El oficialismo prepara un acto y llama a «reventar la Plaza de mayo» el 10 de diciembre

Prepara una jornada de festejos para celebrar el Día de los Derechos Humanos,  los 38 años del regreso de la democracia al país y en coincidencia con los dos años de la asunción del presidente Alberto Fernández. Máximo Kirchner destacó la presencia de Lula "un perseguido por la Justicia como Cristina".

El presidente intenta un relanzamiento de su gestión y busca mostrar unidad luego de la derrota electoral y ante la negociación con el FMI.

El Gobierno prepara para el próximo viernes 10 de diciembre una jornada de festejos en la Plaza de Mayo para celebrar el Día de los Derechos Humanos, por los 38 años del regreso de la democracia al país y el fin de la dictadura y en coincidencia con el día en que se cumplen dos años de la asunción del presidente Alberto Fernández.

El presidente del bloque de Diputados del Frente de Todos (FdT), Máximo Kirchner, convocó a «reventar en serio la Plaza de Mayo» ese día para ofrecer «una demostración de voluntad transformadora», al participar hoy de un acto en Avellaneda.

«Hay que reventar en serio la Plaza. Ese día invito al pueblo argentino a que abrace a alguien que como Cristina (Fernández de Kirchner) sufrió la persecución judicial y que volverá a ser presidente del Brasil», expresó el legislador en referencia a la asistencia al acto del exmandatario del país vecino Luiz Inácio Lula Da Silva.

El acto se da en momentos en que el Gobierno busca sumar apoyos en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y tras un duro revés en las urnas, que fue festejado como un triunfo por el oficialismo, luego que lograra reducir la diferencia que se había dado en las elecciones primarias.

La convocatoria culminará con tres protagonistas centrales que hablarán desde un escenario montado ante la Casa Rosada: el exmandatario brasileño y probable candidato en las presidenciales del año próximo, Luiz Inácio Lula Da Silva; la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y el propio jefe de Estado como orador de cierre.

La jornada, prevé presentaciones musicales en vivo de artistas de Argentina y de Brasil e incluirá un momento de homenaje y reivindicación a personalidades ligadas a los derechos humanos cuando se entreguen los Premios Azucena Villaflor.

Se trata de una distinción honorífica creada por la Secretaría de Derechos Humanos que fue suspendida durante el gobierno de Mauricio Macri pero que volvió a ser organizada con la gestión del Frente de Todos y cuya edición anterior, de 10 de diciembre de 2020, se realizó en la exESMA, a cielo abierto por la pandemia, con la presencia del Presidente y de la vicepresidenta, entre otros funcionarios.

Esta vez, la presencia de Lula será la figura excluyente de la jornada, tanto por el panorama electoral de Brasil, con sondeos que lo muestran como protagonista ineludible para los comicios del año próximo, como por la relación de amistad que el líder del Partido de los Trabajadores mantiene con el presidente Fernández.

Ese vínculo humano explica por qué hace dos semanas Lula llamó por teléfono desde Madrid para proponerle al jefe de Estado compartir un acto juntos en la Argentina, con una concurrencia similar a la del 17 de noviembre, que él había visto por televisión: «Quiero ir a Buenos Aires y hacer algo así con vos», fue la propuesta del expresidente de Brasil, según confiaron a Télam fuentes que manejan detalles de la jornada y de sus preparativos.

Fernández y Lula se conocen desde hace veinte años y mantienen una relación cercana que en julio de 2019 sumó un episodio determinante, cuando el entonces candidato a presidente del FdT -hoy al mando del Ejecutivo- viajó al penal de Curitiba para visitar junto al excanciller brasileño Celso Amorim al fundador del PT, por entonces preso, y señalar a su salida de la cárcel que el exmandatario de Brasil era «víctima de una prisión arbitraria».

Fernández se pronunció en varias oportunidades sobre la situación de Lula mientras el exgremialista de los metalúrgicos de San Pablo estuvo encarcelado, e incluso se le atribuye haber hecho gestiones para que el brasileño, una vez recuperada la libertad, fuera recibido por el Papa Francisco en el Vaticano en febrero de 2020.

Hace quince días, cuando Lula transmitió su deseo de visitar la Argentina para compartir un acto con las figuras centrales del FdT, desde la Casa Rosada le dijeron que el momento más adecuado para hacerlo era el 10 de diciembre, porque en esa fecha se conmemora «el día de la Democracia y los Derechos Humanos», efeméride que el peronismo suele recordar con festivales musicales en la Plaza de Mayo.


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