Javier Milei marca la agenda 2024 con el DNU y la ley ómnibus
OPINIÓN | El inicio del nuevo año está signado por los cambios regulatorios impulsados por el presidente de la Nación.
Por Gustavo Pérego (director de la consultora ABECEB).
Luego de un año de campaña, donde el poder legislativo estuvo prácticamente congelado gracias a una agenda electoral interminable, la llegada del nuevo gobierno no solo promete una política de shock sino también de liberalización económica a una velocidad jamás vista.
El presidente Milei con su Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) muestra una clara señal que apunta a centralizar la agenda política en 2024, donde busca identificar obstáculos y acumular apoyo social en un contexto crítico de inflación y caída de la actividad económica. Con el fuerte alcance del DNU y la Ley Ómnibus, el presidente confirma sus postulados de campaña y genera un fuerte debate en la opinión pública: desregulación y competencia versus prebendas, subsidios y obstáculos normativos tradicionales. Es un claro desafío a la política tradicional, y aunque no tiene garantía de éxito, hoy es políticamente positivo para su imagen.
El decretazo de desregulación, acompañado por un proyecto de ley que modifica todos los ámbitos de lo público en Argentina, muestra la osadía de un gobierno que aprendió con los errores de Cambiemos en 2015, cuando optó por el gradualismo. Este conjunto de decretos y leyes muestra tanto ventajas como disfuncionalidades, siendo que, en este contexto con severos problemas en la macroeconomía, el proceso transformador tendrá condicionado su éxito real, pese a las desregulaciones que se impulsan.
El presidente confirma sus postulados de campaña y genera un fuerte debate en la opinión pública: desregulación y competencia versus prebendas, subsidios y obstáculos normativos tradicionales.
Gustavo Pérego, director de la consultora ABECEB.
El nuevo marco regulatorio se centra en reducir los costos de transacción y acotar el espacio para la operación de los beneficiarios de esa renta. Sobresalen las medidas para reducir los costos en el mercado laboral y eso es positivo. La creación de puestos de trabajo es una condición primordial para la gobernabilidad. La iniciativa puede considerarse suave, ya que se limita a cuestiones como el período de prueba o los cambios voluntarios en las condiciones de cese. Es difícil que el efecto sea significativo en el corto plazo, sin embargo, muestra voluntad política de iniciar cambios en un régimen laboral arcaico que no ha logrado romper los techos del empleo formal privado en los últimos 20 años.
Pero, más allá del proceso de desregulación que se logre a lo largo de este año, una de las distorsiones que más incrementa los costos de transacción es la inflación. Es muy difícil que las señales de precios no sufran distorsiones, más allá de que los mercados se desregulen. Es por ello, que el nuevo gobierno se aferra a una estrategia de overshooting de la devaluación a fin de darle espacio para recomponer reservas de corto hasta la llegada de la cosecha gruesa, donde al mismo tiempo con una estampida inflacionaria de corto busca reacomodar los precios relativos para así resetear la economía y comenzar a pelear el proceso de reforma. Es importante entender que el alto apoyo del que disfruta Milei, pese a un alza inflacionaria anualizada arriba de los 7.000% de corto plazo, solo se sostiene en base a una creencia ciega del votante en su capacidad de mostrar resultados contra la inflación en los próximos meses.
Por otro lado, tanto en el decreto como en la Ley Ómnibus se destacan las desregulaciones propuestas para los mercados de salud, comercio minorista, turismo, energía, minería, aerocomercial, telecomunicaciones y cambios en el régimen de propiedad de empresas públicas entre otras. Sin embargo, cabe destacar que es difícil que la desregulación vía DNU sea un instrumento potente para reforzar los incentivos si la seguridad jurídica de la norma está en discusión. Los incentivos a la inversión pierden vigor cuando los emprendedores y las firmas carecen de acceso fluido al crédito bancario y los mercados de capital. Es por ello, que la forma en la cual el Congreso trate las propuestas de leyes enviadas por el Ejecutivo mostrará hasta qué punto el sistema político está dispuesto a aceptar los cambios y a partir de allí plantear un nuevo marco de seguridad jurídica para las inversiones.
Hoy el gran desafío de Milei es potenciar la inversión y el crecimiento en un contexto de estanflación. Este escenario de fuertes desequilibrios dista de ser el mejor para intentar reformas estructurales de largo alcance, sin embargo, son las señales que el gobierno busca dar al mercado de un cambio de rumbo radical. Esto no implica que las reformas, que son necesarias, no se hagan. Sólo quiere decir que hay que tomar en cuenta las restricciones específicas. La iniciativa de desregulación está en contradicción con la existencia de cientos de regulaciones en Argentina asociadas a la represión financiera como el control de tasas de interés, el cepo y los tipos de cambio múltiples, tan conocidos a lo largo de nuestra historia.
Es difícil que la desregulación vía DNU sea un instrumento potente para reforzar los incentivos si la seguridad jurídica de la norma está en discusión.
Gustavo Pérego, director de la consultora ABECEB.
Frente a estos desafíos, una agenda de desregulaciones y libertad individual, tal como lo plantea el presidente, buscará avanzar por el pantanoso Congreso de la Nación. Es posible que sean necesarias correcciones a muchas de las iniciativas presentadas por el Ejecutivo Nacional, sin embargo, lo que no debe haber ninguna duda es que Argentina necesita un cambio de 180 grados para volver a vislumbrar un futuro digno nuevamente.
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