El pequeño comercio, cada vez más “desesperado”
“Liquidación total por desesperación”: esta frase resume el sentir de César Calle, empujado al cierre de su bazar “té con limón” por la crisis que golpea a España y por la que da “las gracias a toda la élite de los poderosos” que han llevado al país a esta situación.
“Para mí, los principales causantes son nuestros dirigentes, unidos al sector de la banca, que nos tienen paralizados, no sólo a nosotros, sino también a nuestros proveedores, a los fabricantes”, dice a la AFP en Madrid.
A la entrada de su local, puesto a la venta al igual que su casa particular para intentar reducir sus “riesgos financieros”, un gran cartel da las gracias por su cierre a la corrupción política, a la patronal “por destruir empleo”, a los sindicatos “por no hacer nada”, a los políticos “por sus sueldos, dietas y privilegios”…
El caso de César es un ejemplo más de la debilidad de la economía española, que desde el inicio de la crisis, ha llevado al cierre de miles de comercios en todo el país y, según la Confederación Española de Comercio, otros 75.000 pequeños negocios podrían cerrar antes de final de año.
“El crédito está cerrado, vendemos menos, los gastos son más grandes, los impuestos son más del doble y no tenemos facilidades de financiación. Es imposible mantenerse”, añade, mientras a su alrededor, los clientes se pasean por la tienda buscando desde tiestos, a figuras decorativas pasando por muebles o artículos para mascotas, todo en liquidación.
Con el país en recesión y un cuarto de la población activa en paro, el consumo se resiente y las ventas minoristas caen. En abril, estas ventas cayeron un 9,8%, con un retroceso neto en las grandes superficies y en las compras de bienes personales, especialmente la ropa.
Tras 15 años de actividad, “tres años de crisis brutal” han llevado a César a cerrar este negocio familiar, en el que trabajan ocho personas, entre ellas el propio César, de 53 años, su esposa, y dos de sus hijos con sus parejas.
“Esta es una tienda que ha contado con un paso medio de gente de 1.000 personas al día. Eso ya no se ve”, relata, añadiendo que el volumen de negocio ha bajado un promedio de un 30% y “probablemente vaya subiendo”.
Relata que la “solidaridad” ha llevado a mucha gente hasta su tienda, pero la clientela no es suficiente para mantener el local abierto.
“Me da mucha pena que tenga que cerrar. Es un bazar estupendo”, asegura Esperanza Pérez, una clienta de hace tiempo.
César arremete contra los bancos, pero también se indigna contra esos “inversores”, que, en un momento de crisis, llaman a su puerta dispuestos a comprarle el local y el negocio, pero utilizando dinero negro.
“Viene la gente y te habla de que tengo un dinero que lo pongo, pero no se escritura, el famoso dinero negro”, dice, asegurando que “esa gente ahora se frota las manos (con la crisis)”.
Se queja también de que las personas que han venido intentando comprar de forma más transparente su negocio o su vivienda se topan con el banco, que les ofrece “otros locales y les dan una hipoteca sobre esos locales y no sobre el mío”.
Y es que los bancos se han convertido en grandes inmobiliarias tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, llenando sus carteras de viviendas y locales, de los que ahora intentan deshacerse.
“Están acabando con el comercio serio”, añadió, César, al lado de cuya tienda se pueden ver más carteles de liquidación en otros dos pequeños negocios.(AFP)
“Liquidación total por desesperación”: esta frase resume el sentir de César Calle, empujado al cierre de su bazar “té con limón” por la crisis que golpea a España y por la que da “las gracias a toda la élite de los poderosos” que han llevado al país a esta situación.
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