrantes de La Cofradía de la Flor Solar, la dictadura militar no persiguió por su rol político al rock argentino y sólo llevó a cabo acciones que buscaron amedrentar; pero con el correr de los años hizo esfuerzos por cooptar ese movimiento.


Hay dos casos concretos que dan cuenta de ello y ambos ocurrieron en los años en los que la Junta Militar comenzaba a mostrar signos de resquebrajamientos internos y externos, a partir de las denuncias realizadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

60.000 personas
fueron al Festival de la Solidaridad Latinoamericana que se realizó el 16 de mayo de 1982 en el Club Atlético Obras Sanitarias.


De esta manera, durante el gobierno del dictador Ricardo Viola hubo una famosa reunión con distintos músicos en busca de un acercamiento; y, al año siguiente, hubo otro hecho más visible como fue el Festival de la Solidaridad Latinoamericana, realizado en plena Guerra de Malvinas, y la decisión de la dictadura de pasar en los medios de comunicación exclusivamente música argentina, lo que significó un gran espaldarazo para el rock argentino.


“La dictadura de Viola quiso cooptar al rock porque vio que movía gente. La dictadura, al mismo tiempo que exterminaba y terminaba su plan de exterminio, soñaba con ser una alternativa democrática”, señaló el periodista Mariano del Mazo.

En tal sentido, Liliana Vitale recordó los intentos del genocida Emilio Eduardo Massera de crear un partido militar democrático, del mismo modo en que en otros momentos lo intento Juan Carlos Onganía. Acaso, la masividad que el rock argentino fue tomando en aquellos años, lo cual se reflejó en los multitudinarios conciertos de Serú Girán y el regreso de Almendra, en 1979; así como la mala relación entre este espacio y los jóvenes que abrazaban la lucha armada como alternativa para enfrentar al poder, hicieron cambiar de acción al gobierno militar.

Seru Girán en el backstage del Festival de Solidaridad.


“Los tres protagonistas jóvenes cuando llega la dictadura eran: el joven complaciente, que escuchaba música más pop o a los románticos; el joven revolucionario, que es el atacado por la dictadura por estar en una organización guerrillera; y el joven roquero, más vinculado a los hippies, al pacifismo, a la música foránea, y a los que toman apenas como alguien díscolo”, graficó el investigador Cristian Secul Giusti.
Y acotó: “Hasta 1976, lo más masivo habían sido los concierto de `Adiós Sui Generis´, en el Luna Park. Así y todo, habían sido bastante pequeños comparados con lo que ocurriría después”.


Una gira nacional de Almendra, varios conciertos en Obras y en el porteño Lawn Tenis Club; los shows de Serú Girán en la Rural; y la gran concurrencia en el mencionado Festival de la Solidaridad marcaron una nueva era en lo que a convocatoria se refiere.

Dos que dijeron no

Algunos grupos como Virus y Los Violadores, se negaron a participar del Festival de la Solidaridad Latinoamericana porque consideraban que significaba apoyar a la dictadura y la guerra. Demostraron su posición con una foto que nunca publicó la revista “Expreso Imaginario”, pero sí apareció en la biografía de Los Violadores que realizó el periodista Esteban Cavanna, en la que los hermanos Julio y Federico Moura, por un lado y Piltrafa y Stuka por otro están frente a un afiche oficial que alentaba el odio hacia los ingleses mientras un Ford Falcon estaba estacionado detrás.

Télam


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