En Neuquén, la tecnología que más se usa es el celular

La “adicción” al celular no distingue rangos etarios, lo usan por igual los preadolescentes como los adultos mayores. Hay consejos para evitar el uso del teléfono a toda hora.

Al final de la semana, los smartphones mandan una notificación contándonos cuántas horas semanales los usuarios pasaron frente a la pantalla chica. Las cifras varían dependiendo la persona y sus consumos. Sin embargo, con la incipiente tecnologización de todos los sectores de la sociedad, cada vez hay más aplicaciones y opciones para mantenerse entretenido (y distraído) frente a los teléfonos inteligentes. No es casual que en la región más del 90% de las personas tengan un equipo en su poder y que los porcentajes de consumo sean igual de altos a los 14 años como a los 64.

Según la Dirección Provincial de Estadísticas y Censos de la provincia de Neuquén en su informe del último trimestre del 2017, el teléfono celular es la tecnología de uso más extendido en la población, y ya no es una cuestión de la juventud puesto que el porcentaje es muy similar entre la población de 14 a 19 años con un 93,7%, que la de 50 a 64 con un 87,7%. Mientras que los números más altos se lo llevó la franja etaria del medio, de 20 a 29, con un 98,8% y de 30 a 49 con un 97%.

Despegarse del teléfono móvil es algo complejo y existen aplicaciones que prometen límites al uso aún desde el mismo celular. También están las técnicas caseras como desactivar la línea por la noche o esconderlo lejos cuando ocupemos intimidad y soledad. Esas son algunas de las indicaciones que Pablo Fernández y Martina Rúa dan en “La Fábrica de Tiempo”, un libro que se propone como una caja de herramientas para ir hacia una vida más productiva.

“Estoy seguro que si le preguntamos a los usuarios de teléfonos inteligentes nadie sabe respondernos cuánto tiempo pasamos frente a la pantalla. Hoy no sabemos si tenemos la rienda del celular o el celular tiene la rienda sobre nosotros”, afirma Pablo Fernández quien además es director de Innovación Digital en Chequeado.

El escritor no tiene una postura definida desde un lado antitecnológico ni tampoco desde el enamoramiento. Él, como su coequiper, estudian la tecnología y sus usos hace años. Afirma que somos adictos a la tecnología y que todo está hecho para que eso suceda. “Detrás de cada aplicación hay un estudio riguroso de lo que la gente necesita y todo está pensado para que estemos más distraídos. Sin embargo, el tiempo es un tesoro muy preciado en estos tiempos, al igual que el enfoque y el descanso y por eso dejar a un lado un poco la tecnología es un paso muy importante”, afirma Pablo.

Según Fernández esta adicción también está acompañada de la acumulación de apps. Es decir, bajamos y/o compramos aplicaciones que rara vez usamos pero están ahí en el celular mandándonos notificaciones desde la misma app o a través del email. “Si bajamos las aplicaciones que nos cuentan cuánto tiempo estamos conectados vamos a recibir un cachetazo de realidad. Es tremendo lo que la gente se encuentra”, agrega Fernández.

¿Se usan todas las apps que tenemos en el celular? Para Fernández no. “Una de las cosas que hacemos en los talleres es el “borren una app” y así nos damos cuenta de todas las cosas que tenemos en el celular y nunca usamos y que quizás sea hora de borrarla para que no nos ocupe espacio y, sobre todo, tiempo. Es importante reducir el número de aplicaciones y sobre todo ser conscientes de qué tenemos en la pantalla principal del celular, que ojalá sean cosas que te resuelvan problemas y no que sean como un casino en el que no paras de jugar”, agrega.

En la región más del 90% de las personas tienen un smartphone.
Florencia Salto

Cómo cambiaron los consumos

Los consumos también han cambiado y han cambiado por la cantidad de ofertas. Hoy se prioriza lo que es fugaz e inmediato. “Y sobre todo lo que es adictivo, como Instagram. Si hace 5 años hubiéramos dicho que íbamos a subir contenido que en 24 horas desaparecería nos hubieran dicho que estábamos locos. Hoy existe y estamos atentos al récord de personas que nos miren las stories en ese período de tiempo”, afirma Fernández.

Pero también hay una necesidad del todo ya. De hecho ya, es tarde. “Hay que tratar de domar esas “falsas urgencias”. Hasta hace 10 años o menos vivíamos sin WhatsApp y todo estaba bien, nadie nos decía que les “clavábamos el visto” porque tardábamos a veces media hora en contestar algo. Eso que es increíble lo estamos naturalizando y no debería ser así. El arte es ver cómo hacemos para que eso que está pensado para que nos genere ansiedad no nos genere ansiedad y nos de buen rendimiento en lo que hacemos”, concluye Fernández.

Pablo Fernández da las siguientes sugerencias:

-Apagar las notificaciones de las aplicaciones que no usamos.

-Apagar durante el tiempo que querramos las notificaciones de Instagram o Facebook (las que seguramente más usamos).

-Técnica Pomodoro: si necesitás 25 minutos full de concentración, comprate un timer de cocina, puede ser el típico tomate (de ahí el nombre), para trabajar en una tarea durante 25 minutos sin interrupciones. Luego descansá 5 minutos y volvé a empezar.

-Comprate un reloj despertador clásico así dejas el celular

-Cargar el celular lejos de la habitación.

-Y sobre todo respirá y enfocate: algo urgente será una llamada no un WhatsApp


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