Lo prometido es deuda (y ajuste): las claves del nuevo y duro comienzo que propone Javier Milei

El presidente electo recibe una economía profundamente deteriorada. Qué cambios y decisiones pueden esperarse en Argentina inmediatamente después del cambio de mando presidencial. Anticipan duros efectos iniciales.

Pasó el balotaje. Con él terminó un proceso electoral largo e intenso, pero también con él se da inicio a una etapa nueva e inédita para la República Argentina. Javier Milei, un economista libertario, fue elegido para que dirija los destinos del país.

La contienda electoral se desarrolló en un contexto de gran inestabilidad y crisis económica. En paralelo, la economía se erigió como la principal preocupación y demanda de la sociedad argentina.

En ese sentido, es llamativo que la pelea final por la presidencia se haya dirimido entre el responsable de la situación económica nacional y alguien que promete “un ajuste más duro que el que propone el Fondo Monetario Internacional (FMI)”. Finalmente, las urnas le dieron al segundo un triunfo por más de 11 puntos porcentuales, según los datos del escrutinio provisorio.

Javier Milei. Se anticipan meses muy duros en el comienzo de su gestión.

Sin el afán de simplificar el análisis político, esbozamos dos posibles lecturas de este nexo entre lo económico y lo político. La primera es que los argentinos están dispuestos a “ajustarse los cinturones” y soportar un mayor ajuste con el propósito de consolidar un cambio dirigencial y con la esperanza de ver luz al final del largo túnel. La segunda es que, aunque hay en la sociedad una conciencia muy formada de que los tiempos que se avecinan serán duros, no hay claridad sobre los alcances precisos de las medidas que se proponen.

La Libertad Avanza, en su plataforma electoral, alude a reformas de primera, segunda y tercera generación. Asimismo, Milei plantea que hará un “ajuste de shock” y que “no hay lugar para gradualismos. ¿Qué podemos esperar que acontezca en lo inmediato con la economía de esta nueva Argentina?


Plano cambiario y monetario


El próximo gobierno iniciará su gestión con un importante atraso cambiario real y pocos dólares en las arcas del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Según datos de la autoridad monetaria, en noviembre el índice de tipo de cambio real multilateral (ITCRM) tocó su valor más bajo en los últimos 8 años y las reservas internacionales brutas de Argentina se encuentran en su nivel más bajo desde abril de 2005. Incluso, si a estos activos se le restan los pasivos que la entidad tiene en moneda extranjera (por ejemplo, el swap con China, los encajes de los depósitos en dólares y los préstamos con organismos internacionales), se estima que las reservas netas serían negativas en alrededor de 10.000 millones de dólares.

Por tal motivo, se descuenta que Javier Milei aplique un salto devaluatorio del tipo de cambio oficial en diciembre para revertir el rojo de las cuentas externas y recuperar el stock de reservas internacionales. No es posible conocer qué precio tendrá el dólar tras la asunción del nuevo gobierno, pues también dependerá de la inflación que se registre de aquí al 10 de diciembre.

Se descuenta que Javier Milei aplique un salto devaluatorio del tipo de cambio oficial en diciembre para revertir el rojo de las cuentas externas.

Una posible aproximación es el tipo de cambio al que se celebran los contratos de dólar futuro en Rofex: para diciembre, el mercado espera un dólar oficial a $800,10 (un salto de más del 100%). Asimismo, trascendió que el plan del equipo económico de Javier Milei es avanzar hacia una unificación cambiaria con un dólar a $650. Además de la devaluación, en el muy corto plazo se puede esperar una simplificación cambiaria, con eliminación de regulaciones y reducción en la cantidad de tipos de cambio vigentes. En la transición hacia la eliminación del cepo, seguirá siendo relevante el mercado de dólar blue, aunque la intención es reducir la brecha con el dólar oficial.

De acuerdo a lo declarado por el presidente electo, el desarme del cepo cambiario tendrá lugar al cabo de un tiempo. El primer paso hacia ese objetivo será resolver el problema de los pasivos remunerados del BCRA. “Tenemos una solución diseñada” y “se van a honrar los compromisos”, dijo Milei en una entrevista reciente. La idea es canjear ese enorme stock de pesos y de inflación contenida por nueva deuda externa. En caso de prosperar el plan, se descarta la instauración de un nuevo “Plan Bonex” pero, a cambio, Argentina incrementaría su deuda externa en más de U$S 20.000 millones. Se desconocen los detalles de la instrumentación y el eventual origen de esos fondos.

Dato

$800,10
Cotización del dólar en contratos celebrados a diciembre de 2023 en Rofex (cierre del 24 de noviembre).

Las intervenciones en el mercado de bonos para mantener a raya la cotización del dólar MEP, los programas de incremento exportador para contener la del dólar contado con liquidación y los operativos en cuevas para obstaculizar el funcionamiento del mercado cambiario informal serán cosa del pasado desde el 10 de diciembre. ¿La dolarización? Sigue en carpeta, pero no es algo cuya implementación suceda a la brevedad. “La idea es que la podamos instrumentar en un año”, señaló el presidente electo.


Plano fiscal


El desequilibrio de las cuentas públicas de Argentina es un problema crónico, y el estado de situación actual no es una excepción. La prioridad número uno de Javier Milei es arribar al equilibrio fiscal ya desde 2024. Más precisamente, se pretende lograr déficit financiero cero; o sea, incluyendo el pago de intereses de la deuda. Por tanto, podemos reformular el objetivo del gobierno entrante: cerrar el año que viene con superávit fiscal primario.

El programa de ajuste fiscal que maneja el gobierno entrante consiste en un recorte del déficit público de 15 puntos del producto bruto interno (PBI), de los cuales 10 corresponden al balance del BCRA y 5 al Tesoro.

En su primer día en funciones, el nuevo gobierno convocará a sesiones extraordinarias en el Congreso de la Nación y enviará un paquete de leyes para su tratamiento. El mismo tiene como eje central la reforma del estado, que entre otras cosas establece la reducción del número de ministerios de 18 a 8, y sentaría las bases para avanzar en la privatización de empresas públicas.

Dato

15 puntos del PBI
Es el recorte del déficit fiscal y cuasifiscal que planea realizar Javier Milei en 2024.

En línea con ello, es esperable que en los primeros días de gestión se lleve adelante un importante recorte del empleo en el sector público nacional, con olas de despidos. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), la dotación de personal de la administración pública nacional, empresas y sociedades ascendía en agosto último a 343.431 empleados. Sin embargo, persiste la duda sobre las decisiones que las administraciones provinciales puedan tomar en este sentido, porque si bien no se espera una reforma tributaria en el corto plazo ni cambios en el régimen de coparticipación, sí pueden reducirse sensiblemente las transferencias de Nación a las provincias y una eventual recesión podría impactar negativamente en las recaudaciones locales.

También se espera una inmediata paralización de las obras públicas, incluso las ya licitadas, y su reemplazo por un sistema de iniciativa privada, para garantizar que “el ajuste lo pague la política y no la gente de bien”, en palabras de Milei. Sin embargo, el impacto de esta medida en términos de empleo sería muy significativo, considerando que la construcción es uno de los sectores más mano de obra intensivos de la economía. “Ya hay telegramas de despido en empresas ligadas a la obra pública”, señaló el jueves el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), Gustavo Weiss.

Es esperable que en los primeros días de gestión se lleve adelante un importante recorte del empleo en el sector público nacional, con olas de despidos.

También se espera en el corto plazo la eliminación y el recorte de subsidios. Ello implicaría aumentos de tarifas en las facturas de luz, agua y gas, el aumento del precio de los combustibles y de los pasajes en Aerolíneas Argentinas (cuya privatización está prevista), la desaparición del programa turístico Previaje, de los programas Ahora 12, de los créditos a tasas bajas de organismos y entidades del estado, la suspensión de las moratorias previsionales, etc. En paralelo, se prevé una inmediata desregulación y desindexación de varios precios de la economía, como ser la medicina prepaga, internet, televisión, telefonía y alquileres. La ley de alquileres se derogaría en el corto plazo y los contratos de locación se celebrarían según lo establecido en el Código Civil. También se espera la inmediata finalización de los controles de precios.

La doctrina de la no injerencia estatal sumó un nuevo capítulo este miércoles con las tajantes definiciones de Milei sobre los problemas que los tomadores de créditos UVA afrontan y afrontarán por la alta y creciente inflación. “¿Usted tomó una decisión renta-riesgo, y como el resultado es adverso usted quiere que lo pague otro? Eso es incorrecto”, sentenció. Un ejemplo particular pero que brinda una definición crucial para lo que viene: del mismo modo en que el estado no se entrometerá en las decisiones individuales, tampoco debe esperarse que lo haga en la solución de los problemas derivados de ellas.

“No tenemos plata”, “no se negocia el equilibrio fiscal”, y “ministro que gasta más, lo echo”. Tres frases de Javier Milei durante la semana que grafican acabadamente el shock fiscal que se avecina.


Las consecuencias


El presidente electo avisa a la población que se vienen “seis meses muy duros”. El ajuste, entonces, no lo pagará solo la política, sino también el ciudadano de a pie. Los efectos inmediatos de la nueva política económica serán, principalmente, más inflación y recesión.

La corrección de precios relativos derivará en una aceleración inflacionaria. En primer lugar, habrá un traspaso a precios del salto devaluatorio: en una economía con tanta dependencia de los bienes transables, el tipo de cambio es una variable muy significativa en el vector de precios. En segundo lugar, el recorte y supresión de subsidios se trasladará de manera directa e indirecta a precios. Directamente, por lo que los consumidores finales pagan por los bienes y servicios alcanzados. Indirectamente, por el impacto de la medida en la estructura de costos de las empresas y su eventual traslado a precios. En tercer lugar, la liberalización de precios clave de la economía echará más leña al fuego inflacionario.

«Ministro que gasta más, lo echo».

El presidente electo, Javier Milei.

El aumento del nivel general de precios erosionará el poder adquisitivo de la población, y el ajuste fiscal incrementará la tasa de desempleo. Es esperable, por ende, un aumento de las tasas de indigencia y pobreza, y que se resienta el componente más importante de la economía argentina: el consumo. Esto, a su vez, generará más desempleo y más pobreza.

La sustancial diferencia de votos obtenida en el balotaje le otorga al presidente electo mucha legitimidad de origen. Pero, aun más importante, es que la coherencia entre lo que posiblemente haga una vez en el poder y sus antipáticas promesas de campaña le dará legitimidad de ejercicio. Más del 55% del electorado votó a un candidato que hizo de la motosierra su emblema.

La coherencia entre lo que posiblemente haga una vez en el poder y sus antipáticas promesas de campaña le dará a Milei legitimidad de ejercicio.

La tolerancia de la gente dependerá de cuánto tiempo demorará en erradicar la inflación y en retornar a la senda del crecimiento, pero también de la existencia o no de mecanismos de asistencia, sobre todo para las clases sociales más vulnerables. Al respecto, Milei afirmó que “el ajuste no lo van a pagar quienes no tienen para comer, lo que están recibiendo un plan, los que están en el norte”. Una aseveración imprecisa pero que podría interpretarse como una continuidad de los programas de ayuda social.

Ello no significa que los ya castigados estratos sociales de menores ingresos no sufran los embates de la profundización del ajuste. Lo que sí queda en evidencia es que hay conciencia en el gobierno entrante de que el margen de tolerancia de ese sector social es reducido. Es una buena noticia. Sin embargo, no se han anunciado aún líneas de acción para amortiguar el impacto sobre la también castigada clase media argentina.


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