El tránsito de Bariloche, cada vez más caótico

El municipio no tiene recursos para controlar. El estacionamiento medido está desactivado.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El mayor volumen vehicular que recibe el área céntrica asociado a la alta temporada turística volvió a desnudar en los últimos días las graves falencias que arrastra el municipio de Bariloche en materia de ordenamiento, señalización y control del tránsito.

El estacionamiento medido prácticamente está desactivado, dada la larguísima transición entre la salida de Altec y la asunción de esa responsabilidad por parte del municipio.

La grúa, aportada también por Altec, no funciona desde la semana pasada. Los dos alcoholímetros también llevan dos dos meses fuera de servicio y la fiscalización está acotada en días y horarios por la decisión de no pagar horas extra.

El director de Tránsito, José Alonso, pidió unos 30 inspectores más para ordenar el tránsito y para absorber el sistema de estacionamiento medido. Hasta ahora no tuvo respuestas del poder político.

Recordó que años atrás había una treintena de inspectores en la calle, pero ahora cuenta con no más de 14 en la mañana y 6 en la tarde. «No es una cantidad acorde para una ciudad como Bariloche -aseguró-. Basta ver por ejemplo lo que ocurre en Carlos Paz, donde uno circula y en cada esquina encuentra un inspector bilingüe. Todos con su handy».

Admitió que con el personal disponible el municipio local apenas puede cubrir el área céntrica, dejando a los barrios (donde hay también cruces y arterias muy transitados), sin control alguno. En horas nocturnas y los fines de semana tampoco hay inspectores en la calle, de modo que la vigilancia es delegada en la policía.

Alonso dijo que si el problema es de dinero «una noche de trabajo con el alcoholímetro alcanzaría para recaudar lo que cuesten los operativos», dada la gran cantidad de infractores.

Se quejó también del trabajo intermitente de la grúa, lo cual torna imposible disciplinar a los conductores, muchos de los cuales no temen acumular infracciones y dejan sus autos por horas en lugares prohibidos.

El propio Alonso esperó largo tiempo en la mañana del lunes para descargar un camión en pleno Centro Cívico que traía una globa de seguridad vial (ver aparte).

El personal estaba listo para empezar pero había un auto mal estacionado y era imposible removerlo por la falta de grúa. Finalmente Alonso se declaró vencido y debió aparcar el camión en la vereda opuesta de la plaza.

La directora de Gobierno y responsable política del área de Tránsito, Guillermina Alaniz, dijo ayer que las carencias estaban en vías de solución y esperaba la autorización de Economía para pagar adicionales a los inspectores.

Otras soluciones dependen de la firma del «comodato», previsto también para esta semana.

A partir de ese acuerdo el municipio se encargará de operar por su cuenta el estacionamiento medido y contará con la grúa para trabajar en toda la jurisdicción. Porque hasta ahora ese recurso sólo era empleado en el área arancelada y medida.

El municipio no tiene grúa propia para retirar autos en otros puntos del ejido. Tampoco tiene handys suficientes y la movilidad del personal de Tránsito está limitada a un un microbús y una sola moto.

También está pendiente un plan de semaforización presupuestado en 550 mil pesos, que hasta ahora permanece archivado, como tantas otras inversiones que el municipio incluyó en su planificación anual, pero no puede ejecutar por falta de ingresos.

Alonso dijo que la solución del tránsito requiere inversión y toma de decisiones. Propuso eliminar el estacionamiento sobre mano derecha en la calle Mitre y habilitar las playas ubicadas debajo de la Costanera, con un arancel para estacionamiento diario.

Claro que en ese caso el municipio debería mejorar sustancialmente la capacidad de control.


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