El gobierno inicia la agenda en el exterior con objetivo en la deuda

El presidente Alberto Fernández vuelve a Europa para insistir en un acercamiento con el Club de París, paso clave para la refinanciación con el FMI. Sergio Massa está en Estados Unidos para resetear las relaciones con el gobierno de Joe Biden. Mantendrá encuentros en Washington y New York.

Con el reloj de los vencimientos externos más importantes que sigue corriendo, el Gobierno Nacional decidió “profundizar” las gestiones en el exterior para que tanto Estados Unidos como Europa respalden a la Argentina en las complicadas negociaciones que lleva adelante el Ejecutivo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París.


Para ello, el presidente Alberto Fernández viajará de vuelta a Europa –hace un mes realizó una gira por el Viejo Continente- y a fin de volverá a cruzar el Océano Atlántico para participar en Francia de la Cumbre del Cambio Climático y a la reunirse nuevamente con su par francés Emmanuel Macron.


Este nuevo viaje del presidente Alberto Fernández a Francia buscará un respaldo más concreto por parte de los líderes europeos para que el Club de París le conceda a la Argentina un período de gracia para pagar el vencimiento que tiene con ese grupo acreedor por 2.400 millones de dólares, pago que se debería haber concretado el 31 de mayo.


Pero, a la vez y como un punto central de la estrategia de negociaciones externas que está llevando adelante el Gobierno, donde extrañamente la Cancillería no parece tener un rol trascendente, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, viajó a Estados Unidos con una agenda que incluye Washington y Nueva York.


El punto central del viaje de Massa es la recomposición del diálogo con Estados Unidos, que se enfrió en los últimos dos meses.

US$ 2.400
millones es el vencimiento que el país tiene con los acreedores del Club de París y que venció el 31 de mayo.


Sin embargo, hubo hechos concretos que contribuyeron a esa situación. En las últimas semanas se anotaron dos pasos que resolvió el gobierno argentino y que cayeron muy mal en Washington como fue la reciente votación contra Israel en la ONU y la decisión de retirar su apoyo a la demanda por delitos de lesa humanidad que el Grupo de Lima interpuso ante la Corte Penal Internacional.
En realidad se trató de temas muy sensibles para la diplomacia norteamericana, lo cual, puede influir en el nivel de diálogo con ese país.

Por eso, ahora el viaje del presidente de la Cámara de Diputados tratará de “mejorar” la relación con Estados Unidos, que incluso en este momento no tiene embajador designado en la Argentina, tras el final de la gestión de Edward Prado como máximo representante diplomático.


Para ello, Massa se reunirá en Washington con Juan González, asesor del presidente estadounidense Joe Biden en el Departamento de Estado y hombre de confianza en las relaciones con América Latina.
También mantendrá una reunión con Gregory Meeks, diputado demócrata, quien preside la Comisión de Relaciones Exteriores del Capitolio.


Desde el Gobierno hay confianza en que esas gestiones en Estados Unidos puedan ser “muy fructíferas”.
Pero el tiempo empieza a ser un apremio para el Gobierno, porque no sólo se está transcurriendo los 60 días de gracia para no entrar en default con el Club de París, sino que en septiembre se viene un vencimiento de 2.035 millones de dólares con el FMI y otro a mediados de diciembre.

US$ 2.035
millones es el próximo compromiso que debe afrontar el gobierno con el FMI en septiembre y otro en diciembre.

Hay que recordar que en el viaje a Europa que realizó el ministro de Economía Martín Guzmán, y después en la gira del presidente Alberto Fernández por el Viejo Continente, los representantes del Club de París le expresaron al Gobierno que para renegociar el acuerdo que suscribió el país con ese grupo acreedor en mayo de 2014 era necesario que la Argentina cierre un nuevo convenio con el FMI.


El problema es que en este momento siguen observándose diferencias a la hora de cerrar un acuerdo con el FMI, por el lado de los plazos y también de la proyección fiscal.


En cuanto al plazo, desde el ala dura del oficialismo insisten en que la Argentina debe conseguir un “acuerdo especial” de 15 años o más, mientras que el FMI recurre al estatuto del organismo y reitera que los acuerdos tiene un período máximo de 10 años.

Tampoco hay avances en cuanto a la proyección fiscal del país, ya que el Gobierno busca una cierta flexibilidad en ese aspecto y la cúpula del FMI quiere que la Argentina haga un esfuerzo mayor para “asegurar” su capacidad de cancelación de la deuda récord de 44.000 mil millones de dólares tomados por la gestión de Mauricio Macri.


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