Ayuno intermitente, keto y dietas de moda: qué dice hoy la ciencia sobre beneficios y riesgos
El auge del ayuno intermitente y de planes alimentarios virales genera cada vez más consultas. La postura de la Federación Argentina de Cardiología.
En los últimos años, el ayuno intermitente y diversas dietas “de moda” se expandieron rápidamente en redes sociales y conversaciones cotidianas. Aunque suelen prometer descensos acelerados de peso, mejoras metabólicas o efectos “desintoxicantes”, no todas cuentan con suficiente respaldo científico y algunas pueden ser perjudiciales para la salud. Así lo advierte el Dr. Diego Picchio, médico cardiólogo y miembro del Comité de Salud Ambiental y Prevención Cardiovascular de la Federación Argentina de Cardiología (FAC).
Desde la FAC remarcan la necesidad de brindar información confiable y basada en evidencia para que la comunidad pueda tomar decisiones seguras, sostenibles y adecuadas al estado clínico de cada persona.
Ayuno intermitente: qué es y cómo funciona
El ayuno intermitente engloba distintos esquemas que alternan períodos de alimentación habitual con intervalos de restricción parcial o total de alimentos. Entre los más conocidos se encuentran el 16/8, el 5:2, los días alternos o el ayuno prolongado supervisado.
Durante las primeras horas sin ingesta, el cuerpo utiliza la glucosa disponible. Luego disminuye la insulina, aumenta el uso de grasas como energía y se activan procesos metabólicos vinculados con:
- Reducción moderada del peso
- Mejora de la sensibilidad a la insulina
- Incremento de la lipólisis
- Disminución del estrés oxidativo e inflamatorio
Picchio señala que en personas con sobrepeso u obesidad el ayuno puede generar pérdidas de peso similares a una dieta hipocalórica tradicional, con pequeñas mejoras en presión arterial, colesterol LDL y triglicéridos. Sin embargo, no se ha demostrado que sea superior a otras estrategias cuando la pérdida de peso es equivalente.
Riesgos del ayuno intermitente
Entre los posibles efectos adversos, el especialista menciona:
- Hipoglucemia en personas con diabetes bajo tratamiento
- Atracones o conductas alimentarias poco saludables
- Descompensaciones en personas con enfermedades cardiovasculares no controladas
Por eso, no es una estrategia adecuada para todas las personas y su indicación debe evaluarse caso por caso.
Dietas de moda: entre promesas y advertencias
Dieta cetogénica (“keto”)
Caracterizada por un consumo muy alto de grasas y muy bajo en carbohidratos, genera descensos rápidos de peso y mejoras iniciales de glucosa. Pero también puede aumentar el colesterol LDL, provocar cetosis excesiva y generar déficits de micronutrientes, especialmente en personas con predisposición genética. Por eso, solo debe utilizarse en situaciones específicas y bajo control profesional.
Dietas “détox”
Prometen eliminar toxinas mediante jugos o restricciones intensas. Picchio aclara que no existe evidencia científica que respalde beneficios reales, ya que el hígado y los riñones cumplen naturalmente esa función.
Los riesgos incluyen:
- Hipoglucemia
- Pérdida de masa muscular
- Desequilibrios hidroelectrolíticos
Las sociedades científicas no las recomiendan.
Dietas ultra hipocalóricas
Prometen bajar de peso en poco tiempo a partir de una reducción severa de calorías. Aunque el descenso es rápido, aparece el efecto rebote y una fuerte pérdida de masa muscular.
Entre los riesgos: arritmias, alteraciones hidroelectrolíticas, baja presión arterial y trastornos alimentarios. Deben indicarse solo en situaciones médicas muy específicas.
Dietas basadas en “superalimentos”
A menudo se les atribuyen propiedades casi “curativas”. Sin embargo, ningún alimento por sí solo previene o cura enfermedades, ya que los beneficios dependen del patrón alimentario completo y no de productos aislados.
La mirada cardiovascular: qué enfoques sí tienen evidencia
La FAC remarca que cualquier plan alimentario debe cumplir tres principios:
- Seguridad metabólica y cardiovascular
- Sostenibilidad en el tiempo
- Adecuación al contexto clínico individual
Según los estudios disponibles, los patrones alimentarios con mayor evidencia de reducción del riesgo cardiovascular continúan siendo:
- Dieta mediterránea
- Dieta DASH
- Alimentación basada en alimentos reales, poco procesados y con equilibrio de nutrientes
Ninguna dieta de moda ha demostrado superar de manera sostenida a estos modelos, que cuentan con décadas de respaldo científico.
Desde la Federación Argentina de Cardiología destacan que tanto el ayuno intermitente como algunas dietas de moda pueden ofrecer beneficios en determinados grupos, pero no son soluciones universales y presentan riesgos si se aplican sin evaluación médica. La educación, la personalización y el acompañamiento profesional son claves para proteger la salud, especialmente en personas con enfermedades crónicas o riesgo cardiovascular.
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