El primer paso de Cantero

La figura más destacada de la actual temporada del fútbol argentino no es un futbolista. Es un dirigente. Es Javier Cantero, presidente de Independiente desde diciembre del año pasado. Su aparición era necesaria para la lucha contra las barras bravas, pero es a la vez un gran problema para el propio fútbol argentino. Su decisión de enfrentar a la barra de su club para sacarla de la institución expone a los demás presidentes. Ya nada será lo mismo, aunque nada cambie, porque es posible que nada cambie. Pero aún así nada será como antes de que Cantero se plantara ante Bebote Álvarez, el jefe de la barra brava del Rojo y que no por nada lamentó como pocos la derrota electoral de Julio Comparada. Cantero demostró que sí es posible enfrentarse a la barra, pero también que no es posible hacerlo solo. Y aquí la decisión que convierte la lucha de Cantero en un suceso inédito: comprometió a los poderes públicos. El gobierno nacional, los legisladores y funcionarios judiciales fueron convocados a trabajar y éstos aceptaron. Sólo así puede comenzar a pensarse seriamente este asunto. ¿Por qué Cantero? Porque además de tener la voluntad política y personal de hacerlo. No tiene compromisos con ningún barra. No les debe nada ni nadie podrá hablar si es tocado por la Justicia como sí ocurre con la mayoría de la dirigencia deportiva y no deportiva. Pero no alcanza con sacarlos de los estadios. Las muertes ocurren afuera. El hincha de Newell’s asesinado el sábado pasado desde un micro con barras de Unión ocurrió en una avenida. Es necesario desmantelar las barras y cortarles la financiación. Sin negocios no hay barras. Si el fútbol es capaz de dejar de ser un buen negocio para las barras habrá dado un gran paso. Pero será recién el primero. Y Cantero ya lo dio.

juan mocciaro jmocciaro@rionegro.com.ar

río suelto


La figura más destacada de la actual temporada del fútbol argentino no es un futbolista. Es un dirigente. Es Javier Cantero, presidente de Independiente desde diciembre del año pasado. Su aparición era necesaria para la lucha contra las barras bravas, pero es a la vez un gran problema para el propio fútbol argentino. Su decisión de enfrentar a la barra de su club para sacarla de la institución expone a los demás presidentes. Ya nada será lo mismo, aunque nada cambie, porque es posible que nada cambie. Pero aún así nada será como antes de que Cantero se plantara ante Bebote Álvarez, el jefe de la barra brava del Rojo y que no por nada lamentó como pocos la derrota electoral de Julio Comparada. Cantero demostró que sí es posible enfrentarse a la barra, pero también que no es posible hacerlo solo. Y aquí la decisión que convierte la lucha de Cantero en un suceso inédito: comprometió a los poderes públicos. El gobierno nacional, los legisladores y funcionarios judiciales fueron convocados a trabajar y éstos aceptaron. Sólo así puede comenzar a pensarse seriamente este asunto. ¿Por qué Cantero? Porque además de tener la voluntad política y personal de hacerlo. No tiene compromisos con ningún barra. No les debe nada ni nadie podrá hablar si es tocado por la Justicia como sí ocurre con la mayoría de la dirigencia deportiva y no deportiva. Pero no alcanza con sacarlos de los estadios. Las muertes ocurren afuera. El hincha de Newell’s asesinado el sábado pasado desde un micro con barras de Unión ocurrió en una avenida. Es necesario desmantelar las barras y cortarles la financiación. Sin negocios no hay barras. Si el fútbol es capaz de dejar de ser un buen negocio para las barras habrá dado un gran paso. Pero será recién el primero. Y Cantero ya lo dio.

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