En Invap ya están pensando en los próximos satélites

Mientras avanza con el Sabiamar, se prepara para el nuevo desafío de una nueva generación de aparatos de comunicaciones como los Arsat. Costará entre 150 y 200 millones de dólares.

El Saocom 1B ya está en Cabo Cañaveral, Estados Unidos, a la espera de la ventana de lanzamiento, estimada a mediados del mes que viene. Mientras tanto, en Bariloche los ingenieros y físicos de Invap trabajan en los otros proyectos espaciales, especialmente en el diseño de un nuevo satélite geoestacionario de comunicaciones, que es muy posible que no lleve el mismo nombre (Arsat) de los dos anteriores, sino que será bautizado SG1.

Fuentes del gobierno nacional confiaron que el nuevo desafío costará entre 150 y 200 millones de dólares.

El primero de los Arsat lleva 5 años dando vueltas en torno de nuestro planeta en una órbita ubicada a 36.000 kilómetros. Transmite en banda Ku para llevar telefonía, datos y televisión; mediante las antenas VSAT se da acceso a internet en casi todo el cono sur.

El Arsat-2 cubre en banda C, además de Ku, todo el continente americano y reproduce esencialmente datos y video.

Fuentes de la empresa contaron que casi toda la capacidad de los dos satélites está vendida, salvo un resto que el operador, que es la empresa Arsat, del Estado nacional, reserva para demandas no programadas, que muchas veces son una gran oportunidad de negocios.

“Lo más probable es que se llame SG1 por ‘segunda generación’ pero todavía no está definido 100%”, le dijo a RÍO NEGRO uno de los científicos que conforman el núcleo de empresas dedicadas al espacio.

Lo de “segunda generación” se debe a que, además de tener propulsión eléctrica, el desafío es diseñar un “nuevo vehículo satelital”, añadió la fuente.


Todo indica que el nuevo satélite se llamará SG1. Será un vehículo diferente de los Arsat, con propulsión eléctrica, en vez de combustible líquido.


Por lo pronto, en la sede de Invap (que es el constructor principal de los satélites) se preparan para avanzar en otro proyecto junto a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), que es la dueña de los Saocom. El proyecto se llama Sabiamar y consiste en un aparato de observación del mar, que inicialmente se iba a hacer en sociedad con Brasil.


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