Evita, a 100 años

Darío Martínez*

Una mujer toca una foto de Eva Perón exhibida en la Casa Museo Eva Perón en Los Toldos

Ayer, 7 de mayo, se cumplieron 100 años del nacimiento de María Eva Duarte de Perón, Evita, la mujer que cambió para siempre la historia de la Argentina.

Evita es “Esa Mujer”, tal como el nombre del cuento de Rodolfo Walsh de 1965. Esa Mujer que hace décadas marca el devenir de la Argentina. Esa Mujer, símbolo de la justicia social y el compromiso con los más desposeídos. Esa Mujer de orígenes humildes, hija de madre soltera, que supo confrontar con los prejuicios de su época, que fue conductora política, compañera y peronista.

Cristina Fernández de Kirchner en su discurso del 26 de julio del 2010 sostuvo que Eva “era hija natural, era mujer y era pobre, no le faltaba nada para ser discriminada y por esa razón y por su defensa de los más humildes levantó amores maravillosos y odios increíbles”.

No alcanzan las redacciones y los recursos simbólicos para plasmar la inmensidad de su obra, y de lo que trasmiten sus apasionados discursos. Porque Eva no sólo fue la compañera inquebrantable de Juan Perón; Eva fue una política de destacadas cualidades, de un trabajo social admirable, que llevó a la práctica realmente el concepto de Justicia Social, dejando de lado la caridad o la beneficencia.

Fue la creadora de la rama peronista del Partido Justicialista, e impulsora de los derechos políticos de las mujeres, que se consagraron con la concreción del voto femenino. Las mujeres de la clase trabajadora se vieron social y políticamente reconocidas en la labor de Evita.

Eva fue la que el 17 de octubre de 1945, unida junto a los trabajadores, pidió incansablemente por la libertad de Perón. Y nunca dejó de lado sus convicciones, porque sus 33 años de vida fueron intensamente vividos en pos de la lucha por la igualdad, por la justicia y la libertad.

Tantas veces se pronuncia hoy la frase “si Evita viviera…”, que estoy convencido que si Evita viviera estaría firme enfrentando a un modelo económico que perjudica y ajusta a los que menos tienen, estaría reclamando junto a los trabajadores y trabajadoras por sus derechos, estaría junto a las mujeres acompañándolas en sus reivindicaciones y luchas.

A Evita le dolería la pobreza y la situación de los niños que no tienen para alimentarse, los hogares destruidos por la falta de trabajo, le dolería la tristeza del pueblo; porque Eva Perón luchó toda su vida por mejorar la vida de los que menos tienen, porque lo hizo desde la fuerza y la furia, pero también siempre bregando por la alegría del pueblo, porque un pueblo que sufre y la pasa mal no puede ser feliz.

Ahora más que nunca te recordamos, Eva, como la líder que le dio dignidad al pueblo. Abanderada de los humildes, tu legado está vivo, porque Evita es del pueblo que la amó y la sigue amando.

*Diputado Nacional.


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