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Espert presentó en Viedma «La sociedad cómplice»

El economista ultra liberal es candidato a presidente por el Frente Despertar.

Redacción

Por Redacción

El economista liberal José Luis Espert criticó en forma severa las políticas económicas aplicadas por el “kirchnerismo” y Cambiemos, habló de la decadencia de los últimos 80 años en la Argentina y consideró que también deben impulsarse juicios de “mala praxis” para los economistas por caso en las operaciones de “dólar a futuro”.

Estuvo en Viedma por unas horas para presentar su libro “La sociedad cómplice” y lo hizo en condición de candidato presidencial por el Frente Despertar.

“A las deudas hay que honrarlas, hay que hacer un esfuerzo necesario para pagarlas y si no nos las tomen”, aseveró ante un centenar del personas en su exposición en el hotel Austral de esta capital cuando se le preguntó por la toma de divisas al exterior con distintos precios de dólar para devolver el financiamiento del Plan Castello.


El especialista expuso sus ideas liberales en un salón colmado por un público heterogéneo. Asistieron comerciantes, proveedores del Estado, contratistas de obras públicas, el ex vicegobernador Mario De Rege, ex funcionarios del radicalismo “veranista”, y llamativamente la totalidad de dirigentes, cuerpo técnico, jugadores y familiares del equipo del Deportivo Viedma que interviene en la Liga Argentina de Básquet.

Pronosticó que en los próximos meses la pobreza pueda alcanzar cerca del 40% en la Argentina, por lo tanto sostuvo que “estamos a punto caramelo para hacer las reformas estructurales” que el país necesita en relación a la apertura económica, la disminución de la presión fiscal y la reconversión laboral e industrial con empleados despedidos por el Estado pasando al privado. Puso como ejemplo que Perú las definió con ese porcentaje.

Admitió no tener desarrollada una política demográfica, pero a su entender el conurbano bonaerense “se puede desactivar” con una economía abierta al mundo provocando “una explosión en minería, gas, petróleo, pesca, agroindustria y el turismo” ya que “los grandes centros urbanos se armaron al calor de la sustitución de las importaciones con industrias que compiten con las de afuera”.

Preguntó por qué fabricar autos y no maquinarias agrícolas “si todo es fierro de cuatro ruedas” y así mejorar la infraestructura de equipamiento agrícola.

En el terreno estrictamente económico, observó que “no puede ser que una pyme tenga un vencimiento impositivo por día, no puede ser que un acuerdo salarial firmado por la autopartista Ford con mecánicos (Smata) se tenga que aplicar en un taller de Famaillá (Tucumán)” y relación a los postulados de Cambiemos, criticó que “en una campaña se tiene que decir lo que uno va a hacer, no andar con evasivas” sobre lo que luego aplica en el gobierno.

En cuanto a la educación, el economista propuso “una revolución” con un sistema de “vouchers” (vales) para las ramas primaria y secundaria, con lo cual “el Estado se corre como oferente y productor pasando a subsidiar la demanda con los mismos fondos”, es decir “una suerte de tarjeta SUBE para generar competencias en las escuelas y desactivar las mafias como las de (Roberto) Baradel (dirigente del gremio educativo) en la Provincia de Buenos Aires”.

Prosiguió con la universidad planteando a su criterio que debe ser “arancelada” y con exámenes de ingreso, dedicar el producido de ese ingreso para otorgar becas, deben existir incentivos para egresos de más ingenieros en lugar de abogados, y recordó que el gobierno militar comunista chino envían a sus alumnos a las mejoras universidades del mundo para graduarse con títulos de posgrado o doctorados.

A su entender, resulta una “inmoralidad que un ‘chiquito’ que nunca irá a la universidad porque está trabajando pague impuestos para financiar la universidad o a lo mejor va a la universidad un chico de clase media que pueda pagarla”.

En su opinión, los “cambios traen un costo” y en el proceso de reconversión laboral se pronunció por subsidios a los potenciales desempleados públicos mientras se capacitan para pasar al privado”, a la vez que destacó las reformas estructurales que aplicaron Chile o Perú.

Al describir el contenido de “La sociedad cómplice”, incluyó entre los protagonistas del ensayo a los empresarios “prebendarios que viven pidiendo el favor del Estado para que les vaya bien”, que acuerdan con los sindicatos para “proteger” laboral de ese sector y a los políticos que brindan medidas para que los favorezca, y así poder producir.

“La sociedad ha comprado estos mitos como el del Estado presente del ‘kirchnerismo’ que le cuesta mucha plata” a los argentinos por los impuestos que se pagan para financiar el gasto público, concluyó.


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