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De la cocina a un avión: una planta para convertir aceite vegetal en combustible 

Repsol invirtió unos 217 millones de dólares para convertir aceite de cocina en combustible de aviación. Aunque despierta expectativas, la empresa expresó preocupación por la inestabilidad en el marco regulatorio de Europa

La empresa española energética Repsol invirtió unos 217 millones de dólares en el sureste de España para instalar una planta que convierte el aceite de cocina usado en combustible de aviación sostenible (SAF, por sus siglas en inglés). El proyecto despierta un amplio interés, pero a la empresa le preocupa el marco regulatorio de Europa y la inestabilidad que genera.

El sector de la aviación de Europa se ha fijado el objetivo de aumentar el uso de SAF al 10% de todo el combustible para aviones para 2030. Se trata de una tarea desafiante, ya que en la actualidad cuesta hasta cinco veces más que el combustible tradicional.

Está comprobado que el SAF es una de las formas más efectivas de descarbonizar la aviación. Aumentar su uso es crucial para que las aerolíneas se consideren sostenibles según las reglas de finanzas verdes de la Unión Europea, que afectan el costo de recaudar dinero. Sin embargo, el SAF representa menos del 1% del combustible para aviones utilizado.

El director de aire-combustible en Madrid, Oliver Fernández, señaló que en Europa «hay una inestabilidad legal y una maquinaria regulatoria que es muy compleja y muy desalentadora para buscar nuevas soluciones». Fernández marcó que el entorno regulatorio se está quedando atrás en comparación con el apoyo de Estados Unidos para financiar empresas y promover la innovación

Los productores europeos necesitan apoyo para financiar los costes de inversión para escalar. Los gobiernos deben comprometerse con ciertos precios durante 10 a 15 años para garantizar la seguridad de la inversión, requisito que aún no sucedió. Por el momento, Repsol produjo suficiente SAF para impulsar algunos vuelos de prueba para Iberia, una aerolínea propiedad del grupo IAG. 

Incluso el mayor productor de SAF, Neste, con sede en Finlandia, necesita asistencia para buscar materias primas y construir nuevas plantas para cumplir los objetivos europeos. A pesar de estos desafíos, los productores de menor escala como Velocys  y Fulcrum están construyendo instalaciones para aumentar la producción de SAF.  

El analista climático de Columbia Threadneedle Investments, Joe Horrocks-Taylor afirmó que «la mayoría de las empresas con las que hablamos ya han asegurado suficiente suministro de SAF para cumplir con al menos la mitad de sus objetivos de adquisición para 2030, que es exactamente la señal de mercado necesaria para respaldar una mayor escala de SAF arriba». 

Repsol es optimista sobre la demanda de SAF: invirtió 103 millones de euros adicionales en una planta para producir turbosina sintética a partir de dióxido de carbono que se inaugurará en 2025. El ingeniero que supervisa la construcción de la planta, Emilio Mayoral, subrayó que el combustible sintético para aviones «será imposible de distinguir químicamente del combustible para aviones hecho de petróleo«. 


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