“El despojo del oro negro en el norte neuquino”
Como poblador del norte neuquino, con mucho orgullo nacido y criado en esta hermosa y lejana tierra del viento, la montaña y los arroyos caudalosos y que en su seno guarda incontables riquezas, me siento muy preocupado, dolido y con bronca de que se repita la historia trágica de nuestra tierra: la del despojo, del olvido y hasta del saqueo. Esa que ocurrió hace medio siglo con la actividad minera del carbón se repite masivamente hoy con el despojo de los hidrocarburos… esa línea invisible del tiempo siempre fue hacia otros lados, las riquezas se las llevan y nada dejan. En Buta Ranquil preexiste una condición de abandono como ha sido en el norte neuquino casi siempre. Por otra parte, la condición de abandono se debe a una instancia política que, según remarco, diferencia el norte neuquino del resto de la provincia –acaso como condición estructural–. Y, por último, lo más triste: la riqueza del subsuelo marca la continuidad del abandono, por cuanto nada de esa riqueza es volcada hacia el bienestar del pueblo. En Buta Ranquil se evidencia un acelerado y desordenado crecimiento poblacional y la falta de infraestructura urbana en materia de servicios públicos o su lentitud en la aplicación de medidas paliativas y obra pública. Pero me interesa resaltar lo que muchos neuquinos no saben. La separación entre el espacio destinado a la producción, donde están instaladas la base operativa El Portón (del lado neuquino) de YPF y la planta de G&P, y el espacio del pueblo, separados geográfica y socio-culturalmente. Un abismo nos separa, pareciera, porque la gente que trabaja, en su mayoría jerárquicos, casi nunca o nunca ha pisado nuestro pueblo. Ahí habitan sus empleados ¡y cuentan con las provisiones necesarias para llevar la semana laboral y jamás interaccionar con la comunidad! ¿Esa es la política de una empresa estatal, nacional y popular? ¿Por que? ¿Somos ciudadanos de segunda? No compran, no aportan nada, sólo contribuyen a llevar y sacarle a nuestra tierra. El auge de la intensa actividad petrolera en nuestros pueblos no se refleja en desarrollo, infraestructura, escuelas en mejor estado, hospitales, sedes de universidades para que nuestros jóvenes no tengan que emigrar… Pero sí abundan casinos, bares y boliches y nuestros jóvenes se siguen desarraigando para estudiar o simplemente esperan un trabajo no calificado en el petróleo. Conocemos que de estos pozos sale la prosperidad de otras ciudades, todo el tiempo se han estado sacando de estas formaciones geológicas los hidrocarburos que han hecho andar el país. Muchos pobladores pisan todos los días la formación Vaca Muerta y ellos no tienen ni la infraestructura más básica. ¿Saben ustedes que gran parte de la obra calificada sigue procediendo de otras provincias o de otros países, como ocurría hace 40 años? No hemos avanzado nada en estos 20 años de “prosperidad”. Sentimos el manoseo, el maltrato, el ninguneo y la desinformación del poder central, de nuestros representantes de los medios y de la gente de las ciudades acerca de la problemática de las localidades del norte de Neuquén. El pasado debería servirnos para entender el presente, proyectarnos hacia el futuro y no volver a caer en viejos errores, en algunos casos por mirar para otro lado o por ser simples espectadores de malas decisiones, la desidia o el ninguneo de aquellos a los que poco les importa el interior profundo de nuestro país. No queremos que nuestros pueblos se conviertan en pueblos fantasma, sólo hace falta ver San Eduardo, Auca Mahuida y La Tungar… Eduardo Vega, DNI 26.369.649 Buta Ranquil
Eduardo Vega, DNI 26.369.649 Buta Ranquil
Como poblador del norte neuquino, con mucho orgullo nacido y criado en esta hermosa y lejana tierra del viento, la montaña y los arroyos caudalosos y que en su seno guarda incontables riquezas, me siento muy preocupado, dolido y con bronca de que se repita la historia trágica de nuestra tierra: la del despojo, del olvido y hasta del saqueo. Esa que ocurrió hace medio siglo con la actividad minera del carbón se repite masivamente hoy con el despojo de los hidrocarburos... esa línea invisible del tiempo siempre fue hacia otros lados, las riquezas se las llevan y nada dejan. En Buta Ranquil preexiste una condición de abandono como ha sido en el norte neuquino casi siempre. Por otra parte, la condición de abandono se debe a una instancia política que, según remarco, diferencia el norte neuquino del resto de la provincia –acaso como condición estructural–. Y, por último, lo más triste: la riqueza del subsuelo marca la continuidad del abandono, por cuanto nada de esa riqueza es volcada hacia el bienestar del pueblo. En Buta Ranquil se evidencia un acelerado y desordenado crecimiento poblacional y la falta de infraestructura urbana en materia de servicios públicos o su lentitud en la aplicación de medidas paliativas y obra pública. Pero me interesa resaltar lo que muchos neuquinos no saben. La separación entre el espacio destinado a la producción, donde están instaladas la base operativa El Portón (del lado neuquino) de YPF y la planta de G&P, y el espacio del pueblo, separados geográfica y socio-culturalmente. Un abismo nos separa, pareciera, porque la gente que trabaja, en su mayoría jerárquicos, casi nunca o nunca ha pisado nuestro pueblo. Ahí habitan sus empleados ¡y cuentan con las provisiones necesarias para llevar la semana laboral y jamás interaccionar con la comunidad! ¿Esa es la política de una empresa estatal, nacional y popular? ¿Por que? ¿Somos ciudadanos de segunda? No compran, no aportan nada, sólo contribuyen a llevar y sacarle a nuestra tierra. El auge de la intensa actividad petrolera en nuestros pueblos no se refleja en desarrollo, infraestructura, escuelas en mejor estado, hospitales, sedes de universidades para que nuestros jóvenes no tengan que emigrar... Pero sí abundan casinos, bares y boliches y nuestros jóvenes se siguen desarraigando para estudiar o simplemente esperan un trabajo no calificado en el petróleo. Conocemos que de estos pozos sale la prosperidad de otras ciudades, todo el tiempo se han estado sacando de estas formaciones geológicas los hidrocarburos que han hecho andar el país. Muchos pobladores pisan todos los días la formación Vaca Muerta y ellos no tienen ni la infraestructura más básica. ¿Saben ustedes que gran parte de la obra calificada sigue procediendo de otras provincias o de otros países, como ocurría hace 40 años? No hemos avanzado nada en estos 20 años de “prosperidad”. Sentimos el manoseo, el maltrato, el ninguneo y la desinformación del poder central, de nuestros representantes de los medios y de la gente de las ciudades acerca de la problemática de las localidades del norte de Neuquén. El pasado debería servirnos para entender el presente, proyectarnos hacia el futuro y no volver a caer en viejos errores, en algunos casos por mirar para otro lado o por ser simples espectadores de malas decisiones, la desidia o el ninguneo de aquellos a los que poco les importa el interior profundo de nuestro país. No queremos que nuestros pueblos se conviertan en pueblos fantasma, sólo hace falta ver San Eduardo, Auca Mahuida y La Tungar... Eduardo Vega, DNI 26.369.649 Buta Ranquil
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