Dramático secuestro virtual en Roca: hasta el 911 involucrado
Una mujer sufrió el engaño y entregó $ 20.000. Creen que el autor le dio órdenes desde la comisaría.
¿POLICÍAS INVOLUCRADOS?
ROCA.- Sin temor caminó hasta la mesita del living de su casa y levantó el teléfono inalámbrico. Un saludo de compromiso abrió paso a un corto diálogo entre la dueña de casa y un hombre que consultaba por su marido. Como su esposo no estaba en la céntrica vivienda, la charla se cortó con un “muchas gracias y hasta luego”.
Ésa fue la primera comunicación que recibió la mujer y que dio inicio a un extenso y cuidadoso secuestro virtual que concluyó con la entrega de más de 20.000 pesos a los delincuentes que supuestamente tenían a su marido, a quien amenazaban con cortarle los dedos.
A diferencia de otros casos, el dato llamativo es que a la víctima la hicieron llamar a la línea 911 de emergencia de la Policía de Río Negro (que se monitorea en Viedma) y desde allí supuestamente derivaron la comunicación a una comisaría de Roca desde donde se digitó -paso a paso- el pago del rescate.
La segunda llamada llegó instantes después. “Le hablamos desde la policía para avisarle que su marido tuvo un problema”, le advirtieron el martes de la semana pasada, ya cerca de las 18:30. Desconfiando del tenor de la comunicación, exigió precisiones. Del otro lado la voz permanecía inalterable: “Señora, si tiene dudas llame al 911”. Entonces cortó el teléfono fijo y marcó el número de emergencias.
La voz de un tercer hombre apareció en escena. Ella le explicó la situación y le pidió que la comunique con una comisaría en Roca (no recuerda cuál) donde supuestamente estaban con el “problema de su esposo”.
Entonces otro sujeto -que dijo ser policía- atendió la llamada y amplió detalles: “Su marido está secuestrado”.
La mujer no dudó de la información, ya que en teoría estaba comunicada con la Policía y desde allí le advertían sobre el hecho.
Pero la voz de otro sujeto -con acento porteño- apareció abruptamente y tomó el control de la charla. Con insultos y amenazas comenzó a exigirle a la mujer la entrega de 50.000 dólares.
La negativa fue inmediata ya que nadie “en su sano juicio”, cuenta la víctima, tendría esa suma de dinero en una vivienda. En medio del shock ella pidió pruebas. “Dame la plata o le cortamos un dedo”, le advirtieron.
La crisis no le permitía escuchar con claridad, pero supuso que el hombre que de fondo gritaba “ayudame negrita, me van a matar”, podía ser su marido.
El delincuente le exigió que no cuelgue el teléfono fijo y que desde su celular se comunicara con otra línea desde donde comenzó a recibir más instrucciones. La comunicación fue extensa. Finalmente, con una suma cercana a los 20.000 pesos, los que cuidadosamente puso en una bolsa, la mujer salió de su casa, ubicada cerca del canal principal de riego, para entregar el dinero.
La comunicación seguía vía celular. “No hables alto te van a escuchar”, le advertían. Ella sabía que alguien la estaba siguiendo ya que el delincuente le describió perfectamente las características y el color de la ropa que vestía. “Es evidente que no eran de acá porque no sabía el nombre de las calles y sólo me pedía que caminar en dirección a la San Juan (oeste)”, contó.
A varias cuadras dejó el dinero en un cesto de basura y regresó a su casa. Todavía temblando y con el delincuente en el teléfono que le advertía que con ese dinero no le alcanzaba “ni para el vuelto”, enfiló el camino de regreso.
Ya en su vivienda la mujer cortó la comunicación con el supuesto secuestrador y en un lapso de escasos segundos se comunicó con un familiar para dar aviso de lo que había ocurrido.
Insistente, el delincuente volvió a tomar contacto con su víctima y le pidió detalles de la persona con la cual se había comunicado. Exhausta, cortó por última vez. Minutos después su esposo llegó en su camioneta a la casa. Ya era tarde, la víctima -de unos 60 años- había entregado el dinero mientras su marido recorría, tranquilamente, las góndolas de un céntrico supermercado de Roca.
Redacción central
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