¿Sin gas en el país de Vaca Muerta?: las claves que explican los cortes por el frío polar
Las bajas temperaturas provocaron una mayor demanda de gas. Faltó, además, una mirada integral de la energía que requiere el país y no sobreexigir a Vaca Muerta.
Una intensa ola de frío afectó a todo el país durante esta semana y una de las postales preocupantes que dejó estuvo vinculada a los cortes de gas: restricciones en el suministro, menor inyección desde los yacimientos, cortes a los usuarios industriales, faltantes de GNC y hasta interrupciones en hogares, como ocurrió en nada menos que la ciudad de Mar del Plata.
Si bien el Gobierno nacional confirmó que la situación está normalizada, quedan interrogantes sobre qué ocurrió y cuál será la estrategia energética argentina para evitar otra crisis similar. Y que pese a contar con la producción de gas no convencional de Vaca Muerta, y haber contratado barcos de GNL para complementar la demanda extrema, no se pudo evitar que haya ocurrido un conjunto de problemas.
«La suma de distintas contingencias en un sistema al límite por las bajas temperaturas hacen que cualquier cosa chiquita tenga un impacto grande», manifestó una fuente del sector a RÍO NEGRO. En este contexto de alta demanda, cualquier falla repercute rápido. Al haber sido muchas variables desajustadas al mismo tiempo, se convirtió en un combo explosivo.
Las condiciones meteorológicas, con dos dígitos bajo cero en buena parte del país durante varios días, describen parte del problema: la demanda. La Secretaría de Energía de la Nación registró que el uso prioritario del gas (residencial, hospitales y similares) que promedió los 90 millones de metros cúbicos por día (MMm3/d), cuando en el interno suele rondar los 60 MMm3/d. Entre el 30 de junio y el 1 de julio se superaron los 100 MMm3/d. Esto es mayor a todo el consumo argentino y por encima de la capacidad de producción y transporte disponible.
El Comité de Emergencia dio por finalizada su tarea ayer viernes, en un trabajo conjunto que involucró a las empresas transportistas y distribuidoras, el Enargas, Cammesa, Enarsa y la propia Secretaría de Energía -bajo la órbita del Ministerio de Economía de la Nación-. Se resolvió avanzar con la liberación de los cortes a estaciones de GNC e industrias con contratos firmes, manteniéndose únicamente las restricciones para consumos interrumpibles.

Los cortes de gas en el país
Juan Bosch, CEO de SAESA y experto en comercialización de gas, explicó que la producción gasífera se concentra en las cuencas Neuquina (Vaca Muerta principalmente), Austral (el offshore de Tierra del Fuego) y Norte (Salta, apenas el 2% del total nacional). «Desde esos lugares, el gas natural recorre el país a través de una extensa red de gasoductos de transporte y distribución. Así como tenemos aún más de un tercio del país sin red de gasoductos, algunos puntos que sí son abastecidos no tienen una infraestructura suficiente para afrontar estos picos de consumo», indicó en un informe.
El caso más impactante fue el de General Pueyrredón, con su ciudad cabecera Mar del Plata, que aún en situaciones donde se pueda asegurar el suministro a usuarios residenciales y otras categorías, el gasoducto que alimenta esta región es insuficiente para cubrir demandas récord. Por eso, interrumpir el gas a locales comerciales se convierte en una opción. Allí el servicio está restablecido en su totalidad, informó Camuzzi.
No está de más reiterar cuidados en los hogares durante el invierno con los artefactos de calefacción. En algunos casos, puede que lleven varios meses sin ser utilizados o carecer de mantenimiento, así que para garantizar la seguridad es importante verificarlos. Además, hay que controlar los ambientes para evitar contaminación por monóxido de carbono, causante de accidentes letales.
Vaca Muerta no alcanza
Por primera vez en muchos años, Argentina tuvo que realizar restricciones comerciales y residenciales puntuales para afrontar la crisis climática. No obstante, la explicación no termina únicamente por el clima y el consumo, sino que también está la producción y el transporte. En estos últimos días, yacimientos operaron a media máquina por las temperaturas bajo cero de la Patagonia y varias compresoras que quedaron inactivas por horas e incluso días.
La mirada de sobreexigir a Vaca Muerta para satisfacer la demanda local falló esta última semana, dado que el frío extremo también afectó a los principales centros de consumo como son las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Sin el gas de Bolivia, por el declino de su producción, y un backup de GNL que resultó débil, el gas no convencional de Neuquén no alcanzó.
Aunque Vaca Muerta produce cada vez más, la infraestructura disponible no basta para llevar ese gas a los principales centros de consumo del país. Obras clave como la segunda etapa del Gasoducto Néstor Kirchner o la reversión del Gasoducto Norte, que permitirían ampliar la capacidad de transporte desde la Cuenca Neuquina hacia el centro y norte del país, están demoradas o paralizadas, generando cuellos de botella estructurales.
En medio de ese cuadro, el Gas Natural Licuado (GNL) volvió a ser clave. El barco regasificador amarrado en Escobar aportó unos 20 millones de metros cúbicos diarios, lo que permitió sostener parcialmente la oferta. Aunque su uso genera críticas por los altos costos, especialistas advierten que es mucho más económico que utilizar gasoil o fuel oil para la generación eléctrica, y más flexible que construir infraestructura sobredimensionada solo para picos de consumo de pocos días al año.
Subyace en el fondo la falta de una planificación energética integral. La ausencia de una política sostenida que contemple reservas estacionales, obras anticipadas y escenarios de riesgo, deja al sistema gasífero operando al límite cada invierno. La crisis no pone en duda el potencial de Vaca Muerta, pero sí evidencia que no alcanza con tener los recursos: hay que explotarlos con una mirada integral, complementar con importaciones y completar obras, inversiones y, sobre todo, tener previsión.
Comentarios