La enseñanza de los coleccionables

Con las figuritas como disparador, los especialistas analizan las ventajas de que los niños tengan distintas colecciones.

Cada vez falta menos para el Mundial de fútbol Qatar 2022; pero gracias al lanzamiento del álbum de figuritas, grandes y chicos ya comenzaron a palpitarlo. Lo cierto es que incentivar a los chicos a coleccionar figuritas, juguetes o cualquier otro producto es, al contrario de lo que muchas veces se cree, una herramienta capaz de fomentar nuevas cualidades y valores a través de una práctica muy divertida.


“Los juguetes coleccionables, como carritos, muñecas, muñecos de acción y ahora álbumes y figuritas poseen entre sus principales funciones educar a niños y niñas desde temprana edad, ya que fomentan la concentración, la atención, la organización, el esfuerzo y muchos otros valores” comenta Cristina Caffaro, Marketing manager de Vulcanita.

Al comenzar una colección, los chicos aprenden diversas cuestiones. Una es la tolerancia: ante escenarios donde no se puedan conseguir las figuras faltantes, es natural que se experimenten frustración. Al coleccionar, los niños y niñas están expuestos a esta experiencia y deberán aprender a superarla.

Lo mismo con la paciencia: los jóvenes y niños que desean coleccionar deben esperar que salgan nuevas figuras. Es normal que en el mercado puedan escasear, demoren en llegar o simplemente no aparezcan. Ante estas situaciones la paciencia aparece como una gran virtud para no agobiar la diversión y seguir disfrutando de la experiencia.

En cuanto a la solidaridad, coleccionar puede ayudar a fomentar nuevas relaciones de amistad. Tradicionalmente para completar un álbum los niños se ven obligados a intercambiar figuras, esto promueve el compartir y la ayuda entre ellos, además de establecer vínculos que podrían durar en el tiempo.

Cambiar figuritas entre los coleccionistas sigue siendo uno de los métodos más efectivos para completar el álbum.


Hay enseñanzas en relación a la perseverancia: es muy fácil entender a través de una colección que debe existir un gran esfuerzo para poder completarla. Es allí cuando la resiliencia será protagonista para cumplir objetivos.

Es similar con la autonomía: frente a una colección, los niños se verán obligados a tomar sus propias decisiones ya sea para intercambiar, establecer prioridades y evaluar ciertas posibilidades, su independencia los llevará a responsabilizarse de sus acciones.

Los niños pueden sentir pasión por las colecciones desde muy pequeños y este pasatiempo puede llegar incluso a acompañarlos hasta la edad adulta reflejado en otros aspectos de la vida cotidiana, como laboral, afectivo, familiar e interpersonal. Por esto, fomentar desde una edad temprana valores que promuevan no solo su desarrollo intelectual sino que también los hagan sentir orgullosos de sus logros y características propias para alcanzarlos, es fundamental para crear futuros más felices.

“Sabemos que los niños de hoy son el futuro del mañana, por eso desde nuestra posición buscamos sembrar en ellos los valores adecuados para una generación con importantes responsabilidades a largo plazo. Promover actividades donde puedan aprender y poner a prueba sus conocimientos es indispensable y debe ser tratado como una prioridad para el desarrollo y progreso social” agregaron desde Vulcanita.

En este sentido, la idea de coleccionar debe ser considerada una actividad educativa sea cual sea el elemento a recolectar. Existen muchas colecciones que pueden realizarse con objetos que no necesariamente deben comprarse, sino con el único objetivo de generar buenas experiencias y grandes aprendizajes.


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