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Los peligros que tiene la tarjeta de crédito en escenarios de alta inflación

En este contexto, la tasa de crecimiento del gasto familiar es -por lo general- mayor a la de los ingresos que generan los salarios. El problema se concentra en aquellos que no tienen capacidad genuina de ahorro. Cinco puntos clave que ayudarán a comprender las consecuencias del mal uso del plástico.

Los gastos con tarjeta de crédito crecen en momentos de crisis como los actuales.

La inflación sigue golpeando a los bolsillos de los consumidores. El ajuste que está realizando el Gobierno sobre toda la población, sin dudas, está siendo activado por esta vía.

Ayer el Indec dio a conocer la inflación de abril que se ubicó en el 6% y suma más del 23% en estos primeros cuatro meses del año. Frente a este escenario de aceleración de precios, el Banco Central subió nuevamente la tasa de interés de referencia, uno de los requisitos del FMI que figura en el acuerdo firmado entre el Gobierno y el organismo. Los ahorristas, festejan.

Pero los efectos de tasas altas dificultan el panorama para aquellos sectores de clases medias y medias bajas que están fuertemente endeudados con tasa variables o que les cuesta llegar a fin de mes.

Cuando el Banco Central sube la tasa de referencia aumenta, por lo general, el costo de la tarjeta crédito, de la financiación y de los préstamos atados a tasas variables. Al encarecerse el sistema, menos gente compra bienes financiados. Y a los que compren con crédito, les va a empeorar el bolsillo porque van a pagar más interés. En definitiva, la medida termina siendo un desaliento del consumo.

Dato

150%
es el costo financiero total sobre un crédito personal que hoy están ofreciendo las entidades bancarias.

Hoy el asalariado debe tener algunas prevenciones en el uso de la tarjeta de crédito, en especial aquellos que no tienen capacidad de ahorro. Hay 5 puntos clave para no caer en un problema con los bancos.

-Lo principal es entender que, en estos momentos de alta inflación, la suba de los salarios va por la escalera y, los gastos de una familia, por el ascensor. Hasta el mes pasado, los bancos alentaban el consumo de las tarjetas subiendo los límites para que uno incremente sus gastos y, en algún momento, se tiente a pagar el mínimo. Un grave error. Es en este punto donde el portador del plástico queda en manos de la entidad bancaria, quien le financia, el gasto que no pudo cancelar, a tasas del 51% nominal anual, índice que representa un costo financiero total del 78,5%.

-En momentos de alta inflación, este es un punto de inflexión para el dueño de la tarjeta de crédito ya que su sueldo crecerá muy por debajo de las tasas de financiamiento mencionadas. Es decir, empieza a correr por detrás de los acontecimientos e ingresa en un círculo vicioso que puede complicar seriamente la dinámica de su economía familiar. Cuanto más tiempo pase sin cancelar esa deuda más complicado se pondrá el tema. Y más beneficios logra el banco.

Con salarios pulverizados, es difícil poder asumir deudas que vienen de meses de arrastre.

-Hoy las entidades bancarias, con la avidez por la rentabilidad que las caracteriza, están reorientando su financiamiento. ¿Qué significa esto? Dejan de financiar a través de las tarjetas de crédito y ofrecen a sus clientes otros préstamos -más lejos de la regulación del Banco Central que pone techo del 51%- que resultan más onerosos para quien pagó el mínimo. La trama se inicia con un llamado del banco para ofrecerle un préstamo personal para cancelar la bola de dinero generada por pagar durante meses el mínimo de la tarjeta. Ofrecen hasta 12 cuotas fijas, algo que tienta al consumidor, pero que terminan en un costo financiero total de más del 150%, cerca del doble de lo que pagaría si sigue refinanciándose con la tarjeta.

-Los bancos trabajan con el tiempo a su favor. El cliente acumula pagos mínimos durante meses y llegará un momento en que la deuda será tan grande que ni siquiera esos pagos mínimos podrá hacer frente. Allí aparece el llamado de un empleado de la entidad para ofrecerle la salida con un crédito personal sobre el que se pagan tasas exorbitantes. Lo que debe hacer el deudor es recurrir a un familiar, amigo o empresa en la que trabaja para que le preste el dinero y cancelar toda la deuda con el banco. Cambiar de acreedor lo sacará del asfixiante momento que estará pasando. No debe recurrir a ninguna financiara u otro prestamista por fuera del sistema porque eso, por lo general, no termina bien.

-Si no hay familiar, amigo o una política social en la empresa en la que trabaja que le quiera dar una mano con este problema, entonces la única salida es frenar el gasto con tarjeta de crédito e ir pagando solo los mínimos que trae acumulados de meses anteriores. Este esquema le permitirá ir cancelando la deuda a una tasa cara pero no exorbitante, hasta que la inflación vaya cediendo y el poder adquisitivo del salario tenga una recuperación. Esto es lisa y llanamente hacer un ajuste en el presupuesto familiar: disminuir los gastos para poder cancelar la deuda.


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