Lecturas: “La gran divergencia”

El reconocido investigador y periodista británico Peter Watson se embarca en una aventura arqueológica para desarrollar la evolución de las civilizaciones desde Eurasia hasta América bajo la pregunta ¿cómo y por qué llegaron a ser diferentes el viejo mundo y el nuevo?

“Eridu y Aspero” es uno de los capítulos de este libro en el que Peter Watson explica tan eruditamente los inicios de ambas aldeas, la primera en Medio Oriente y la segunda en las costas del Pacifico chileno/peruano, hace alrededor de +/- 7 mil años.


Pese a la distancia entre ambos, el autor explica cómo un cambio climático, la corriente del niño en América y los húmedos monzones en el mediterráneo, entre otros motivos, había estabilizado el clima permitiendo asentamientos humanos y una rudimentaria manera de producir alimentos para sus habitantes, que empezaron a aumentar gracias a esta estrategia social desarrollada paralelamente en ambos continentes.

En la costa de América, la pesca; y en medio oriente el cultivo de granos. Entre otras interesantísimas cuestiones, en Aspero se momificó a humanos mucho antes que en Egipto, para mí, toda una novedad.

Los Chinchorros, entonces, eran los habitantes (hace unos 7 mil años atrás) de una aldea de pescadores en la desértica costa norte del Atlántico Chileno y los casal lo eran de una zona más adentro, con tierras cultivables regadas con los ríos de los Andes en las que plantaban algodón para hacer las redes de los pescadores.

Pero el algodón no se comía, de manera que intercambiaban sus bienes con los Chinchorros. Mientras que, en Medio Oriente, los Eridu, al tiempo que seguían cazando y recolectando, empezaron a cultivar cereales y domesticar animales, elementos que en América no existían. Y para administrar los bienes, debieron, más adelante, inventar la escritura, que nació allí, en Sumeria, precisamente en Shuruppak (3500/3100 AC) y, con ella, las licencias poéticas de los artistas, porque allí nació la astronomía, las matemáticas, la música y la escuela…allí nacieron las preguntas que fundaron las ciencias y las metáforas que inspiran las artes.


Por otro lado, hace entre 13 y 18 mil años atrás (dependiendo del autor) los sapiens cruzamos por primera vez a América por el estrecho de Bering.

Para ese entonces un periodo glacial, el último que nos tocó soportar a los humanos, aumentó considerablemente el congelamiento de los polos, para lo cual debió absorber inmensas cantidades de agua de los océanos del planeta, provocando un considerable descenso de los niveles del mar que, en algunos casos disminuyeron más de 100 mts sobre el nivel actual, abriendo, como el caso de la Beringia, un paso entre Asia y América, por el que iban y venían todo tipo de especies, incluyendo la nuestra.

Por aquel entonces, los sapiens, nos especializábamos en la caza y la recolección. Aún no habíamos asociado el acto sexual con el embarazo y posterior nacimiento, ni de la nuestra ni la de ninguna otra especie. De manera que, nuestra organización social dependía de la comprensión que tuviéramos de la naturaleza humana.

De forma que el nacimiento, la lactancia y la recurrente y perturbadora menstruación eran un gran misterio atribuible al espíritu de algún animal. Con esta “sabiduría” cruzamos a América.


Algunos pocos miles de años después, el planeta se recupera del yermo periodo glacial y regresa la humedad con el descongelamiento de los polos y el paso por la Beringia se interrumpe por el nivel del mar… Así las cosas en ambos territorios y por definición, la concepción, la lactancia y la menstruación era atribuibles al espíritu animal.

Pero hace unos 10 mil años algo pasó en el creciente fértil, el corazón del antiguo mediterráneo, que permitió asociar el acto sexual y al embarazo como algo natural y, ya no sobrenatural. Con este nuevo concepto nace la religión mientras que en América continúa el chamanismo. Y divergimos.

¿Qué hubiese pasado si, por cualquier motivo, no se hubiese poblado América? ¿Quién otro, que no fuera Colón, hubiese llegado a estas tierras y a qué? ¿Quiénes hubiésemos terminado siendo hoy…?

Por otro lado, los recursos disponibles americanos como ganado y cereales frente a la abundancia europea y asiática, eran escasos.


Impidiendo lo contrario que sucedió en el Mediterráneo, una increíble y creciente competencia de todo tipo de materiales incluyendo las más importantes, como lo eran las ideas que fomentaron un desarrollo poblacional muy diverso que a América le fue, por muchos motivos, imposible por aquel entonces. Es un erudito libro de la historia de las culturas y sus diferencias.

Si queremos saber porque los del “nuevo mundo” éramos y somos tan abismalmente distintos a los asiáticos y europeos… Si queremos saber porque, pese a tanto mestizaje, seguimos tan dispares, debemos leer este maravilloso libro, lleno de erudiciones y conocimiento y tan fácil de llevar, porque el autor, un erudito, abandona la jerga y aborda el lenguaje coloquial con el que Usted y yo nos llevamos tan bien.

Por Ricardo Kleine Samson.-


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