El lado B de Él Mató a un Policía Motorizado

La banda platense editó “La otra dimensión”, un disco con los descartes del celebrado “La síntesis O’Konor”. Aquí, una entrevista con su cantante, bajista y alma mater Santiago Barrionuevo.

Él Mató a un Policía Motorizado (Emaupm) muestra el lado B del universo de “La síntesis O’Konor” en su más reciente trabajo, “La otra dimensión”. Es una suerte de “sonido post” como define su líder Santiago Barrionuevo y con el que clausuran una etapa.

“Nos gustó buscar una identidad post, fue una elección artística; en este último tiempo estuvimos haciendo versiones de temas. Buscar nuevas miradas es algo que nos divierte y también es un ejercicio musical que me copa como receptor”, cuenta Barrionuevo, alma máter, bajista y vocalista de El Mató, en diálogo con Télam, sobre la esencia de “La otra dimensión”.

Este cuarto disco de estudio, que nace a partir de canciones que habían quedado afuera de “La síntesis O’Konor”, contempla nueve temas entre algunos lados B como “Las luces” que Barrionuevo canta con Ani Cartolano (Las Ligas Menores) o “Excálibur” y simples como “El perro” y “Buscando más allá”.

En ese sentido, el compositor relata: “Fuimos al estudio Sonic Ranch con un plan de 15 canciones, pero a último momento se nos ocurrió respetar la duración del vinilo y decidimos publicar ‘La síntesis O’Konor’ con diez temas. Hoy duele menos dejar canciones afuera porque sabés que las podés sacar en cualquier momento con la lógica de las plataformas”.

P- Respecto de la crisis, ¿celebraron el lunes pasado?

R- Sí, fueron años duros… A la vez, como banda, sacamos el disco que para nosotros fue buenísimo. Pero todo el tiempo estábamos haciendo ese contraste. Desde lo personal, celebro que haya terminado el gobierno nocivo de Macri. Ahora se viene una difícil, pero hay mucha expectativa y hay que acompañar tranquilos si la problemática del hambre y el desempleo están en el centro de la política. Como banda, vemos cómo cuesta que la gente compre una entrada porque tiene lo justo para cubrir las necesidades básicas y lo cultural queda en tercer o cuarto plano, pero también notamos que no se puede vivir sin el desahogo de la música y esas cosas que nos desconectan de la realidad oscura, y en ese sentido somos afortunados.

P- ¿“La síntesis O’Konor” marcó un punto de inflexión en la banda?

R- Para nosotros es un disco muy importante, es el que más nos gusta y el que más respuestas positivas generó. Siento que tuvimos dos quiebres, primero con “La dinastía Scorpio”, que fue el primero que se editó afuera y que nos permitió girar mucho. Pero con “La síntesis O’Konor” se duplicó esa situación y nos estimuló porque inspira ver que lo que se hace genera respuestas, y el lado B de eso fue “La otra dimensión”, que tomamos como cierre. Después de esto viene un nuevo disco.

P- ¿Por qué considerás que generó tanto?

R- No hay nada matemático, pero lo que siempre genera es el poder de las canciones, siempre pasa por esa conexión. Encaramos el álbum con una propuesta artística de producción que giró el sonido de la banda, nos desplazamos del sonido más garagero a uno de laboratorio, de texturas, y sumamos cuestiones que antes no teníamos en cuenta en la producción. Eso llevó a que lo grabemos en Estados Unidos con otras herramientas y con un sonido más high fi, y es innegable que ese sonido es más amigable. Quisimos hacer una especie de post-El Mató un Policía Motorizado.

P- ¿Cómo apareció esa idea?

R- Soy muy fan del punk y me encanta todo lo que generó el post-punk, con sonidos de los 80, pop, cristalinos, menos sucios… Después pienso en los Strokes, que tenían un sonido más sucio y cómo ellos mismos crearon su sonido post-Strokes con más pop y cambios en la producción. Esos movimientos me interesan y me gustó buscar una identidad post, fue una elección artística y evidentemente eso hizo que llegara a más personas.

P- Pero también desde las letras, cada recital es una ceremonia catártica entre la banda y el público…

R- Sí y es la parte menos planeada, voy escribiendo, seguramente mis ideas están influidas por el contexto, pero no es algo que tenga muy pensado. Son canciones que cuentan historias y sentimientos muy personales, que están atravesadas por la melancolía, en las que exteriorizo cosas que me angustian… Pero lo que más me gusta es que después la gente se las apropia y cuando llegamos al vivo son celebradas, no estamos tristes, hay un proceso de exteriorización que es compartido con el público, como una especie de grito colectivo, y es un fenómeno que pude entender con el tiempo.

Télam


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