Informe especial: Edersa debe $9.500 millones, lo mismo que se pagó por su privatización

A pesar de que dejó de cumplir con los pagos por la compra de energía a Cammesa, la distribuidora rionegrina hizo inversiones en otras empresas del grupo Neuss, a las que incluso les prestó dinero.

La empresa de electricidad rionegrina Edersa acumula una deuda por la compra de energía que iguala, en dólares oficiales, lo que se pagó hace 25 años por su privatización: casi 10.000 millones de pesos. Sin embargo, eso no impidió que los accionistas de la compañía, el Grupo Neuss, direccionaran fondos de la concesionaria hacia otras firmas de conglomerado empresario, mediante contrataciones, adquisiciones y hasta préstamos.

Edersa distribuye la electricidad en todo el territorio de Río Negro, menos Bariloche y Río Colorado, donde funcionan cooperativas. El único ingreso que tiene es la facturación a sus 236.000 clientes.

En 2014 la empresa comenzó a incumplir con los pagos a la Compañía Argentina del Mercado Mayorista Eléctrico SA (Cammesa), que se encarga de cobrarles a las distribuidoras y pagarles a los generadores y transportistas.
Esa conducta se agravó después de 2016 hasta llegar al 30 de abril de este año a 9.452.568.604 pesos, según el balance 2020 de Edersa, que equivale a aproximadamente a 25 meses de compra de energía.

El costo de abastecimiento es un cargo que los distribuidores como Edersa les cobran sus clientes (en la jerga se llama “pass throught”) y deben transferir a a su proveedor, Cammesa. No debería ser utilizado para otro fin.

Historia
La historia de la privatización de Edersa, que tiene ya un cuarto de siglo, está plagada de estos manejos irregulares que los gobiernos radicales promovieron primero y luego permitieron. Y que, por acción u omisión, continuaron con Weretilneck y ahora con Arabela Carreras.

Bajo esas mismas circunstancias el grupo Neuss se quedó, a finales de 2013, bajo el gobierno de Weretilneck, con el paquete accionario, que entonces estaba en manos de Camuzzi y de fondos de inversión del exjefe de Gabinete nacional Chrystian Colombo.

Los Neuss, descendientes del apellido de la gaseosa sabor pomelo, prometieron desendeudar la compañía, a la que los inversores originales le habían transferido en 1998 las obligaciones del crédito bancario en dólares que tomaron para pagarle al Estado el ingreso a la concesión.

La relación con Weretilneck se tensó y ya nunca se recuperó. El Ente Provincial Regulador de la Electricidad (EPRE), cuya gestión tiene apariencia técnica pero es política, le retaceó los aumentos de tarifa que reclamaba Edersa y que habían sido parte de los compromisos del gobierno con los nuevos accionistas, a cambio de aliviar a la empresa rionegrina de esa pesada deuda bancaria en dólares.

Los Neuss pagaron esa deuda, que para entonces era de casi 31.000.000 de dólares, pero sin hacer aportes de capital a Edersa (no aparecen en el estado de evolución del patrimonio neto, al que este diario tuvo acceso) sino con fondos que recibía de la facturación a hogares, comercios, industrias, chacras, incluido lo que cobraba a cuenta de Cammesa. Entre abril y junio de 2016 se hicieron los últimos pagos, en coincidencia con el inicio del incumplimiento en el pago de la energía mayorista.

En ese momento, la deuda ya no era íntegramente con entidades financieras externas: el acreedor de 15.823.825 dólares de capital y 2.581.043 dólares de intereses había pasado a ser Neuss Financial Holding, otra de las empresas del grupo. El resto quedó en manos del banco Exprinter de Uruguay, que cerró tiempo después.

El Grupo Neuss fue sumando otros ingresos generados por Edersa: le cobra un “fee” como operador (la ley obliga a que la empresa contrate un operador de reconocida experiencia) de 110 millones de pesos.

Y dejó de contratar a Transpa como operadora de las líneas de alta tensión que forman parte de la concesión para darle la tarea a IPE Neuquén, una empresa que es de los Neuss.

No hablo
La empresa no quiso hablar con este diario para despejar dudas y responder interrogantes. Varias veces dijo que la deuda con Cammesa es consecuencia del desfinanciamiento a la que el gobierno sometió a la empresa al no actualizar la tarifa.

Sí habló Isabel Tipping, la presidenta del ente regulador. Dijo que la deuda por la compra de energía es un problema de Edersa y Cammesa. La secretaria de Energía, Andrea Confini, como representante del poder concedente, no quiso hablar.

Tipping transmitió esperanzas de que en una nueva etapa que se abrió, con la empresa rionegrina en regla con los pagos desde abril, haya una negociación que permita quitarle la deuda de encima al sistema.
Tipping aclaró que eso no será con fondos del Estado ni con dinero de la tarifa porque los rionegrinos ya pagaron por esa energía.

Harz Energía es la marca con la que los Neuss realizan inversiones en energía. Ganaron una de las rondas de licitaciones de energías renovables del ministerio de Energía de la Nación con dos proyectos y cuatro marcas: Parque Solar Villa de María de Río Seco SA, Parque Solar VMRS Mater SA, Parque Solar Cura Brochero SAU y Parque Solar CB Mater SA.

Edersa se asoció con Harz Energía en las cuatro compañías: compró el 30% de sus acciones con tan sólo 120.000 pesos, según el balance 2020.

Pero más que con su papel como inversor, algo no previsto en la privatización, lo llamativo aquí es su debut como “prestamista”. Así se define en los acuerdos a los que llegaron Matías Bourdieu, presidente de Edersa, e Ignacio Layús, titular de las cuatro empresas de energía renovable y miembro del directorio de Edersa, en abril de 2019, mediante un intercambio epistolar que comenzó en abril de 2019 y terminó en octubre y que funcionó como un “contrato entre ausentes”.

En el balance del año pasado, aparece que Edersa les había prestado a estas otras empresas del Grupo Neuss 257.066.245 pesos en 2019 pero que en 2020 el préstamo pasó a ser de 3.658.970 dólares y el deudor es ahora Harz Energy LLC.

También en este caso se trata de dinero que la empresa les facturó a los rionegrinos y destinó a la construcción de dos plantas solares fotovoltaicas en Córdoba.

Una ayudita

Edersa es concesionaria además de la línea de alta tensión que abastece Bariloche desde Alicurá. Weretineck quiso quitarle ese contrato con el argumento de que había vencido. Pero finalmente una acción judicial permitió que nada cambiara.

En el teléfono de Darío Nieto, que era secretario privado del entonces presidente Mauricio Macri, la Justicia halló, en la causa por espionaje ilegal, el siguiente texto: “Neuss le habían estatizado una línea, se la devuelven en la semana. Todo Weretilneck y Río Negro” (sic). El título del apunte es “Deluca” y probablemente se refiera a Sebastián García Deluca, que como secretario del Interior manejaba las relaciones con las provincias.

Pero además, los Neuss tenían un aliado en el ministerio de Energía de Juan José Aranguren porque el subsecretario de Energía Térmica, Transporte y Distribución Eléctrica era Osvaldo Ernesto Rolando, que más tarde fue asesor de Edersa con una remuneración millonaria y desde agosto de 2020, miembro de su directorio.

Así da gusto comprar

Cuando Horacio Massaccesi decidió, en 1995, privatizar el servicio de distribución de electricidad que la estatal nacional Agua y Energía le había transferido a Río Negro apenas cinco años antes, les puso a los oferentes las condiciones de rigor en estos procesos. No obstante, su sucesor, Pablo Verani, le dio al ganador beneficios que, de haber estado en las reglas de juego originales, habrían evitado que el proceso terminara transformado en una deliberada competencia desleal.

Una empresa chilena llamada Saesa encabezó el grupo inversor que se quedó con la privatización, llamado Sodielec. Sus socios eran Camuzzi, que tenía domicilio en Luxemburgo, la argentina Cemento Portland y el Ceicorp (inversora del estadounidense Citibank).

Sodielec pagó 97.000.000 de dólares por la concesión del servicio eléctrico desde 1996 hasta 2091: casi 100 años.

Sodielec, creada sólo a los efectos de participar de la licitación, había tomado créditos bancarios para pagar la entrada a la empresa. El monto original de ese financiamiento es incierto: entre 50 y 70 millones de dólares.

De todos modos, dos años después, decidieron que Edersa absorbiera a Sodielec, que para entonces arrastraba dos créditos, de 35 millones de dólares cada uno, con el Banco de Santiago de Chile y el Citibank.

Esa deuda, consolidada en 70 millones de dólares, pasó a Edersa y los inversores ya no tuvieron que anotarla en sus pasivos.


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