Esquí solidario en Caviahue: enseñan gratis a los chicos en el pueblo y es un boom

La clase gratuita para chicos de 4 a 12 años en pleno centro de la aldea de montaña neuquina cubierta por la nieve convocó a 50 inscriptos, nada menos que el 7% de los habitantes. La instructora Stephanie Huglich, impulsora de la movida, explica el sentido de la propuesta a la que se sumaron otros jóvenes colegas, rentals y el municipio.

Imaginate un pueblo con dos metros de nieve en sus calles, de cara al lago Caviahue y con el volcán Copahue detrás, con vecinos que van a hacer las compras con esquíes de travesía entre araucarias y pendientes y chicos que aprovechan cada chance para deslizarse sobre lo que tengan a mano: tablas, cajas, bolsas, maderas, todo vale mientras te lleve hacia abajo.

La clase del viernes pasado en Caviahue.

Así es Caviahue, la aldea de montaña a 360 km de Neuquén donde el viernes hubo una clase de esquí gratuita brindada por cuatro jóvenes instructores que sorprendió por la cantidad de inscriptos: 50 chicas y chicos, nada menos que el 7 % de una población de 700 habitantes.

«Evolucionan muy rápido», dice la instructora Stephanie Huglich.

Por si faltara un detalle, se hizo en pleno centro del pueblo nieve, en una pista de alrededor de 100 metros en un descampado frente al hotel del Instituto pisado por las máquinas de la Municipalidad, con rentals que aportaron equipos y la gente de Deportes llevando a los alumnos en trineos desde el punto más bajo al más alto para que no se agotaran en la trepada.

Están divididos en grupos de acuerdo con la edad y el nivel.

La impulsora de la movida es Stephanie Huglich, de 28 años, instructora desde hace 12 en cerro Caviahue y desde hace siete en el invierno europeo en Andorra (tiene a cargo un jardín con 200 niños a la semana en Grandvalira). De padres instructores, llegó a Caviahue a los 4 y la nieve y las tablas son su mundo desde entonces.

Sonrisas en la nieve: aprender jugando.

«En julio hubo un par de días lindos, soleados. Y vi que los chicos se tiraban en cualquier lado para divertirse con una ganas increíbles. Muchos de ellos nunca se habían puesto esquíes ni habían ido al cerro, que está a un kilómetro. Ahí se me ocurrió armar este proyecto, para compartir algo de lo que uno sabe con los otros. De eso se trata».

El perrito no se la quiso perder…

La respuesta fue tan alta y sorprendente que convocó a otros instructores para poder dividirlos en grupo de acuerdo con la edad (de 4 a 12 años), el nivel y la respuesta a las primeras enseñanzas y así mantener un contacto más personalizado con los alumnos. Así fue que se sumaron a las clases con mucha onda Marina Nieto, Facundo Lopatin y Lautaro Alvarez.

«En medio del bajón de la cuarentena dijimos veamos un poco el vaso medio lleno, hagamos algo en conjunto sin dinero de por medio, devolvamos algo de lo que aprendimos a los chicos de nuestro pueblo nieve que tanto nos dio», agrega.

Otro momento de la clase, aquí con las instructoras Stephanie Huglich y Marina Nieto.

¿Y cómo estuvo la clase? «Buenísima – responde-. Evolucionan muy rápido, mucho más que los adultos. Se coparon, le encontraron la vuelta. Y quieren seguir. Un poco esa era la idea también: despertar ese ánimo», cuenta Stephanie.

«Por eso ahora vamos a ver si podemos armar algo en conjunto con el cerro. Los chicos son el futuro del esquí. Y yo soy un ejemplo: vine con 4 años a Caviahue y a los 16 ya era instructora ayudante y seguí progresando hasta llegar hace poco al nivel dos -continúa-. El esquí es un deporte hermoso y a la vez nuestra herramienta de trabajo que te puede llevar a trabajar afuera como pasa en varios casos en nuestro pueblo. Así que esa es la idea: que los peques sigan aprendiendo y progresando. Nos da mucha alegría eso».

Concentradas para escuchar a la profe.

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