García dijo que Lucini planificó y ocultó el femicidio de María Marta

Aseguró que el acusado no tuvo un ataque de furia, sino que ejerció un acto de violencia de género con un propósito disciplinador. La defensa afirmó: "no estamos justificando un homicidio, se justifica la emoción".

Una hora y cincuenta y seis minutos duró el alegato de clausura del fiscal Agustin García en el que le pidió al jurado popular que declare responsable del delito de femicidio a Rodolfo Fabián Lucini. Repasó toda la prueba colectada en el juicio, desacreditó la teoría de la emoción violenta planteada por la defensa y explicó porqué el imputado ejerció violencia de género contra María Marta Toledo.

Sostuvo que el acusado no tuvo una discusión comercial, que originó la agresión. «No estaba proponiendo un negocio», remarcó. Indicó que lo único que buscaba Lucini era «sacarle dinero» y «abusó de su confianza».

Señaló que la llevó hacia un lugar alejado, el 29 de julio de 2020, por un camino de ripio, dónde nadie pudiese verlo, y allí la asesinó. Exhibió el matafuegos del auto con el que la atacó, que tiene hendiduras y sobre el que encontraron rastros de sangre. No sólo eso, manifestó que también la agredió con un golpe de puño y la estranguló.

Afirmó que se deshizo del cuerpo, arrojándolo al canal de riego para descartarlo «como una basura». Agregó que esto no es propio de alguien «que actuó emocionado».

Gacía explicó al jurado que el imputado tiene arraigado culturalmente el lugar de subordinación que ocupan las mujeres. Dijo que no existe un único contexto de femicidio posible, el íntimo, entre una pareja o expareja, en el cual hay una violencia que escala hasta llegar al extremo, sino que la ley penal prevé otras situaciones en las que se ejerce. No es un requisito siquiera que la víctima conozco a su agresor.

Manifestó que Lucini estaba acostumbrado a que le reclamen deudas, pero no que lo hiciera una mujer en este caso, de manera legítima y que eso no puede considerarse como una amenaza.

El fiscal le solicitó al jurado que juzgue con perspectiva de género, y que significa, analizar el rol socialmente asignado a varones y mujeres. Les pidió que tengan en cuenta la relación asimétrica y la desigualdad de poder, que no tiene que ver con el ejercicio o no de detentar un cargo. En ese plano sostuvo que Lucini coloca a las mujeres en «un lugar de inferioridad».

Gastón Berenguer fue el primer defensor que habló. Luego fue el turno de su padre. Foto Florencia Salto.

Los defensores Gastón y Roberto Berenguer hicieron una exposición mucho más breve. Dijeron que su tarea era procurar una «crítica» a las conclusiones que hacía la fiscalía y no un análisis pormenorizado de la prueba. Plantearon que hubo un hecho violento e injustificado, y que Lucini reconocía la autoría.

Aseguraron que el acusado estaba lejos de ser «un comerciante ideal», «el más pulcro», que «maquillaba sus propuestas», pero que no había planificado el hecho.

«No estamos justificando un homicidio, se justifica la emoción», subrayó Roberto Berenguer, quien estuvo a cargo del tramo final del alegato. Planteó que María Marta le solicitó a Lucini que le devuelva el dinero, insistentemente, y que ese día lo «amenazó» con decirle a su amiga, la pareja del acusado, de su incumplimiento. Ella, según la defensa, lo rasguñó y le dijo «ahora si vas a tener que dar explicaciones». «Por esta razón Lucini reaccionó de manera desmedida y totalmente bestial», argumentó.


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