El acuerdo sigue lejos y la ocupación de tierras en Neuquén crece sin control

Los delegados de la toma insisten en que les cedan los terrenos. “Es más fácil que cambien unos empresarios que 2.000 familias”, dicen. Piden alimentos y ayuda médica para los más necesitados.

A 17 días de la primera toma sobre la meseta que rodea a la capital de Neuquén la solución se encuentra lejos y el número de ocupantes crece de manera exponencial: los delegados de las ocupaciones ya hablan de 2.000 familias.

Representantes de las tomas de Autovía Norte y Casimiro Gómez tuvieron ayer al mediodía una reunión con la fiscalía en la que hubo propuestas de ambos lados, pero los avances en la negociación resultaron escasos. De hecho se programó otra mesa de diálogo para mañana.

Emanuel López, vocero de la toma más numerosa, a la vera de la calle Casimiro Gómez, dijo al salir del encuentro que desde la fiscalía les aseguraron que “por lo menos hasta el miércoles no habrá desalojo”.

Una de las propuestas que llevaron los ocupantes fue que haya una contención de la Policía en conjunto con los delegados “para que esto no se desmadre”. Es por el crecimiento sin freno de la ocupación.

También dijo que plantearon que el derecho a la comida y al agua potable es indispensable “por lo que pedimos que nos acerquen alimentos ya que hay 300 familias en estado de extrema vulnerabilidad”.

Además propusieron en la reunión proyectar un “barrio organizado y si hay una posibilidad que sea en el lugar donde estamos” porque “es más fácil que cambien de terreno unos empresarios que se trasladen 2 mil familias”, manifestó Carlos Rojas, vocero de otra de las tomas.

Otro de los puntos que mencionaron en la reunión los delegados, es que la Provincia y la Justicia ayuden con los casos de personas que están en la toma y tienen problemas de salud por la tierra y el contacto con los residuos.

Para mañana los ocupantes llevarán a la Ciudad Judicial un listado de esas personas. Este fue el único punto en común en la agenda de temas abordados. También se conoció, más tarde, que se incrementó la presencia policial.

Representantes de las tomas habían advertido antes del encuentro de ayer que rechazarían la propuesta oficial de realizar un censo y atender los casos urgentes. Pero que al mismo tiempo ordenaba que debían abandonar las tierras tomadas.

Desde la fiscalía se manifestó después del primer encuentro que, si los ocupantes se negaban al ofrecimiento, evaluarían cómo se daría lugar a la orden de desalojo que está momentáneamente suspendida.

Los ocupantes no ven con malos ojos que se haga un censo, pero fueron tajantes en su negativa sobre abandonar el lugar sin alguna propuesta concreta o reubicación.

De la reunión participaron delegados de las tomas, del equipo de mediación de la fiscalía y autoridades de Provincia y Municipio.

Desde ayer los efectivos policiales empezaron a impedir el ingreso de cualquier tipo de elemento que pueda ser usado para consolidar la meseta u ocupar la tierra.

Diferencias en la política

Marcelo Zuñiga, concejal por el Frente de Todos, opinó que ya se ha visto en otros casos que el desalojo “no genera solución” y trajo a colación lo sucedido en el barrio Confluencia. Añadió que tampoco funciona “dejar que se asientan” por la carencia de servicios o el costo de llevarlos en el futuro.

Manifestó que desde su bloque impulsan una mesa de diálogo para abordar el tema con la “complejidad que requiere” con otros mediadores como el Obispado y la Defensoría del Pueblo.

El concejal de Juntos por el Cambio – Nuevo Compromiso Neuquino, José Luis Artaza, dijo que “si no prospera el diálogo hay que sacar a la gente. No se pueden seguir afectando terrenos privados porque sino después se va a extender”.

Desde el FIT, Angélica Lagunas, presentó un proyecto en el Deliberante para que cada semestre la Municipalidad y la Provincia ofrezca 1.000 terrenos sociales con servicios.

En cifras

2.000
aseguran que son las familias que ya se asentaron en la meseta, a 17 días de iniciada la toma de terrenos.
300
de ellas se encuentran en un estado de extrema vulnerabilidad y los delegados piden alimentos y agua.

Una toma cada vez más consolidada en la meseta

El domingo 2 de febrero a la noche comenzó la toma sobre Autovía Norte y horas después se formó otra sobre Casimiro Gómez que creció rápidamente y, pese a ser la última en gestarse, por su número, se convirtió en la más relevante. Inició el primer día con 400 familias y hoy es de casi 2.000 familias, según aseguran los ocupantes. Se transformó en una de las más numerosas en toda la historia de la ciudad.

El aumento de familias, a ritmo vertiginoso, hizo que se elijan nuevos delegados para mejorar la organización en los terrenos al costado de Casimiro Gómez. Explicaron que es para un mejor control interno.

Los lugares están bien demarcados e incluso señalados en muchos casos con carteles que dicen quién se encuentra en ese sector. Hay desde carpas hasta casillas de madera o chapas. Otros son refugios se montaron con palos y alguna lona o nailon.

“Es completamente mentira que vino alguien de Desarrollo Social acá. Por eso pedimos que acerquen víveres y comidas para la gente que no tiene qué comer”, señaló Emanuel López, uno de los referentes.

Dijo que hay vecinos que les han donado estos días alimentos.

“Se hacen ollas populares donde cada uno trae lo que puede. Todo es solidario”, contó.

Desde la toma agregaron que tuvieron momentos difíciles con las inclemencias que pasaron por el viento, el sol y la lluvia.

Carlos Rojas, referente de otra toma sobre la meseta, la que se ubica a la vera de Autovía Norte, mencionó que se pasa cada jornada “compartiendo entre los vecinos” sobre todo el agua. Algunas comidas se preparan fuera de la ocupación.

Si bien algunos van rotando, una parte está apostada sin moverse desde que comenzaron los asentamientos.


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