Covid: ¿Dejaste de percibir el olor y el sabor de la carne?

El 43% de los pacientes con Coronavirus han reportado alteraciones del olfato y el gusto durante el período de recuperación. Un estudio reciente reveló que los productos que se perciben distorsionados cambian de país en país. ¿Qué pasa en la Argentina?

La distorsión de olores se denomina parosmia y puede afectar aromas y sabores. Muchas personas presentan este síntoma y lo habitual es que surja luego de una infección por Covid-19 u otros virus (resfrío o gripe), debido al daño del epitelio olfatorio.


¿Un dato curioso? Los productos que se perciben alterados cambian según el país. Así se vio recientemente en un estudio simultáneo realizado en Alemania, Japón, Filipinas, India y la Argentina. Aquí, por ejemplo, el reporte indica que los sabores y olores que se sienten alterados más frecuentemente son las carnes, especialmente de vaca y pollo, huevo, cebolla, ajo, bebidas cola, pasta dental y artículos de perfumería.

Se ha descripto que hasta dos tercios de las personas que presentan disfunción olfatoria persistente, tras una infección de la vía aérea superior, pueden tener parosmia. En caso de Covid19, se ha visto que el 43% de los pacientes la presentan durante el período de recuperación.

Suele comenzar dos o tres días después de la pérdida del olfato, durante el período de recuperación. Se trata de una señal de regeneración parcial de la vía olfatoria y se considera un signo de buen pronóstico.

En un trabajo realizado en Inglaterra mediante encuestas online, más de la mitad de las personas referían una mejoría parcial del olfato cuando iniciaron con parosmia. Los demás, en tanto, seguían sin olfato o sentían que lo habían recuperado completamente cuando comenzaron a percibir que los olores se distorsionaban. Esto puede preocupar y sentirse como un retroceso, pero es parte del proceso de recuperación de la función olfatoria.


Aunque no es frecuente, la parosmia puede empezar durante el proceso infeccioso como resultado de la degeneración parcial del epitelio olfatorio. Las infecciones no son las únicas causas de parosmia: también puede manifestarse luego de un golpe de cabeza o cara, o tras muchos años de rinitis o sinusitis crónica.

Sin duda, es un proceso difícil de transitar, pues muchas veces afecta la alimentación (se sienten feos los sabores y olores) e incluso la vida afectiva y social, ya que artículos de higiene como el dentífrico y el desodorante también se perciben como desagradables.

Las formas en que se manifiesta y progresa la parosmia difieren entre personas. Puede suceder que percibamos como iguales olores que, en realidad, son muy distintos: vainilla, tierra, pasto húmedo, óxido, basura, huevo podrido o materia fecal, y que este proceso se inicie con intensidad. Otras veces, la parosmia comienza alterando un olor y va aumentando en cantidad de aromas distorsionados e intensidad.

Una vez que alcanza su pico, tiende hacia una etapa de meseta, variable en tiempo, y luego desciende paulatinamente.


Recuperación



A la hora de alimentarnos, un recurso para “tapar” sabores desagradables puede ser el uso de aderezos y condimentos diversos. También envolver con avena lo que vayamos a comer, o bien, mezclar el alimento con otro cuyo sabor y aroma no sintamos distorsionados. Probar alimentos nuevos también es una opción.

En algunos casos, es necesario complementar con vitaminas o algún suplemento dietario. Un esquema clásico de la rehabilitación es el siguiente: elegir cuatro olores (especias, ajo, un pedacito de jabón) y colocar cada elemento en un frasco de vidrio. Luego, dos veces al día, abrimos cada frasco para olerlo durante unos quince segundos (tres a cuatro inhalaciones), procurando concentrarnos en cada aroma. La idea es probar con estos olores durante dos meses y luego pasar a otros cuatro.


Los aromas deben ser intensos y específicos, pero no tóxicos; es decir, no acudir a mezclas. Podemos usar aceites aromáticos. Los olores pueden cambiar (distorsionarse) durante el proceso de rehabilitación. Si ocurre esto, suspenderlo y probar luego de unos días.

La parosmia se cura, pero su mejoría es lenta. Por eso, al contemplar un tratamiento, es fundamental que nos orientemos hacia una mejor calidad de vida, de alimentación y de nutrición, además de tratar la patología en sí.

Por Dra. Patricia Portillo Mazal, Médica otorrinolaringóloga.-


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