El barbero dominicano que le puso un toque caribeño a Roca

Luis Manuel Corniel Castillo conoció Ecuador, Perú, Chile, Bolivia y Cuba. Vivió un tiempo en Brasil y su viaje terminó hace cinco años en Argentina. Durante la pandemia pudo poner su barber shop. A la bachata y el merengue los lleva en la sangre. Su carisma latino atrae a clientes.

“En República Dominicana la peluquería, el merengue y la bachata lo traes de chico, eso se lleva en la sangre”, expresó sonriendo Luis Manuel Corniel Castillo que hace poco más de un año puso su barbería en Roca.

Luis tiene esa chispa que lo caracteriza y de lunes a sábados su local está colmado de clientes.
Mientras vivió en su país, siempre tuvo esa curiosidad de conocer otros lugares y cada vez que tuvo vacaciones se aventuró a recorrer países como Ecuador, Perú, Chile, Bolivia y Cuba.

Fue recién en 2010 que tomó la decisión de emigrar y Brasil fue la tierra que eligió para esa experiencia.
Por no conocer el idioma se sintió aislado, pero de a poco fue aprendiendo el portugués.

Durante cinco años trabajó como peluquero y también en un restaurante sirviendo tragos. Sin embargo, nunca pensó que haciéndole un favor a un argentino su destino cambiaría.
Una de esas tardes, a un cordobés se le quedó la billetera en el auto del hotel. El argentino habló con Luis y este le hizo el favor de comunicarse con su teléfono con el chofer en portugués para avisarle sobre la billetera que se había quedado en el asiento.
“El muchacho me quería pagar por el favor, yo le dije que un favor se le hace cualquier persona y me invitó conocer Córdoba”, recordó.

Dos semanas después comenzaron sus vacaciones y volvieron a su mente esas palabras: “Argentina es una casa más que vas a tener, vení a visitarnos”.
“Cuando me dijo eso no le di importancia porque uno se acostumbra a veces a que lo discriminen. En varios países por los que pasé sufrí discriminación porque piensan que uno les va a robar el trabajo”, expresó.
Finalmente llegó a Córdoba y se sorprendió por el cariño de los argentinos. “Acá me abrieron los brazos y hoy le agradezco a toda la Argentina”, dijo.

La barbería fue creciendo con la publicidad del boca a boca. Foto César Izza.

Estando en Córdoba le recomendaron también visitar la provincia de Neuquén donde hay más dominicanos.
“Todavía me quedaba una semana de vacaciones y fui a Neuquén”, contó.
Allí ya no se sentía tan sólo, “estaba con mi cultura hacía tiempo que no comía arroz con habichuelas o un pollo frito”, dijo.

En Argentina además probó el asado y el fernet, “yo dije acá no me voy ni a palo”, expresó riendo.
Luis remarcó que siempre le motivó viajar y conocer otras culturas.
Estando en República Dominicana, no trabajaba para tener su auto o para alguna otra inversión sino para recorrer Sudamérica. Tampoco el motivo económico lo hizo emigrar porque en su tierra “siempre anduve bien con mi trabajo, pero quería ver lo que había más allá del mar”.

En Neuquén decidió comenzar a trabajar y siguió capacitándose con otros dos dominicanos en los cortes de cabello más populares en Argentina.
“Ahí aprendí el estilo que se utiliza aquí, la forma del pelo de los argentinos”, dijo.
También compartió con sus compañeros dominicanos y el carisma de los patagónicos lo convencieron de quedarse.
Cada 15 días se reunía con sus compatriotas y comían comidas típicas de su país como plátanos fritos, pica pollo que se llama al pollo frito panizado.

En Neuquén trabajaba como empleado en una peluquería, pero soñaba con algo más grande, quería ser dueño de su propio local. Una amiga le dijo que Roca le iba a gustar y que podía encarar su barbería.
Hace dos años llegó a la ciudad, le encantó y empezó a trabajar y juntar dinero hasta que pudo alquilar un salón sobre calle Evita. “Me ha ido muy bien gracias a los clientes y a la calidad del trabajo y a Dios que es primero ante todo”, sostuvo.

La barbería fue creciendo con la publicidad del boca a boca y también por las redes como Instagram. “A cada persona a la que le trabajo le hago un buen servicio y qué se sienta agradable con el ambiente”, contó.
De lunes a sábado trabaja en su barbería y descansa el domingo. Allí incluso la música es a gusto del cliente pero en general se escucha bachata y el merengue.
“Mi negocio me da estabilidad, a pesar de la crisis se sostiene”, dijo.

Luis aclaró que en su barber shop se ofrece un servicio completo: corte de cabello, perfilado de cejas y barba. También hay un sector femenino donde se trabaja desde las uñas hasta el pelo qué está a cargo de su pareja.
“Para mí los clientes son excelentes, los mejores porque son comprensibles y fieles y te saben esperar”, destaco.

Luis está encantado por el cariño característico que ofrece el país. “A penas te conocen te abrazan y si están comiendo un asado te invitan sin conocerte eso no se ve en todos lados”, expresó.
Aquí aprendió a cebar mate, “te cebo mate con espumita”, dijo orgulloso. Domingo por medio se hace un buen asado, “vengo practicando”, contó.

En la fachada de su local están los colores de la bandera de República Dominicana. “Volvería a República Dominicana a visitar, pero me quedo en Argentina”, aseguró.


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