Escherichia coli: cómo protegerse

Argentina tiene la mayor tasa mundial de incidencia de síndrome urémico, la enfermedad que alarma a Europa.

La Argentina tiene la mayor incidencia de síndrome urémico hemolítico (SUH) en el mundo: alrededor de 14 casos por cada 100.000 niños menores de cinco años, sin contar los casos que no se registran. Esta infección afecta en particular a los niños pequeños, con secuelas tales como insuficiencia renal o el compromiso serio de otros órganos. Uno de los principales causantes de SUH es la bacteria Escherichia coli, que recientemente tuvo un enorme brote en Europa, con foco en Alemania. Todas las miradas apuntan a vegetales contaminados; primero se pensó en pepinos, luego en brotes de soja, y si bien se sigue estudiando la procedencia, puede afirmarse que no es de origen cárnico. “Hasta el momento, no ingresó a nuestro país ningún caso con O104H4 –la cepa bacteriana que viene causando daños fatales en Europa–. Desde el Ministerio de Salud de la Nación y con la participación de especialistas de distintas áreas relacionadas, se están tomando las medidas para la detección de un primer caso. A tal efecto, se está preparando a través de boletines, información a la comunidad, a los médicos, un programa de vigilancia para la infección por este germen a través de la Red de Unidades Centinela y de la Dirección Epidemiología del Ministerio”, sostuvo la doctora Etelvina A. Rubeglio, médica pediatra y microbióloga. Un estudio piloto efectuado en la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano había detectado en 2007 que verduras, quesos y pastas rellenas estaban contaminados con E. Coli O157:H7. La investigación fue publicada en Archivos Argentinos de Pediatría. Rubeglio, una de las autoras, destacó que “es necesario extremar y mejorar las condiciones de higiene para evitar infecciones de origen alimentario”. Si bien mucho se ha hablado sobre evitar la infección por E. coli cocinando la carne a una temperatura igual o superior a 70 grados centígrados, muchas personas ignoran que se han hallado casos de SUH causados por productos lácteos y jugos sin pasteurizar, vegetales, frutas, por contaminación cruzada en la conservación y preparación de alimentos, por transmisión persona a persona mediante portadores asintomáticos y, finalmente, por contaminaciones de agua para consumo y aguas recreacionales (piletas, lagos, ríos y otros). Tal como refirió Rubeglio, “en Argentina se producen alrededor de 400 casos anuales del síndrome, con un aumento marcado en primavera y verano. No existe tasa de notificación en adultos”. La mayoría de estos niños se recupera, pero un 30% puede evolucionar a la insuficiencia renal crónica, lo cual constituye la primera causa de trasplante renal en nuestro país. La tasa de letalidad es del 2%. Cómo evitar la infección Para evitar la transmisión de la enfermedad por los alimentos, algunas de las medidas más importantes son respetar las temperaturas indicadas para la cocción y evitar la “contaminación cruzada” durante la preparación y conservación de los alimentos. Una verdura cruda sin lavar puede contaminar una superficie sobre la que después se apoya un alimento cocido, y vale aclarar que apenas dos bacterias en 25 gramos de alimento pueden infectar a una persona, pues esta bacteria tiene una dosis infectiva baja. Asimismo, es importante observar medidas higiénicas en los procesos de producción, conservación, transporte y manufactura de alimentos, tanto a nivel industrial como doméstico y, en especial, un estricto control del agua que se utiliza para consumo, riego o recreación. Algunas recomendaciones son: lavarse las manos con jabón y agua caliente al cocinar, luego de ir al baño, separar carnes y verduras de otros productos alimenticios, lavar las verduras y frutas para consumir.

Se recomienda mantener la higiene, consumir agua potable y tener cuidados básicos para cocinar.


La Argentina tiene la mayor incidencia de síndrome urémico hemolítico (SUH) en el mundo: alrededor de 14 casos por cada 100.000 niños menores de cinco años, sin contar los casos que no se registran. Esta infección afecta en particular a los niños pequeños, con secuelas tales como insuficiencia renal o el compromiso serio de otros órganos. Uno de los principales causantes de SUH es la bacteria Escherichia coli, que recientemente tuvo un enorme brote en Europa, con foco en Alemania. Todas las miradas apuntan a vegetales contaminados; primero se pensó en pepinos, luego en brotes de soja, y si bien se sigue estudiando la procedencia, puede afirmarse que no es de origen cárnico. “Hasta el momento, no ingresó a nuestro país ningún caso con O104H4 –la cepa bacteriana que viene causando daños fatales en Europa–. Desde el Ministerio de Salud de la Nación y con la participación de especialistas de distintas áreas relacionadas, se están tomando las medidas para la detección de un primer caso. A tal efecto, se está preparando a través de boletines, información a la comunidad, a los médicos, un programa de vigilancia para la infección por este germen a través de la Red de Unidades Centinela y de la Dirección Epidemiología del Ministerio”, sostuvo la doctora Etelvina A. Rubeglio, médica pediatra y microbióloga. Un estudio piloto efectuado en la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano había detectado en 2007 que verduras, quesos y pastas rellenas estaban contaminados con E. Coli O157:H7. La investigación fue publicada en Archivos Argentinos de Pediatría. Rubeglio, una de las autoras, destacó que “es necesario extremar y mejorar las condiciones de higiene para evitar infecciones de origen alimentario”. Si bien mucho se ha hablado sobre evitar la infección por E. coli cocinando la carne a una temperatura igual o superior a 70 grados centígrados, muchas personas ignoran que se han hallado casos de SUH causados por productos lácteos y jugos sin pasteurizar, vegetales, frutas, por contaminación cruzada en la conservación y preparación de alimentos, por transmisión persona a persona mediante portadores asintomáticos y, finalmente, por contaminaciones de agua para consumo y aguas recreacionales (piletas, lagos, ríos y otros). Tal como refirió Rubeglio, “en Argentina se producen alrededor de 400 casos anuales del síndrome, con un aumento marcado en primavera y verano. No existe tasa de notificación en adultos”. La mayoría de estos niños se recupera, pero un 30% puede evolucionar a la insuficiencia renal crónica, lo cual constituye la primera causa de trasplante renal en nuestro país. La tasa de letalidad es del 2%. Cómo evitar la infección Para evitar la transmisión de la enfermedad por los alimentos, algunas de las medidas más importantes son respetar las temperaturas indicadas para la cocción y evitar la “contaminación cruzada” durante la preparación y conservación de los alimentos. Una verdura cruda sin lavar puede contaminar una superficie sobre la que después se apoya un alimento cocido, y vale aclarar que apenas dos bacterias en 25 gramos de alimento pueden infectar a una persona, pues esta bacteria tiene una dosis infectiva baja. Asimismo, es importante observar medidas higiénicas en los procesos de producción, conservación, transporte y manufactura de alimentos, tanto a nivel industrial como doméstico y, en especial, un estricto control del agua que se utiliza para consumo, riego o recreación. Algunas recomendaciones son: lavarse las manos con jabón y agua caliente al cocinar, luego de ir al baño, separar carnes y verduras de otros productos alimenticios, lavar las verduras y frutas para consumir.

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