Fernández y Macri, el duelo de fondo en el primer debate presidencial

Los candidatos del Frente De Todos y de Juntos Por El Cambio fueron protagonistas de la disputa en la Universidad del Litoral. Espert fue el candidato que más propuestas planteó.

Una noche de discursos estructurados y cruces duros en Santa Fe. Finalmente se llevó a cabo ayer el primer debate presidencial obligatorio de la historia argentina. Alberto Fernández se lanzó de entrada exclusivamente contra Mauricio Macri; el presidente, si al principio se dedicó a criticar al último gobierno y al kirchnerismo en general, cargó personalmente contra Fernández con el correr de los minutos; José Luis Espert fue el más desestructurado; Nicolás del Caño, aunque previsible, contundente; Juan José Gómez Centurión y Roberto Lavagna, el más flojo y el más inocuo.

El debate estuvo divido en seis partes. Una introducción libre de 45 segundos para cada candidato, luego 4 ejes temáticos y un cierre también libre. Los temas fueron: Relaciones Internacionales; Economía; Derechos Humanos, Diversidad y Género, y Educación y Salud.

Todo había sido sorteado: el orden en los atriles, el de cada exposición y los temas. Y el primero en hablar, en el Salón Paraninfo de la Universidad del Litoral, fue Mauricio Macri, que mantuvo su planteo de campaña: hizo autocrítica y pidió el apoyo para salir adelante “con valores”.

Fernández no tardó diez segundos en ir contra el mandatario: “Hace cuatro años hubo otro debate. En ese debate, alguien mintió mucho y otro dijo la verdad. El que mintió es el Presidente que hoy quiere volver a ser Presidente“, dijo y planteó la estrategia que seguiría toda la noche.

Del Caño corrió por izquierda tanto a Macri como a Fernández, y conectó algunos golpes certeros; Lavagna buscó el equilibrio y se centró en lo económico; Espert pareció apuntar al votante desencantado del macrismo y rescató, aunque con críticas, algunas medidas del gobierno, y propuso otras; y Centurión -que por impericia casi no alcanzó a acabar ninguna exposición- más que cruzar a otros candidatos se dedicó a repetir su discurso.

El primer eje temático, Relaciones Internacionales, le permitió a Macri cargar contra el kirchnerismo por Venezuela: recordó que Cristina condecoró Nicolás Maduro, a quien calificó de dictador, y criticó la neutralidad: “O se está con la dictadura o se está con la democracia”, lanzó.
Fernández se defendió: “Venezuela tiene problemas, a diferencia del presidente quiero que los venezolanos resuelvan el problema. Espero que ningún soldado argentino termine en tierra venezolana”, afirmó.

En este bloque, Lavagna y Fernández coincidieron en que el Mercosur está paralizado y que con el acuerdo con la UE hay que ser cautelosos; Espert directamente dijo que al bloque regional no sirve para nada y hay que apostar al mundo.

El momento más vulnerable para Macri era a priori el de Economía y Finanzas, pero sufrió menos de lo esperable. El presidente se escudó en los problemas estructurales de la Argentina, aunque reconoció que subestimó la situación y pidió perdón a la clase media por la “carga” que debió soportar, pero afirmó que se plantaron las bases sólidas para salir. También le dijo a Fernández que hace unos meses él mismo acusaba a Cristina Kirchner por la vulnerabilidad económica del país.

El candidato del Frente de Todos avanzó: subrayó que Macri se irá con cinco millones más de pobres, dijo que el gobierno nunca entendió de economía, y anticipó que si es presidente “tomará decisiones ortodoxas y heterodoxas”. Del Caño le recordó que “Macri no hizo este desastre sólo”, sino que muchos miembros del FdT acompañaron las medidas del Ejecutivo. Espert habló de bajar impuestos y ganar competitividad, y sorprendió cuando cargó directamente contra el sindicalismo: “Basta Moyano de currar con la justicia social”, lanzó y propuso sacarle las obras sociales a los gremios. Lavagna se presentó como el hombre que ya logró salir de la crisis después del 2001.

Intenso fue el eje Diversidad y Género, que giró alrededor del aborto y los derechos de las mujeres. Macri evitó el tema aborto, y destacó las medidas tomadas en el gobierno en pos de igualdad de género y contra la violencia. Fernández prometió crear un “Ministerio de la Mujer”, acusó al gobierno de subejecutar presupuesto, y, sin grandes compromisos, habló de “tender” a la legalización del aborto. Centurión prometió vetar cualquier ley de aborto que saliera del Congreso, eje de su programa.

En los cierres siguieron los cruces entre Macri y Fernández, pero fueron en general formales.


Scioli, el invitado sorpresa de Fernández

El invitado sorpresa lo trajo Alberto Fernández: incluyó al candidato a presidente del kirchnerismo en 2015, Daniel Scioli, en la lista de 15 acompañantes con acceso a la sala del debate.

Fuera de las lecturas políticas, como la posibilidad de que el ex gobernador bonaerense participe de algún modo de un posible gobierno de Fernández, la invitación fue sobre todo un gesto de campaña.

“La presencia de Scioli sirve de testimonio de las mentiras que dijo Mauricio Macri en el debate del 2015”, describieron la jugada en el FdT. Scioli llegó a Santa Fe por tierra, no acompañó al candidato en el avión, pero se instaló en el hotel de ATE, donde se alojó Fernández y su equipo.


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