El centro de gravedad se trasladó a Massa

Hay algo que aún no ha expresado con claridad: cuáles son los límites de la competencia, si los del peronismo federal o los de todo el peronismo, con el kirchnerismo incluido.


Después de la sorpresiva jugada de Cristina Kirchner, el centro de gravedad de la política se ha trasladado a Sergio Massa. Lo dicen en todas las orillas: la decisión que tome Massa en los próximos días encierra la clave de la elección. Mauricio Macri, que atraviesa un drama, es quien mejor lo comprende.

Desde el gobierno trascendió que Massa podría ser convocado por el presidente en la saga de los acuerdos de gobernabilidad. La expectativa de que acepte es allí más bien baja. Macri ha estado recibiendo a los otros tres dirigentes que junto al líder renovador fundaron la Alternativa peronista con el propósito de apuntalar la competitividad de ese espacio, decisiva para mantener al peronismo dividido en la primera vuelta electoral. Estuvieron con el presidente el senador Miguel Pichetto y los gobernadores Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey. Massa anticipó ante otros oídos que no cuenten con él.

Más difícil es desentrañar en qué dirección se va a mover Massa. Esta semana decidió poner distancia a la cuestión interna y delegó en sus tres socios la difícil administración del conflicto con Roberto Lavagna por las candidaturas. Massa considera que ese debate público con el exministro, hasta hace poco un técnico prestigioso de su equipo, entorpece sus planes y amenaza con deteriorar su liderazgo. La figura de Lavagna ha terminado por fastidiarlo.

Sin Lavagna Alternativa Federal pierde espesor y podría dejar de ser una alternativa real para los gobernadores, quienes deberían ser sus tributarios, dueños del poder territorial.

Al mismo tiempo, la presión del kirchnerismo para que Massa regrese se ha incrementado en las últimas horas. La política es una disciplina impiadosa: en medio de la negociación por las candidaturas federales, Alberto Fernández reveló que había mantenido un diálogo telefónico con Massa. Obligó al exintendente de Tigre a desmentirlo. Al día siguiente, el mismo Fernández dijo que ya daba igual si Massa se suma o no al proyecto de la senadora Kirchner: “Ya le sacamos medio bloque”.

Massa no muestra contradicciones como las de Lavagna. Ha ratificado tanto que será candidato a presidente en unas primarias abiertas como su pertenencia a la Alternativa peronista. Pero hay algo que aún no ha expresado con claridad: cuáles son para él los límites de la competencia, si son los del peronismo federal o los de todo el peronismo, con el kirchnerismo incluido.

Desde el año pasado Massa ha trazado su estrategia bajo el supuesto de que Cristina Kirchner no sería candidata a presidente. Estaba en lo cierto. Si cerrara algún tipo de acuerdo con el kirchnerismo, la jugada de la doctora Kirchner se habrá revelado incluso más notoria que su pronóstico. En parte ya lo ha sido: ocho gobernadores saludaron la candidatura de Alberto Fernández como un paso significativo para la unidad del peronismo. La vienen practicando con éxito en sus provincias.

Como era previsible, es en Alternativa Federal donde más ha impactado la decisión de Kirchner de descender a la vicepresidencia. En ese espacio se había urdido incluso una respuesta efectista: un encuentro de sus cuatro principales dirigentes con Lavagna, el gobernador Miguel Lifschitz y Margarita Stolbizer anunciando que el candidato se elegiría democráticamente en una interna. La contracara de la nominación de Alberto Fernández, casi un acto sucesorio. La crisis con Lavagna impidió esa foto.

El peronismo federal no consiguió capitalizar el reciente triunfo de Schiaretti en Córdoba. La movida anticipada de la doctora lo confundió. Sin Lavagna pierde espesor y podría dejar de ser una alternativa real para los gobernadores, quienes deberían ser sus tributarios, dueños del poder territorial. Sin Massa el espacio ingresaría en las sombras. “En política se hace siempre lo que se puede”, dice con realismo uno de los dirigentes de Alternativa Federal. Curioso caso el de Lavagna, que podría haber exhibido el apoyo de los gobernadores de Córdoba y Santa Fe, dos de los cuatro principales distritos electorales del país la misma semana de la jugada de Cristina.

¿La dispersión opositora, beneficia o perjudica al gobierno? Macri por ahora lucha contra sus propios fantasmas.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios