En Bariloche la falta de alquileres condiciona la vida de los universitarios

En la del Comahue cayó el número de ingresantes, lo mismo que en el terciario. En la de Río Negro el fenómeno es menos marcado. Es fuerte la presión del turismo sobre el mercado.

La crisis habitacional y la escasez de alquileres se profundizan cada vez más en Bariloche y comenzaron a influir en la matrícula universitaria, que registra una caída en el número de ingresantes, atribuida en parte a la dificultad para conseguir alojamiento.

El decano del Centro Regional Universitario Bariloche de la Universidad Nacional del Comahue (Unco), Marcelo Alonso, dijo que se trata de una limitación evidente y están preocupados por el tema. Señaló que la universidad cuenta con casas institucionales del IPPV que permiten alojar a 28 estudiantes. Quienes postulen a esa beca deben cumplir condiciones relacionadas con su situación socioeconómica y también con un piso de rendimiento académico. Pero la oferta es muy restringida.

“Tenemos registro de que algunos hicieron el trámite de inscripción pero si no consiguen la beca ni un alquiler conveniente nunca inician sus estudios. O directamente no se inscriben”, dijo Alonso.

Esta época del año es crucial para esa decisión, porque las ventanas de inscripción acaban de cerrar, el CRUB comenzó a dictar este mes los cursos de ingreso y las clases comienzan el 6 de marzo. Para encontrar alquiler los jóvenes deben moverse con rapidez, en un mercado de escasísima oferta, que apenas se reactiva algo con el fin de la temporada turística.

La Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) tiene detectada una dificultad similar en relación a los impedimentos que enfrentan los estudiantes. Y otro tanto ocurre en el Instituto de Formación Docente, que brinda los profesorados de educación inicial, primaria, especial y filosofía, y donde cursan unos 2.500 estudiantes de Bariloche y la Región.

En el asentamiento local de la Universidad del Comahue la inscripción 2020 (la última prepandemia) registró el ingreso de 778 alumnos. Desde entonces el declive fue cada vez más notorio. En 2021 ingresaron 737 alumnos, en 2022 el número bajó a 527 y este año fueron apenas 445.

En la cartelera de la Universidad del Comahue un aviso que ofrece alquiler para estudiante.

Las carreras más demandadas fueron históricamente el profesorado de Educación Física y la licenciatura en Enfermería. La responsable del área de Ingreso y Permanencia, Melina Paoloni, dijo que en Enfermería tuvieron un descenso más pronunciado que otras carreras (hasta un 50%) y lo atribuyó a la crisis económica, ya que es una opción que suelen concentrar estudiantes de bajos recursos.

De todos modos Paoloni dijo que en la retracción de la demanda estudiantil intervienen también otros factores. “Hemos visto un cuello de botella que tiene que ver con la acumulación de materias adeudadas del secundario a partir de la pandemia -explicó-. Son muchos los chicos a los que les cuesta terminar”.

El vicerrector de la UNRN Zona Andina, Diego Aguiar, dijo que en esa casa de estudios no hay una caída en las inscripciones respecto del promedio histórico. Sí bien el número se redujo este año en relación a 2022, lo relacionó con el interés que generó la apertura de Medicina, ahora en parte aplacado.

Aguiar puntualizó que la inscripción 2023 en la UNRN para las 19 carreras que dicta en Bariloche fue completada por 1.656 alumnos y sumado El Bolsón alcanzaron a 1.816. El año pasado habían sido 2.086. La diferencia está dada por Medicina, estrenada en 2022 con 485 inscriptos, que este año pasaron a ser 179.

Según el directivo, la cuestión habitacional de los estudiantes “es una problemática grave” y en la Universidad registran “más consultas en El Bolsón que en Bariloche”. Dijo que en cierto modo es un tema que excede a la UNRN, que no tiene residencias en ninguna de sus sedes, ya que el foco está puesto en las inversiones para edificios de aulas y laboratorios. Opinó que la provincia podría contemplar el tema, con albergues para estudiantes rionegrinos como “las que tiene o tuvo” en Buenos Aires y en La Plata.

La jefa del Departamento de Vida Estudiantil de la UNRN, Irene Silin, dijo que el problema habitacional es “dramático”. Subrayó que en Bariloche no existe una oferta estable para estudiantes ni una tradición de “pensiones”, como ocurre en otras localidades. Señaló que incluso hay alumnos avanzados que desistieron de continuar sus estudios por no encontrar alojamiento. Recordó al menos dos casos, uno de ellos un joven de Caleta Olivia.

Señaló que “los chicos y sus familias buscan mucho, de manera infructuosa y lo más común es que terminen alojados en un hostel, con acuerdos especiales, hasta que empiezan a conocerse y acuerdan para alquilar entre varios”.

El presidente del Centro de Estudiantes del CRUB, Juan Lago Fernández, dijo que “hasta el año pasado el 55 ó 60%” de los alumnos eran barilochenses y el resto, procedentes de otras localidades. Pero esa proporción tiende a cambiar, porque a todos (locales y foráneos) cada vez les cuesta más mudarse para estudiar.

Dijo que el problema de los alquileres “es uno de los principales factores” que desalienta la inscripción y otro es “el económico laboral”. Señaló que los estudiantes en algunos casos se agrupan para alquilar o buscan solo una habitación o cuarto de pensión, generalmente por redes sociales. Pero la oferta es magra y “además hay varios casos de estafa”.

Melina Paoloni confirmó que cada vez es menor el número de estudiantes migrantes, aunque no lo tienen cuantificado. “Nos escribieron varios de la Línea Sur y nos dicen que no consiguen alquileres”, aseguró. Algunos se anotan en noviembre o diciembre para iniciar una carrera y recién en febrero, en vísperas del inicio de clases, se ponen a buscar departamento, pero no consiguen y terminan por desistir. Un alquiler promedio por dos ambientes no baja de los 100 mil pesos y aun si dos o más estudiantes se juntan para repartir gastos les resulta difícil de sostener.

Los que viven más cerca, por ejemplo en El Bolsón y La Angostura, terminan por quedarse en sus casas y viajar todo lo que sea necesario, incluso varias veces por semana.

Paoloni dijo que también la pandemia dejó una práctica aceitada de clases virtuales y costó bastante la vuelta a la presencialidad. “Son muchas las consultas por carreras a distancia, pero la Universidad todavía no tiene una oferta de ese tipo”, afirmó.

Además de las casas institucionales y la oferta acotada de becas de la que dispone el CRUB, existen organizaciones no gubernamentales con propuestas específicas para estudiantes mujeres, por ejemplo OPJ (Orientación para la joven) y la iglesia Metodista. Aunque son muy pocas plazas.

Paoloni dijo que la Universidad tiene registrada también una cierta frustración y una “participación baja” de los estudiantes en propuestas colectivas o de búsqueda de soluciones para problemas comunes. Refirió a modo de ejemplo que el año pasado lanzaron una encuesta voluntaria para conocer las causas de la deserción y “de 500 estudiantes que recibieron el formulario solo contestaron ocho”.

Alonso dijo que la crisis de los alquileres, además de afectar a los trabajadores de Bariloche en general, “repercute sin duda” en la baja de inscripciones universitarias. Consideró que el contexto de la ciudad ayuda muy poco por la falta de planes habitacionales, de estímulo fiscal a las locaciones estudiantiles y también “por las temporadas turísticas ampliadas” que restan oferta de alquiler permanente.

“Hemos visto un cuello de botella en la acumulación de materias adeudadas del secundario a partir de la pandemia”.

Melina Paoloni, del área de Ingreso y Permanencia del CRUB.

En el terciario ocurre exactamente lo mismo


En el ámbito terciario no universitario también hay una merma de inscripciones relacionada con la dificultad para conseguir alojamiento. El Instituto de Formación Docente dicta en esta ciudad cuatro carreras, incluido el profesorado de Filosofía, que se creó el año pasado y no tuvo la repercusión esperada.

El coordinador de Formación, José Giménez, dijo que esperaban para este año una matrícula mayor, pero “después de la pandemia se produjo una disminución, que no es significativa pero obliga a poner atención”. Dijo que el Instituto históricamente atrajo un buen número de estudiantes de la Línea Sur, pero ahora esa afluencia está muy raleada.

“Los estudiantes nos dieron a conocer que no consiguen alquiler -aseguró Giménez-. Es un tema que trasladamos a la provincia y al municipio, porque nosotros no tenemos respuesta”.

Señaló que es un problema “acuciante” que abarca a los docentes y a toda la población de Bariloche, ya que un alquiler básico no baja de los 80.000 ó 100.000 pesos.

Dijo que, salvo en el profesorado de Inicial, la inscripción cayó entre un 20 y un 30%.

En Filosofía esperaban iniciar con unos 40 cursantes pero solo lograron interesar a 20. “Muchos se inscriben y después no vienen. No sabemos bien los motivos, pero lo habitacional seguramente tiene que ver”, afirmó. También están aquellos que dejan de estudiar por razones de trabajo.

En esta época del año las aulas de las universidades comienzan a poblarse en todo el país a partir del fin del receso. Foto Alfredo Leiva.

Las acciones que se encararon y que no dieron resultado

Otra iniciativa que está en carpeta es construir residencias estudiantiles con presupuesto nacional. Se podría disponer de tierra apta en el predio del CRUB del barrio La Cumbre, donde hace poco se inauguró un enorme gimnasio.

El decano Marcelo Alonso dijo que desde el CRUB iniciaron contactos con el municipio para evaluar algún registro de viviendas, departamentos y sobre todo habitaciones “disponibles para estudiantes”, hasta acá sin mayor resultado.

Según Alonso, otra cosa de la que se habló alguna vez es que la feria internacional que aspira a organizar Bariloche, programada para 2027, deje edificios y dependencias que luego puedan reconvertirse en alojamiento para estudiantes. Pero serían una variante de mediano plazo.

El vicerrector de la UNRN Diego Aguiar refirió también que siguen con atención un proyecto aprobado el año pasado en la Legislatura de Río Negro para facilitar la radicación de jóvenes que deben cambiar de localidad por razones de estudio, en casas de personas mayores.

Se trata del programa “Convive”, que presentó la legisladora María Grandoso (FdT) y fue aprobado en la última sesión del año.

Según indicó la autora en aquel momento, la idea es promover “la convivencia y colaboración mutua de adultos mayores y estudiantes universitarios”, de modo que aquellos que viven solos o tienen espacio de sobra en sus viviendas puedan alojar estudiantes a cambio de “una colaboración con los gastos, ayuda, acompañamiento o la realización de ciertas tareas”, con un formato “voluntario y no lucrativo”, y con seguimiento del Estado, según explicó en la presentación.

En números

445
ingresantes tiene este año la Universidad del Comahue en Bariloche, un 45% menos que en 2021.

1.816
se inscribieron en la UNRN este año (Bariloche y El Bolsón) contra los 2.086 de 2022.

20%
cayó la inscripción de ingresantes a las carreras que ofrece el Instituto de Formación Docente en Bariloche.



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