El virus que profundizó una crisis económica con pasado

Como en toda situación fuera de control, hay perdedores. Pero también ganadores. Cuando el coronavirus aterrizó en Ezeiza, el país acumulaba ocho trimestres de desaceleración de la actividad.

Hace un año el presidente de la Nación Alberto Fernández anunció la cuarentena por primera vez, no obstante, sería inocente creer que la recesión en Argentina comenzó el 20 de marzo de 2020.

La desaceleración en el nivel de actividad económica ya llevaba ocho trimestres completos cuando el virus llegó a estas costas.

Y las restricciones impuestas para contener la propagación de la enfermedad, no hicieron más que asestar el golpe de gracia.

En términos generales, el año en que llegó la pandemia al país, significó a nivel económico una caída del Producto Bruto Interno (PBI) del 10%.

Con ese registro, Argentina se inscribe junto a México, España, Francia e Inglaterra, entre los países del mundo que resultaron más golpeados por el covid 19.

El gran problema en nuestro país fue que la caída del 10% se da respecto a un PBI que ya venía cayendo en los últimos dos años, con lo cual el golpe es mucho más duro que para otros países del mundo con una caída similar.

No obstante, hay algo que sucede siempre que irrumpe una crisis. En especial cuando se trata de una crisis imprevista o producto de un suceso fortuito que no estaba en los planes de los analistas ni de los funcionarios.

Cuando eso pasa, el final del recorrido muestra una gran cantidad de perdedores, y en medio de la debacle, un grupo de sectores que pese al escenario general sale ganador.

Verde, rojo y amarillo

Ni más, ni menos, ese es estrictamente el mapa que muestra hoy la economía.

En este sentido, el entramado productivo nacional puede dividirse en tres grandes lotes: los grandes perdedores de la pandemia, los que perdieron marginalmente y recordaran el 2020 apenas como un mal año, y los que no solo sobrevivieron, sino que ganaron gracias a la crisis.

Entre los primeros, por lejos el sector que más perdió en la pandemia fue el turismo. La imposibilidad de viajar, movilizarse, y por varios meses, de salir de la casa, aniquiló al sector.

El último Estimador Mensual de Actividad Económica (Emae) publicado por Indec, revela que en los doce meses de 2020, la actividad en “hoteles y restaurantes” cayó un 47,1%. Con una lógica similar, el segundo sector más dañado fue “transporte y comunicaciones”, que cayó un 19,2%.

En ese primer grupo, con números en rojo, se inscriben también “explotación de minas y canteras” (-9,2%) – que incluye la actividad petrolera – y la administración pública (-7,8%).

En el segundo lote, los que quedaron casi al límite, hay una serie de sectores que también salieron perdedores en 2020, pero que pese a ello no experimentaron un derrumbe. Allí se anotan por ejemplo “agricultura y ganadería” (-3,6%), Educación (-3,5%), “servicios personales y de salud” (-1,2%), y “actividades inmobiliarias y empresariales” (-0,7%).

Por último, hay tres sectores que salieron claramente ganadores con la pandemia.

El primero es un rubro que rara vez pierde: la “intermediación financiera” mejoró un 11,3% en el acumulado de 2020 respecto al año anterior.

De cerca lo sigue el “comercio mayorista y minorista”, el gran ganador de la pandemia, que creció un 10,7%. En el mismo grupo, también se incluye la pesca que creció 6,5%, la construcción que lo hizo 6,3% y la industria manufacturera un 4,3%.

En números

-10%
fue la caída que tuvo el PBI argentino. Se ubicó en el lote de los países más golpeados por los efectos de la pandemia.
-3,6%
fue la baja que totalizó el sector económico de la agricultura y ganadería, donde entra la fruta regional.

Despidos, reactivación y números récord


A diferencia de la situación epidemiológica, la actividad económica atravesó sus peores momentos, por las medidas de distanciamiento social, al inicio de la declaración de la cuarentena. Uno de los indicadores clave fue el nivel desempleo: la región tuvo picos, a mediados del 2020, de 11 mil trabajadores registrados menos en la comparación con 2019.

Neuquén fue el que más absorbió el impacto (8 mil) vinculado al parate que mostró la industria petrolera con la movilidad reducida a su mínima expresión. Se agrega la reducción de la actividad producto de la menor demanda de combustible.

Hacía finales del año pasado, cuando las actividades comerciales comenzaron a liberarse casi por completo los indicadores de empleo mostraron una leve recuperación, que no alcanzó a compensar daños obvios de una pandemia.

Los aparatos productivos de la región mostraron comportamientos diversos. Vaca Muerta recién logró recuperar algo de actividad en los últimos meses de 2020, pero eso no impidió que se alcanzarán niveles récord de extracción de petróleo (febrero tuvo 133 mil barriles diarios). Lejos quedó aquel abril donde las fracturas, actividad clave para el no convencional, marcaron cero. El impulso de recuperación todavía no termina de llegar a toda la masa de operarios ya que hay unos 2.000 trabajadores que siguen en sus hogares.

En cambio, el sector frutícola que se incluye dentro de las actividades vinculadas a la agricultura, que fueron casi a contramano de la pandemia por la demanda de alimentos que marcaron las medidas de distanciamiento, marcaron un año con muy buenos números.

La manzana, por ejemplo, volvió a ser la reina del mercado interno y tuvo la mejor temporada en 15 años.

Terminó el 2020 con un crecimiento interanual superior al 10%. Los precios saltaron en forma importante, en especial en la última parte del año.

La actividad petrolera también muestra signos de reactivación.


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