Eclipse en Vaca Muerta o reacomodamiento del mapa petrolero nacional

Las declaraciones del presidente Alberto Fernández encendieron las alarmas en Neuquén. En medio de la crisis que atraviesa el sector, crecen las señales para repartir el poder de negociación y redireccionar proyectos a otras cuencas.

“Argentina en un momento se enamoró de Vaca Muerta”. Alberto Fernández respondió así a una pregunta periodística que puso en duda los resultados productivos del proyecto criollo de shale, que tiene su cuartel central en Neuquén. La afirmación, expresada en pasado, desató todo tipo de especulaciones. Además, fue reforzada por una reivindicación de lo que en la industria se conoce como “recuperación terciaria”, una técnica que se utiliza en viejos yacimientos.

A simple vista pareció reflotarse una agotada dicotomía –convencional vs.. no convencional-, pero sirvió para disparar una larga lista de interrogantes que encendieron las alarmas neuquinas.

Acá va un desordenado listado de preguntas: ¿Nace un competidor para el proyecto estrella de los hidrocarburos en el país? ¿Qué intereses pueden encolumnarse detrás de destronar a los no convencionales? ¿Son contrapuestos convencional y no convencional? ¿Es cierto que Vaca Muerta tiene poco que mostrar? ¿Qué lugar ocupará Neuquén y sus dirigentes políticos con un nuevo mapa petrolero?

La primera variable a despejar es que Vaca Muerta lleva siete años y nació durante el kirchnerismo producto del recordado, y no menos polémico, acuerdo entre YPF y la petrolera de capitales norteamericanos, Chevron. Si el país estuvo enamorado, el noviazgo empezó en la adolescencia de la década.

Otro tema central es que no son lo mismo petróleo que gas. El hidrocarburo que tuvo subsidios, por una necesidad de extrema urgencia, fue el gas. El país cada vez perdía más divisas con la importación de GNL. Por eso, con excepción del “barril criollo”, que elevó el valor interno en épocas de precios internacionales bajos, algo que duró poco menos de un año, el crudo no tuvo un plan de asistencia para su desarrollo en forma directa.

En la actualidad el 45% de la extracción de gas del país es no convencional (sumando shale y también el tight, que no sale de Vaca Muerta). Esa curva viene en ascenso desde finales de 2015 y permitió, en 2018 y después de 11 años, reiniciar las exportaciones a países vecinos y potenciar los primeros despachos marítimos de GNL a través del proyecto de YPF en Bahía Blanca.

El declino en los campos maduros no cesa y, por ahora, sólo es compensado por la producción shale.

Si bien es cierto que el petróleo no convencional representa poco menos del 20% de la torta, su extracción, concentrada en la Cuenca Neuquina, le permitió a Neuquén volver a ser la principal productora del país, superando a los campos de Chubut.

La recuperación terciaria, que consiste de una especie de gel que se inyecta en los reservorios para “barrer” los últimos rastros de crudo (ver aparte), representa el 0,5% de la producción de petróleo del país. El proyecto más desarrollado de terciaria en el país está en Chubut. El yacimiento Diadema, operado por la firma Capex, lleva 10 años de desarrollo y la técnica aporta el 20% de la extracción del bloque.

En la Cuenca Neuquina hay otro ejemplo para la comparación. Bajada de Palo, operado por Vista Oil & Gas, es un bloque maduro con unos 1.000 pozos convencionales, y recientemente se perforaron y se pusieron en producción ocho pozos shale. Ese grupo de pozos, o pad como se llama en la industria, alcanzó para sumar 10 mil barriles diarios, un tercio de la extracción total del yacimiento.

En números

250.888
barriles diarios de crudo se extrajeron, según los datos de noviembre, en la Cuenca Neuquina.
104.309
barriles diarios llegaron desde Vaca Muerta. Se lo denomina shale oil.

2.712
barriles diarios es la producción que tiene en el país la recuperación terciaria, que tuvo sus 15 minutos de fama esta semana.

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Redistribución de la torta


Las comparaciones parecen determinantes, pero no por eso deberían ser opciones opuestas. Es cierto que la centralidad de Vaca Muerta en la industria petrolera del país fue directamente proporcional a la fuga de inversiones desde otras provincias productoras hacia la geografía shale de Neuquén. Una política que incentive todos los tipos de desarrollos redundará en un mejor posicionamiento para todo el país.

Pero existe un dato objetivo, que una “redistribución” de los planes de inversiones de las petroleras no saldará la deuda, y es que la mayoría de las compañías internacionales solo tiene activos en el subsuelo neuquino. Ese punto se lo puede anotar el gobierno provincial.

Otras épocas: Macri secundado por Gutiérrez y Pereyra. (Gentileza).-

Pero la reaparición de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi), que nuclea a las provincias productoras y que dirige actualmente el gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, un hombre ligado a Sergio Massa, es otro dato para el nuevo escenario petrolero del país. Incluso se lo menciona al gobernador bonaerense Axel Kicillof, provincia que no tiene representación, como uno de los apuntaladores del espacio.

Todas las acciones apuntan a una “redistribución” del poder petrolero. Durante los pasados cuatro años el mandatario neuquino, Omar Gutiérrez, y el por entonces senador y sindicalista Guillermo Pereyra tuvieron casi el monopolio de la representación en las negociaciones del sector. Ese parece ser uno de los puntos en disputa. Ambos tienen la tarea ahora de reconstruir relaciones tras quedar vinculados como socios estratégicos de la anterior presidencia.

Incluso el presidente Fernández, después de la polvareda que levantaron sus dichos, convocó de primera mano y sin intermediarios a la cúpula de directivos petroleros del país. Una reunión que era muy esperada por el sector que busca, desde hace meses, definiciones. Por primera vez en años no hubo mediación neuquina.

En la provincia las alarmas, por un brusco cambio de rol, se encendieron. Sin embargo, confían, que no será la política sino la geología la que definirá el lugar que ocupará la provincia y Vaca Muerta en el escenario petrolero nacional y en el portafolio de las inversiones.


Las frases de Alberto Fernández


Alberto Fernández sobre Vaca Muerta

«En la Argentina hay baja exploración para buscar nuevos yacimientos y muy baja explotación secundaria y terciaria».

«Tiene que ver con que la Argentina en un momento se enamoró de Vaca Muerta. puso todos los incentivos y los esfuerzos allí y desincentivó el resto de la producción».

«Hay que hacer y lo estamos trabajando con (el secretario de Energía, Sergio) Lanziani para incentivar todo».

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¿Cómo funciona la recuperación terciaria?


Es la tercera a técnica que se utiliza en un pozo convencional. Primero produce, después se utiliza agua o gas para “empujar”el crudo remanente y finalmente, con polímeros (geles, vapores y químicos, entre otros) se “barre” el reservorio.

No funciona en todos los pozos. La formación debe tener baja salinidad y condiciones geológicas particulares. Se utilizan plantas para la inyección del polímero que son importadas.

Elevadas cantidades. Se inyectan una docena de toneladas de polímeros (en su mayoría importados) y unos 5.000 m3 de agua al día para alimentar los pozos inyectores que se necesitan.


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