¿En serio crecemos?

El tratamiento del proyecto de presupuesto 2013 comenzó desde la ilegalidad. Con demoras que burlaron hasta la Constitución, recibimos la iniciativa por parte del jefe de Gabinete al unísono que el ministro de Economía lo presentaba frente a los legisladores que debemos analizarlo y tratarlo en el Congreso. Nuevamente el debate formal de esta ley será otra muestra del poco apego a las normas y las bondades que nos ofrece la vida democrática. Impulsarán su aprobación en tiempo récord, al ritmo acelerado que el oficialismo nos tiene acostumbrados; anularán toda discusión y hundirán las propuestas de los demás partidos que conformamos la cámara baja, demostración de la prepotencia y el abuso de la mayoría automática circunstancial que posee el kirchnerismo. La verdad revelada sobre la economía argentina fue informada por Hernán Lorenzino, virtual titular de Hacienda, donde se destacó la asombrosa muñeca para realizar las proyecciones macroeconómicas, entre ellas, las cifras de inflación y crecimiento. Ya conocemos, pero jamás reconoceremos, que el índice inflacionario es manipulado desde las oficinas tomadas del Indec por la patota de Guillermo Moreno desde el 2007. Entonces, que en la ley de leyes se incluya una proyección de tasa de inflación del 10,8%, sin que se haya previsto la aplicación de un programa antiinflacionario integral para disminuir el 25% actual, demuestra que se continuará por la senda de la distorsión de la realidad, que sólo provocará la persistencia de la inercia inflacionaria. Con los índices de crecimiento pasa algo llamativo. Se prevé que el corriente año cierre con un nivel de actividad del 3,4%, pero en el primer semestre del año el índice llegó al 2,5%. Entonces, ¿estamos asistiendo a una aceleración significativa en el segundo semestre? Es posible que esta estimación represente una demora en reconocer la realidad y haya sido incluida en forma apresurada a los efectos de la discusión presupuestaria, para después modificarla. Pero esto no es una ingenuidad, tiene claros propósitos. En efecto, en caso de que la tasa de crecimiento no sea luego confirmada por las autoridades, ya se habrá previsto qué hacer con las erogaciones que la misma dispara. Se modifica el destino de las partidas, asignándolas a otro discrecionalmente, eludiendo el mecanismo parlamentario. Es decir, actuar como lo indica “el modelo”. Sobrestimar el crecimiento sale caro. Cuando supera el 3,25% se adiciona un pago extra, de aproximadamente 3.500 millones de dólares, a los tenedores del cupón PBI que acompañó la oferta de reestructuración de la deuda en el 2005, que se deberán hacer efectivos en diciembre del año próximo. Hay muchas novedades incluidas en el presupuesto 2013; se avanza sobre las reservas del Banco Central para financiar el gasto desmedido –oportuno para tiempos de campaña electoral–, nada dice de modificar el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, se le destinará más plata al Fútbol para Todos y se seguirán vaciando las arcas de la Anses. En consecuencia, no hay buenas noticias para la salud económica de nuestro país, porque los responsables de ejecutar las políticas precisas y serias navegan por una irrealidad peligrosa y preocupante. (*) Diputado radical, vicepresidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda

MIGUEL ÁNGEL GIUBERGIA (*)


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