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Desnaturalizar el consumo de personas para erradicar la trata

Elizabeth Soto*/Pablo Gambero**

La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2013 designó el 30 de julio como el Día Mundial contra la Trata de Personas, por entender que la fecha es necesaria para “concienciar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y para promocionar y proteger sus derechos”.

El delito de trata de personas representa un atentado contra la libertad y la dignidad humana, ya que utiliza a las personas como mercancías; es una violación a los derechos humanos consagrados.

Es una forma de esclavitud moderna: las víctimas son sometidas a situaciones de explotación sexual y/o laboral. En la trata de personas con fines de explotación sexual las víctimas principalmente son mujeres; además, es una de las formas más extremas de la violencia de género.

No es posible abordar el tema de la trata con fines de explotación sexual sin pensarlo a partir de las desigualdades en las relaciones de género. Nuestra cultura crea y reproduce continuamente valores y prácticas donde las mujeres son cosificadas y se considera que sus cuerpos pueden ser controlados y violentados. La trata con fines de explotación sexual se inscribe en el marco de un conjunto de prácticas de sometimiento de las mujeres, niñas y niños y diversidades.

Las víctimas de trata con fines de explotación sexual suelen ser reclutadas mediante engaños – como las falsas ofertas de trabajo u ofertas parciales y engañosas – y trasladadas hasta el lugar donde luego serán acogidas para ser explotadas.

La pobreza estructural, la carencia de lazos a nivel social, la falta de contención familiar, la irregularidad migratoria, la desigualdad de oportunidades, entre otras situaciones, convierte a las personas en situación de vulnerabilidad en potenciales víctimas de las redes de trata.

El varón prostituyente, eslabón necesario

El eje central de la campaña de Concientización 2021 de la Subsecretaría de las Mujeres de la provincia y de la Comisión Interinstitucional de Intervención contra la trata -en el marco de esta fecha conmemorativa- es la Desnaturalización del Consumo del Sexo Pago y la Visibilización del Varón Prostituyente.

Buscamos correr el eje que únicamente centra el debate en las personas prostituidas, apuntando especialmente a visibilizar la responsabilidad de los varones prostituyentes, puntales imprescindibles de la opresión patriarcal y la explotación de los cuerpos. Consideramos que el consumo de prostitución promueve la trata de personas con fines de explotación sexual. Son las dos caras de la misma violencia de genero. Violencia que es ejercida por el varón que paga por sexo, convirtiendo en objeto de consumo a miles y miles de mujeres, niñas y niños, el colectivo de la diversidad.

En este sentido, Argentina es un país abolicionista, porque considera que todo tipo de prostitución es explotación del cuerpo del otro, además de constituirse como un grave atentado contra la dignidad de la persona explotada. Postula la abolición de la prostitución y no diferencia entre prostitución “libre” o “forzada”, pues la situación de prostitución está siempre forzada por un concurso de circunstancias, vulneraciones previas, inequidad en las oportunidades y situaciones de violencia.

La trata de personas con fines de explotación sexual y la prostitución es responsabilidad no solo de quienes se favorecen económicamente de este comercio ilegal, sino también es responsabilidad del varón cómplice que demanda y paga por sexo.

Empezar a comprometernos como sociedad en modificar esta práctica naturalizada, visibilizar el rol del varón prostituyente como eslabón necesario en este delito, es dar un paso más hacia la equidad de género y propiciar las condiciones para vivir una vida libre de violencias.

* Directora Provincial de Equidad de Género. Neuquén

** Director Gral. de Trata y Prostitución Subsecretaría de las Mujeres- Ministerio de Ciudadanía. Neuquén


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