El aeropuerto de Bariloche apura las obras para recibir la ola turística

La empresa ejecutora de las obras de ampliación en el aeropuerto local trabaja a toda marcha para dejar habilitada una nueva manga de embarque y otros espacios que deben estar listos antes de las dos semanas más potentes de la temporada alta de invierno.

Paneles y cercos de obra que delimitan las zonas de riesgo, montículos de material, volquetes, obreros con carretillas y polvillo por todos lados era el panorama que reinaba ayer en la terminal aérea.

La primera etapa del proyecto de ampliación comenzó en marzo pasado y en poco días entrará en un paréntesis hasta septiembre próximo, para no afectar el período de mayor afluencia de turistas.

En julio de 2018 pasaron por el aeropuerto unos 220 mil viajeros y todo indica que este año ese récord será superado. La afluencia promedio ronda los 8.000 personas por día y todo se complica si hay demoras por mal tiempo.

Ayer algunos comercios permanecían cerrados. La calle de ingreso para las partidas aparecía entorpecida por un cerco de seguridad que resguarda a un grupo de obreros encargados de cargar escombros.

La confitería esta reducida a la mitad y se complementa con otro núcleo gastronómico en el área de embarque.

El jefe del aeropuerto, Víctor Medo, dijo que para la segunda semana de julio esperan terminar con los trabajos en el interior y aseguró que estará garantizada la fluidez de circulación para los pasajeros. Aseguró que los espacios disponibles “son suficientes” y esperan no tener problemas.

Informó también que el 15 de julio es la fecha fijada para la inauguración de la tercera manga, que permitirá agilizar el embarque y los arribos en las horas pico. El proyecto definitivo -que estaría listo en 2020- prevé para el aeropuerto un total de 6 mangas y una superficie funcional de 16.000 metros cuadrados. Casi el doble que la actual.

Un chofer de taxi que trabaja a diario en el lugar dijo que “hay menos baños y muchos espacios reducidos”. Opinó que “deberían sacar los paneles y habilitar las dos plantas completas para no tener problemas en plena temporada”. Agregó que la confitería limitada a la mitad “también queda chica: por ejemplo hace unos días se demoró un vuelo y la gente desbordó todo”.

La encargada del local gastronómico, Nancy Uribe, admitió que la capacidad actual no es la misma (unas 150 personas), pero destacó que “hay una cocina importante” y la sala para comensales se complementará con otras dos barras en preembarque y una más en la planta baja.

Aceptó que si hay vuelos demorados o “contingencias” climáticas no va a alcanzar. “Pero cuando pasa algo así se complica acá y en todos lados”, afirmó.

Medo dijo que está todo previsto para que no haya dificultades en la recepción de los vuelos internacionales y que el área de embarque será más amplia y cómoda.

Cuando esté terminado, el aeropuerto tendrá seis mangas (hoy son sólo dos), nuevas áreas de embarque, más estacionamientos y un sofisticado sistema de emergencias. En lo inmediato “se agregarán cinco nuevas posiciones provisorias de check in y se cambiarán los carruseles de equipaje”. En una etapa posterior serán renovados todos los muebles de check in y la escalera mecánica para los arribos. También está proyectado agregar un ascensor panorámico en el hall público. La inversión total del plan de obra será de 2.200 millones de pesos.