Fluctuaciones en época de pandemia


Weretilneck forzó la donación oficial, pero Juntos descree de su entramado estatal y se ocupará del reparto. Carreras lo sobrevalora y no hay lugar para los municipios en lo social.


Esta época de pandemia también tiene sus apariencias y sus realidades.

La donación de Juntos del 30% de sus salarios políticos demandó un litigio. Carreras se resistía, pero Weretilneck logró imponerlo. Ella aceptó y registró quiénes la dejaron en minoría. Ante la oposición, desde el partido, el senador -con Facundo López- resolvió esa donación. Será una escala de aportes que partirá del 30% e irá bajando según los ingresos y solo para este mes, cuando originalmente era un aporte general del 30% en abril y mayo. Quedó así después del último repaso con Carreras y los intendentes.

Forzado por el reclamo social donde se le exige un esfuerzo a la política, Weretilneck se adueñó del centro del oficialismo. Lo hizo con sus atajos. “Ni lo van a sentir. Suspendemos el aporte al partido (3%) y lo hacemos en 10 cuotas”, planteó y desarticuló los escarceos finales.

En esencia, la gobernadora quería esperar a ver qué haría el presidente Alberto Fernández, que -por ahora- reniega de tal gesto político. Ella se ajusta a la travesía nacional. Incluso, no formaliza nada que lo contradiga, como parar las obras públicas cuando en Río Negro pocas siguen activas. Así, no hay norma que desmienta al decreto nacional que exceptúa de la cuarentena a esas construcciones estatales. Esta estricta adscripción alienta un desmedido entusiasmo por la revalorada imagen presidencial. Se cree que este presente se proyecta a la conducción local.

Hay que volver al mecanismo de donación de Juntos, que presenta rasgos negativos para el Estado y el gobierno. El partido se ocupará del reparto en los centros hospitalarios, a partir del “índice de coparticipación”. En igual línea, en el bloque del FdT perpetúan las deliberaciones sobre qué harán y solo coincidieron en que, si donan, no pasará por el gobierno. Aún su vaga colaboración, la Justicia sí prevé sus transferencias al Ministerio de Salud.


Río Negro proyecta una caída de ingresos por unos 1.100 millones, y Nación promete unos 140 millones. Debe garantizar salarios de abril y colocar letras para deudas.


La fuerza del gobierno descree de su entramado gubernamental y, por el contrario, Carreras lo sobrevalora en la respuesta social. “Los pedidos de la gente se lo pasan al ministerio o las delegaciones”, le dijo a Claudia Montanaro en la teleconferencia con los intendentes. Desde Cervantes, la jefa comunal consultó sobre las demandas de alimentos que llegan a los gobiernos locales. Incomodidad, seguida de silencios.

María Emilia Soria repasó la fragilidad del sistema sanitario en Roca y contó de su hospital de campaña con el Ejército. Carreras relativizó, por el momento, necesidades, pero se subió igualmente al despliegue castrense, narrando de sus contactos con esa fuerza. En Roca, el Municipio sigue con su operativo y en sus talleres reacondicionan 150 camas.

Ante los intendentes, la gobernadora hizo un repaso provincial y hablaron siete jefes comunales: Montanaro, Soria, Liliana Alvarado, Mabel Yahuar, Ariel Rivero, Mariano Lavín y Pedro Pesatti. El viedmense fue elogioso, pero nada es casual. Su Municipio recibió después una partida de módulos alimentarios de la provincia, que le permitió distribuir unos 1.600. Esa cesión desdice el ratificado centralismo de Carreras. En Bariloche, Gustavo Gennuso entregó 2.100 bolsones en una semana y su reserva de cuatro meses parece esfumarse.

La gobernadora no regatea teleconferencia, que centra en informar y escuchar. Se niega a aumentar la integración del Comité de Crisis, como se lo repitió a los empresarios. En eso también imita al gobierno nacional.

Silencia sí sus reclamos a Nación. Ocurre que se le asignó a Río Negro algo más de 140 millones, en dos cuotas, del reparto de unos 6.000 millones de ATN. Llegaron un poco más de 70 millones y la otra mitad estará esta quincena. Nada frente a una caída proyectada de ingresos de 1.100 millones. Se multiplica en pedidos de ayudas. Debe garantizar salarios de abril y, además, asegurar -como sea- la colocación de letras para sus vencimientos de una deuda por más de 4.000 millones de pesos.

Tanto como la urgencia sanitaria, esas exigencias financieras son igualmente verídicas, apartadas de los artificios políticos.


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