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Florencia Halfon: «Leonardo Favio demuestra que se puede ser romántico y ácido en el humor sin ser un cínico»

"Favio vigente. Un recorrido por sus pasiones", publicado por Ediciones Futurock, es el título del trabajo que la periodista define como un perfil porque "el perfil me permite decir: para mí es esto, esto es todo lo que yo pude averiguar y te lo cuento", explica.

Cineasta, cantautor, militante y referente cultural y político, Leonardo Favio es abordado por la periodista Florencia Halfon en un libro que lo perfila, a partir de voces tan diversas como las de Horacio Verbitsky, Susana Giménez, Fernando «Pato» Galmarini o Mirtha Legrand pero también desde otras más familiares como la de su hermano Zuhair Jury, para dar cuenta de la vigencia de una figura popular que leyó en clave peronista y de manera aguda y profunda la vida política del país.

«Favio vigente. Un recorrido por sus pasiones» es el título del trabajo que la periodista define como un perfil. «Quería buscar el modo de conocer todo lo que se pudiera, resumirlo y que fuera atractivo para quienes fueron sus contemporáneos, para revivir o conocer cosas que no se conocían, pero también hablarle a otras generaciones sobre quién fue pero no con esa responsabilidad de ‘no te podés comer esta parte de su vida’. El perfil me permite decir: para mí es esto, esto es todo lo que yo pude averiguar y te lo cuento», explica en diálogo con Télam.

El libro tiene varios puntos de partida: sus ganas de aportar a Ediciones Futurock, un catálogo que le interesa como parte del proyecto Futurock, donde conduce el programa «Ahora dicen» en la primera mañana; una conversación con una amiga que le nombró a Favio como posible protagonista del libro que podría escribir y el recuerdo de la infancia con su padre poniéndole su voz a sus canciones.

«Empecé a hacer llamados para ver quiénes habían trabajado el tema, a ver si la familia era accesible y ya en los tres primeros llamados fueron conversaciones que abrían la ventana a otras cosas», repasa en un bar de Palermo y dice que en ese proceso le resultó «interesante» combinar lo cotidiano de conducir un programa muy temprano, después pasar a formar parte del equipo de Elizabeth Vernaci en «La Negra Pop», en los que está tan presente «la megaactualidad», y pasar a tardes con «esas devoluciones de quiénes empezaban a hablar de Favio y permitían entrar a un mundo de magia».

Ese tiempo de entrevistas fue vertiginoso, ya que el plan se acordó en octubre del año pasado, empezó a hacer las entrevistas y en diciembre ya estaba escribiendo. «Arranqué de atrás para adelante, por su militancia donde sentí que tenía que ser muy precisa en los datos, con los archivos. Era un mundo menos contado. Su militancia está en libros como ‘Ezeiza’ o ‘Conocer a Perón’ pero no hay uno especifico sobre eso entonces sentí que había que meterse muy profundo», repasa.

Los capítulos son cuatro: «Afectos», «Cine», «Música» y «Militancia». En ese último, por el que empezó la escritura, está la escena de Ezeiza cuando regresó Juan Domingo Perón a la Argentina después de 18 años y Favio logró frenar una escena de violencia en la que estaban siendo torturados ocho hombres.

Halfon cuenta que intentó contactar a estas personas pero no fue posible porque no están claros los nombres y los apellidos ni siquiera en el parte policial. Ese episodio trae al libro al periodista Horacio Vertbisky, quien fue el primero en revelar esa situación en su libro «Ezeiza», y su amistad con el cantante y cineasta. El periodista reconoce que esa publicación marcó un reencuentro entre ellos y hasta llegaron a pensar en hacer una película con ese libro.

Al momento de repasar qué testimonios la sorprendieron, la autora nombra a Vertbisky, pero también a Mirtha Legrand o Susana Giménez, dos figuras alejadas ideológicamente del director de «Crónica de un niño solo» que le hablaron «desde la admiración» a su obra. «Luis Ortega me conmovió por esa capacidad de verse mutuamente, me pareció espectacular» dice sobre ese vínculo que el artista tuvo con el director de cine y uno de los hijos de Ramón «Palito» Ortega.

«Arranqué de atrás para adelante, por su militancia donde sentí que tenía que ser muy precisa en los datos, con los archivos», dice Halfon.

«Después me pareció alucinante la mirada de Cesar González -cineasta y escritor- porque me ayudó a pensar que el antiperonismo de Borges puede estar en distintas conversaciones y generar peros, ahora nunca está sobre su capacidad, su talento, su obra. No hay ‘pero’ respecto a su obra. Con Favio pasa eso: no aparece él pero cuando se habla de su obra, es pura admiración y lo pueden admirar todos. Fue muy determinante por todas las vidas por las que pasó. Un tipo que haya pasado por tantos ámbitos dejando una marca tan fundamental describe su vigencia», reflexiona la también autora de «¿La corrupción mata?».

Para Halfon, esa vigencia está más presente en el cine, ya que «su obra es estudiada y generó muchas otras, como la de (Israel Adrián) Caetano que dice, por ejemplo, que no hubiera hecho ‘Pizza, birra, faso’ si no hubiera existido Favio. Su música se escucha en toda Latinoamérica en cualquier circunstancia, acá es más difícil, quizás porque algunos la tildaban de grasa», sostiene.


Leonardo Favio, el artista popular

El libro combina testimonios con materiales de archivo y así la voz de Favio aparece reconociendo qué pasaría con su muerte: «Cuando me muera, los diarios argentinos van a decir ‘murió el famoso director de cine’, pero los diarios latinoamericanos dirán que murió el autor de ‘Ella ya me olvidó'».

Halfon tiene una hipótesis al respecto: «Quizás porque las clases más populares eran las que reivindicaban su música. A mí me llegó por mi papá cantando en mi casa y me encanta que haya sido así», señala pero advierte que «también su cine tiene de las dos cosas: lo taquillero y lo de culto. Su discurso más ideológico, su modo de plantarse en la vida, esa idea de las raíces del peronismo pero también de todo el tiempo tener presente que lo importante es ocuparse de la gente que no tiene recursos, es pensar en el laburante. Aunque no sea lo que prima en el discurso público, eso está vigente».

En las anécdotas, los recuerdos, las repercusiones de quienes compartieron parte de sus vidas con el autor de «Ella ya me olvidó» o «Fuiste mía un verano» insiste la ternura con la que lo evocan pero también la ternura con la que el protagonista del libro se expresaba, por ejemplo, acerca de las obras de otros.

«Por eso nunca habrás oído que yo hablara mal de una película. Sé que se les va la vida en eso. Aunque crea que se han equivocado de vocación. No creo que sea ninguna crueldad. Qué gano yo con decirle: ‘Che, qué porquería que hiciste’. No, no puedo. Si me dicen ‘¿Qué te pareció’. ‘Inmejorable…’, contesto, y me voy (…)», había dicho en una conversación con la revista Haciendo cine y en ese textual recuperado en el libro se condensa algo de esa ternura.

Para Halfon, esa actitud se traduce en su «capacidad para ponerse en el lugar del otro, ni hablar con el artista. Era de una sensibilidad y ternura superiores. En este momento de redes sociales, donde el gracioso es el más cínico, el tipo era un recontra romántico que encontraba también el modo de meter su humor, no era un solemne. Entonces al final se puede ser un romántico, un ácido en el humor, y no ser un cínico». «Creo que eso lo acercó a Néstor y Cristina Kirchner, a quienes evidentemente amaba», agrega.

Los negativos de sus películas «Crónica de un niño solo», «El dependiente», «Nazareno Cruz y el lobo», «Soñar, soñar» y «Gatica» fueron declarados Bienes de Interés Artístico para evitar que cayeran en subasta judicial. Sobre qué implica esto, la periodista explica: «Esa declaración hace que este todo protegido por el Estado. Después hay algunas que se pueden ver un rato en Cinear, a veces las pasan en la TV Pública. La fotografía de esas películas está re contra vigente y no podés creer que el tipo haya hecho eso que hoy se ve espectacular».

La potencia de ese cine puede leerse a luz del peronismo, la identidad política que Favio portó, cultivó y supo interpretar de manera excepcional. Sin embargo con «Perón, sinfonía de un sentimiento» es con la que se dispuso a otro registro más cercano al documental.

Halfon recupera en el libro el itinerario que recorrió para conseguir financiamiento y el proceso de producción y la define como «parte de esa búsqueda permanente de hablar de lo que el entendía que eran los orígenes del peronismo». En ese sentido, argumenta: «Esa una sentencia de lo que él entiende que es el peronismo. Si bien suele resumirlo en cosas muy cotidianas y básicas, necesitó seis horas de película para describir esto de manera un poco más concreta».

Sobre el proceso de producción del libro, escrito al mismo tiempo que la radio prevalecía en su agenda laboral, Halfon dice que esa tarea radial aportó a la escritura. «Eso puede hacer más fácil lectura porque creo que mi escritura se ha vuelto muy concreta. Es un libro que me describe bastante como conductora de radio. Además, hay mucho testimonio. Creo que si el otro te lo dice bien ¿para qué te lo voy a contar yo? Buscar lo elemental, lo claro, es una marca de mi trabajo radial», sintetiza.

P: ¿Cuando dijiste hasta acá llegué?

R: En un momento dije quizás esto requiere más color en la escritura y le propuse a Carla Maliandi que me ayudara. Quería ver si había algo que facilitara la lectura. Vino a mi casa después de haberlo leído y me dijo que ya había un libro, me señaló algunas cosas que se resolvían en un fin de semana así que modifiqué eso y mandé el primer borrador para seguir laburándolo con la editora Leila Gamba.


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