Elecciones en España: el Partido Socialista vuelve a ganar con menos votos y la ultraderecha se fortalece

El Partido Socialista (PSOE) del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ganó hoy las elecciones generales de España, pero con un resultado peor que el de hace seis meses, lo que debilita su posición para negociar la formación de un nuevo gobierno, mientras la extrema derecha se hizo fuerte al alcanzar una histórico tercer lugar en el Parlamento.

La repetición de los comicios no fue una buena jugada para el líder del gubernamental PSOE, quien, pese imponerse en las unas con un 28,9% de los votos y 120 diputados, perdió tres escaños respecto de las elecciones del pasado 28 de abril último.

Sánchez buscaba reforzarse pero consiguió lo contrario, mientras el gran beneficiado de la cita con las urnas fue el partido de extrema derecha Vox, que se disparó hasta el tercer lugar con 52 diputados, más del doble de los actuales, con un 15% de los votos.

«El Partido Socialista ha ganado por tercera vez en este año las elecciones», celebró Sánchez, recordando los comicios generales del 28 de abril, y la triple cita electoral de las municipales, regionales y europeas de mayo.

El primer ministro Pedro Sanchez. Foto: AP

«Nuestro plan no es seguir ganando elecciones sino formar un gobierno estable para la mayoría de españoles y españolas. Por eso, me gustaría hacer un llamado a todos los partidos políticos, que tienen que actuar con generosidad para desbloquear la situación política en España», subrayó.

Entre gritos de «¡Con Casado no!» y «¡Con Iglesias sí!» de los militantes, Sánchez afirmó desde la puerta de la sede partidaria de la calle Ferraz de Madrid que «esta vez sí vamos a conseguir un gobierno progresista» liderado por el PSOE.

Sin embargo, el líder socialista no hizo ningún guiño a Unidas Podemos (UP) – que perdió 7 escaños, pasando de 42 a 35 diputados- y reiteró el mismo discurso de los últimos meses cuando tenía intenciones de gobernar en solitario, al afirmar que la formación de un nuevo Ejecutivo «no depende sólo del Partido Socialista» sino de otras fuerzas.

En ese contexto, el líder socialista convocó a «todos los partidos menos aquellos que se autoexcluyen de la convivencia y siembran el discurso del odio», en referencia a Vox.

Para formar un gobierno progresista, Sánchez no tiene muchas opciones que intentar llegar a un acuerdo con Unidas Podemos, Más País, y los nacionalistas vascos del PNV -que obtuvieron 8 diputados-, y aún así necesitaría la abstención de los independentistas catalanes -con 13 escaños-.

Un acuerdo de estas características, sin embargo, era mucho más accesible tras los comicios de abril que ahora, en medio de una escalada del conflicto de secesión tras la respuesta violenta de un sector radical a las duras condenas de prisión contra los líderes del fallido proceso de secesión de 2017.

«Sánchez pasará a la historia como un irresponsable» dijo Gabriel Rufían, de ERC, quien, no obstante, consideró que en una posición más débil debería sentarse a negociar.

Por su parte, el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, insistió en que su propuesta al Partido Socialista es «un gobierno de coalición».

«Para lo que han servido estas elecciones es pera que la derecha se refuerce, y tengamos una de las extremas derechas más fuerte de Europa; y la única manera de frenar a la extrema derecha es un gobierno estable que se apoye en partidos suficientes y garanticen políticas sociales», aseguró Iglesias al valorar los resultados.

«En España hay una segunda oportunidad para que se forme un gobierno progresista, y la responsabilidad es entendernos», dijo por su parte Iñigo Errejón, después de que Más País haya conseguido tres diputados.

La otra posibilidad que tiene Sánchez es buscar la abstención de Partido Popular (PP), aunque los conservadores salieron reforzados de los comicios, al pasar de 66 a 87 diputados, con un 20,8% de los votos.

«Los españoles han hecho una moción de censura», dijo Casado, quien no parece muy dispuesto a facilitar la investidura de Sánchez, después de sugerir que debería dar un paso al costado.

Casado ratificó su liderazgo en la centro derecha pero no se libró de la presión del ultraderechista Santiago Abascal.

En la sede de Vox, el ascenso de la extrema derecha a tercera fuerza se vivió con una euforia que se tradujo en cánticos futboleros amenazantes de «¡A por ello, oé!», mientras Abascal celebraba «la mayor gesta política de la democracia».

«No daremos ni un paso atrás», prometió el líder ultra, quien dijo estar «preocupado por la gobernabilidad» y la respuesta que dará Sánchez » los golpistas» de Cataluña.

Los independentistas volvieron a mostrar fortaleza, aunque en bloque solo sumó un diputado más.

La novedad fue la irrupción de los anticapitalistas de la CUP con 2 diputados, en detrimento de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que se quedó con 13, mientras Juntes per Catalunya (JxCat) obtuvo 8.

El gran perdedor fue Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, cuyo partido se hundió de 57 a 10 diputados, por la fuga de votos hacia Vox. «Hemos tenido un mal resultado, sin paliativos ni excusas», se sinceró Rivera, sin anunciar su esperada dimisión, que fue el resultado de haber llevado su antiindependentismo al extremo del ultra nacionalismo español. En Cataluña celebraron que ERC obtuvo más escaños que Ciudadanos en toda España.

Fuente: Télam


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