Vaca Muerta ya produce 250.000 barriles de petróleo por día

Equivale a la mitad del crudo que se consume en el país. En los últimos tres años las extracciones en los campos shale se incrementaron un 145%, mientras el resto de la producción nacional cayó un 16%.

Los registros de producción de hidrocarburos del mes pasado marcaron no solo un nuevo crecimiento en la cantidad de extracciones de petróleo de tipo shale de las áreas de Vaca Muerta, sino que llevaron a que por primera vez la formación rompiera la barrera de los 250.000 barriles por día. Un fenómeno de crecimiento a pasos agigantados que es la contracara de la marcada caída en la producción de los campos convencionales.

La información oficial de la secretaría de Energía de la Nación da cuenta de que durante el mes pasado en el país se extrajo un promedio de 601.949 barriles por día, un volumen que no se registraba hace mucho más de una década y que se explica precisamente por el fuerte auge del shale.

El petróleo que se extrae de la roca madre que es Vaca Muerta ha crecido aceleradamente, permitiendo no solo disimular la constante caída de la producción de petróleo tanto de tipo convencional como la proveniente de las arenas compactas o tight.

Sino que además, el notable crecimiento de la producción de Vaca Muerta permitió en los últimos años compensar y sobrepasar la caída de las extracciones del resto de las cuencas productivas de Argentina, elevando los niveles a tal punto que en este año ya permitieron la exportación de más de 10 millones de barriles de petróleo liviano de tipo Medanito.


De 2014 a la fecha: el auge del shale


Al analizar los registros de producción por tipo de petróleo del país de la última década, pueden observarse dos fenómenos claramente opuestos. Por un lado el shale de Vaca Muerta que apenas representaba 1.741 barriles por día en septiembre de 2014, llegó en 5 años -en septiembre de 2019 a los 102.000 barriles diarios. Y desde allí se disparó con fuerza hasta los 250.000 barriles diarios que se registraron el mes pasado.

En la vereda opuesta, la producción convencional y de tight, mantiene en el período estudiado una clara línea en caída, ya que entre los 519.900 barriles que se habían extraído en 2014 y los 351.900 del mes pasado, hay una pérdida productiva diaria de nada menos que 168.000 barriles.

Pero pongamos estos datos en contexto para comprender de mejor modo su impacto.
Las refinerías de todo el país consumen desde hace años cerca de 500.000 barriles por día de petróleo para elaborar no solo los combustibles que se utilizan sino también otros productos como solventes.
Este año, por el pico de demanda de gasoil que hubo en el invierno el parque refinador nacional llegó a consumir hasta 507.000 barriles diarios.

Esto marca que así como en 2014 la producción de Vaca Muerta era insignificante, los 250.000 barriles que a diario se extrajeron el mes pasado alcanzarían ahora para alimentar la mitad de las refinerías del país.

En números

601.949
barriles por día se extrajeron el mes pasado en todas las áreas del país. El 41% correspondió al shale oil de Vaca Muerta.

El caso de la producción del resto del país -y en esa cuenta se incluye la propia producción convencional y tight de la Cuenca Neuquina- el panorama es diametralmente opuesto.

En 2014 los 519.900 barriles diarios que se extraían alcanzaban para cubrir la demanda nacional y dejaban un leve excedente que es lo ha permitido desde hace años la exportación del crudo tipo Escalante.

Sin embargo, las extracciones del mes pasado fueron en este segmento de 351.900 barriles diarios, con lo cual sin el shale de Vaca Muerta no alcanzarían a cubrir las necesidades de las refinerías y se deberían estar importando unos 148.000 barriles por día de petróleo si se buscara mantener el nivel de procesamiento.

Esta tendencia opuesta es más clara si lo que se observa es el período más corto que va desde la prepandemia, en septiembre del 2019 al mes pasado. En ese mes Vaca Muerta aportó 102.000 barriles por día, y el resto de los yacimientos del país 422.200 barriles diarios.

Pandemia de por medio, la producción convencional y de tight del país cayó desde 2019 al mes pasado un 16,6%, es decir unos 70.000 barriles por día.

Mientras que Vaca Muerta logró elevar en el mismo plazo su producción y en el orden de un sorprendente 145%, al adicionar 148.000 barriles por día a sus extracciones.


Otras chances para el convencional


El auge de la producción shale se traduce en estos días en una suerte de “Vaca-Dependencia” pues hoy no solo no se podría prescindir de estos barriles, en especial teniendo en cuenta las escuálidas reservas del Banco Central para compensarlos con importaciones.

Sino que además, desde hace ya un par años la única zona del país que muestra un crecimiento en la producción de petróleo es precisamente la porción de Vaca Muerta que está en desarrollo en Neuquén.

Este crecimiento galopante de los niveles de extracción causó su propio cuello de botella, la saturación de la capacidad de transporte de los oleoductos troncales, que es hoy el gran limitante del desarrollo.

Pero a la vez está imprimiendo cambios en el mismo sector de las refinerías ya que, como se publicó días atrás, en mayor o menor medida todas las grandes instalaciones del país ya consumen shale oil.

La incorporación de este petróleo más liviano que el Medanito convencional ha hecho de los complejos deban readecuar sus instalaciones a la nueva “dieta ligera”. Pero como se vio en este invierno, a la hora de busca producir gasoil se demanda cada vez más petróleo pesados para compensar la ecuación.

En ese punto es donde hoy el crudo convencional tiene un plus de ventaja para intentar romper la inercia del declino y atraer más inversiones. Un punto que ya fue tomado en cuenta por YPF, tal como anticipó su CEO Pablo Iuliano a Energía On, al indicar que “los proyectos del convencional que vamos a impulsar apuntan al petróleo pesado, que además tiene un precio diferencial de exportación”.


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