Extraños procesos

Weretilneck, entre el reto de Cristina y su relación con Massa. La idea es contener a los peronistas alineados y captar a radicales.

RÍO NEGRO

El oficialismo, inspirado en el Frente para la Victoria, desorienta siempre con actos extraños a los manuales y la lógica. Así, entonces, no hay vaticinio garantizado. En su ruta de 33 meses hay ejemplos y culpas variados. Figuran las faltas producto de la obvia incidencia del gobernador Weretilneck como también de las discontinuas intervenciones del senador Miguel Pichetto y del intendente Martín Soria. Primero todos estuvieron juntos. Después las peleas alternadas con Pichetto y con Soria y el renovado entendimiento del senador con el gobernador ante al quiebre con el intendente roquense. El presente expone una raquítica conjunción del parlamentario y el roquense contra Weretilneck. “Asusta cómo Alberto y Miguel cambian sus estrategias”, confesó -con innegable razón y sinceridad- un hombre del poder, incómodo por las viradas imprevistas. Sorprende que la marcha unidireccional pertenezca a Soria, claro que lo suyo todavía se reduce a la devastación. Generalmente no prevalece la estrategia y menos la ideología: son la improvisación y la exasperación las que reinan. Estos vaivenes mutaron en los conocidos desquicios políticos y gubernamentales. Desde el mando estatal Weretilneck impone patrones, ligados más a la acción política que al resultado de su gestión. Siempre confió en su intuición y, en realidad, mal no le ha ido. Su incansable andar gubernamental se restringe -cada vez más- a la entrega de aportes y algunos equipamientos, desgranadas las posibilidades de viviendas y de obras mayores por el cuadro de limitaciones financieras. Su última iniciativa se extravió en el acuerdo de Petrobras, que garantizaba un importante flujo de asignaciones. Reaparece, por momentos, cierta idea de algún trato petrolero, con la brasileña u otra, pero nada ha prosperado. La irrupción en las internas del PJ fue otra de las creencias de Weretilneck en su crédito político. No resultó. La compulsa dejó las cosas casi como estaban, salvo los debilitamientos lógicos de los referentes frente a la aparición de agrupaciones opositoras. Las disputas estallaron con el mismo festejo. Otra vez ese PJ caracterizado por un estado peligrosamente inestable. La endeble alianza de Pichetto y Soria cayó en una virtual crisis. Habrá que esperar para saber si se renueva para reorganizar la vida partidaria cuando próximamente se constituya el Congreso, conformado -en su mayoría- por esos sectores. Ambos aprestan sus candidaturas para las PASO. El Congreso se integrará, además, con justicialistas albertistas, quienes tienen su porvenir ligado a una expedición exótica. Weretilneck los necesita y por eso dedicó esta semana a contenerlos. “Pedro (Pesatti) no es perdedor”, exagera con el 41% obtenido por el vice en Viedma frente a los sectores de Pichetto y Soria. Se protege. Esa derrota de Pesatti equivale a su propia derrota. Además, extrema su sujeción al único y efectivo referente que le queda en el PJ. Por eso redobla su deferencia y anunció en gabinete que Pesatti será su vice en la fórmula para el 2015. Hoy, en este curso, es ficción pura. Nación se distanció de Río Negro cuando volvieron las peleas entre el senador y el gobernador. Pero el quiebre se dio cuando Weretilneck se reunió con la presidenta Cristina Fernández, rodeada por el jefe de Gabinete Jorge Capitanich y el secretario Carlos Zannini. Fue unos días antes de la sesión legislativa que designó a Pesatti como vice y pulverizó el contrato de Petrobras. En ese cónclave el mandatario justificó y desarticuló un relato conspirativo de la Casa Rosada en que la designación de Pesatti era un “golpe institucional”. Se entendió. Como contrapartida, Weretilneck soportó la embestida de CKF. “Podés irte con quien quieras”, cargó ocultando su fastidio por la elección de Sergio Massa. Sinceró sí la bronca con que el rionegrino hablara del “fin de ciclo” K. Tampoco faltó el análisis del acuerdo con Petrobras, cuyo rechazo se advertía. La presidenta insistió en priorizar a YPF. Esa disposición explica el presente desinterés rionegrino en complacer a la petrolera nacionalizada. La irritación presidencial tiene la negación de Weretilneck. Niega hasta la presencia de la mandataria, que Capitanich confirmó en Viedma. Revelado su realineamiento, el rionegrino calibra su próxima jugada para evitar mayor ofuscación y reprimenda nacional. Hace algunas semanas, en la Residencia, el gobernador desbarató un anticipado lanzamiento que pretendía el exmandatario chubutense, Mario Das Neves, un fuerte aliado de Massa. Ese encuentro fue un primer anclaje del Frente Renovador en el PJ rionegrino: participaron Pesatti, el secretario general Matías Rulli y la legisladora Tania Lastra. El horizonte se disipó más cuando Weretilneck concurrió al búnker massista en el centro porteño. Fue el 5 de este mes. Lo acompañó el legislador Facundo López. Se juntaron con el economista Marcos Lavagna, hijo del exministro, y parte de los equipos técnicos que coordina Ricardo Delgado. El diputado Massa se mostró realmente entusiasmado mientras exhibía sus encuestas. La foto de ambos en Río Negro será a fines de mes o tal vez después, en octubre. El Pro también despliega fuerzas. Hurgó toda sociedad. El ministro macrista y operador Emilio Monzó se juntó con Weretilneck pero, últimamente, la captura de una estructura ajena se reorientó al radicalismo. Una alianza de la UCR rionegrina con el Pro entusiasma a Bautista Mendioroz. Proyecta un acuerdo nacional o, en todo caso, se ilusiona con un plan autóctono, con una inicial unión con la arista Magdalena Odarda y, luego, procurar que su boleta pueda anexarse a dos boletas presidenciales: la del Unen y la del Pro. Hoy, otro fruto de la imaginación salvaje. Esa estrategia sólo sirve si Weretilneck convoca las elecciones en Río Negro juntamente con las nacionales. Marcha hacia esa simultaneidad y la mantendrá mientras lo favorezca la figura de Massa, entonces ese radicalismo sigue soñando. Al gobernador no le preocupa ese armado. Está ocupado en otra parte de la UCR para la creación de su fuerza. Se enfoca en los intendentes, que amarran a media docena de legisladores, votos apetecibles y necesarios para juntar una mayoría parlamentaria. El jefe viedmense José Luis Foulkes es un pilar en ese grupo. Bien esquivo, exigiéndose estar con todos y con nadie, desde fotografías con Pichetto hasta el gobernador, pasando por el mandamás radical Ernesto Sanz. Pero Weretilneck se ha planteado un propósito: incorporar hombres suyos en su gobierno. Y empezó por la conducción del Idevi. Es una encrucijada. El intendente siempre se preocupó por la precariedad del Instituto y es crítico con la descoordinación de los organismos con los que interactúa. ¿Foulkes persistirá solo con su actuación complementaria y, en todo caso, prometerá más de lo mismo? ¿O podría aceptar el desafío? Pero ¿cómo sumarse y no pertenecer al plan provincial? El intendente no ha resuelto ese dilema. Falta la conclusión, pero Weretilneck ya opera claramente en terreno opositor. Está en su mejor papel. Otra cosa es la gestión, devaluada a espasmódicas reacciones. ¿Cómo explicar si no que el promocionado cometido para revertir la histórica inasistencia estatal se redujera inicialmente a un formulario médico único que ahora desapareció porque nunca se pudo aplicar? ¿Esta revisión está llegando también a las políticas educativas? Educación fue el núcleo ideológico del gobierno y en su avance requirió inacabables recursos. Pero el plan se diluye con la ida de Marcelo Mango, aventando toda duda de la autoría y el impulso del programa educativo. Ese abandono se abrió con el fin del reglamento de las escuelas. Este tiempo de absurdos no es sólo producto de las andanzas del FpV. Hay otras preocupantes extravagancias. Un exjuez del Superior Tribunal -Luis Lutz- con demanda civil por parte del Estado por el cobro supuestamente indebido de licencias no tomadas. Ahora, mucho más grave aún, otro exmiembro de ese cuerpo -Víctor Sodero Nievas- corretea por ahí con un pedido de detención por negarse al imperio de la Justicia. No quiere comparecer ante al magistrado Favio Igoldi para explicar gastos oficiales por una mudanza personal. Así las cosas, no hay esperanza que no se parezca a una fantasía.

Adrián Pecollo | adrianpecollo@rionegro.com.ar


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