Gauchito Gil, un imán religioso que convoca a los fieles en Vista Alegre

Todos los 8 de enero a la vera de la Ruta 7, la fe se hace presente para pedir o agradecer a una de las figuras populares más veneradas. Sin embargo los preparativos empiezan dos días antes y los devotos comienzan a llegar con sus mensajes.

Miguel y Cintia con sus hijos y sobrinos, su vestimenta gaucha y sus caballos o Inés y Vicente con su perrita Monita son solo ejemplos de los miles de devotos que año tras año, los 8 de enero se reúnen a la vera de la Ruta 7 justo en la entrada de Vista Alegre para pedir, agradecer o sólo celebrar los milagros que se le atribuyen al Gauchito Gil.

“Venimos a agradecerle al gaucho y pedirle que haya mucha paz y que haya más trabajo”, dice Miguel, uno de los primeros en llegar e instalar la carpa donde vivirán dos días rindiéndole culto al santo profano, una creencia de toda la vida.

También hay historias como la de Vicente, quien si bien ya creía se volvió devoto y no falta en ninguna cita tras un episodio de salud que lo tuvo en vilo y que por obra del Gauchito salió ileso y sin secuelas.

“Hace siete años tuve un ACV, en la ambulancia le pedí al gaucho y al día siguiente me dieron el alta y no me quedó ni una secuela”, comenta Vicente, uno de los creyentes que decidió acampar desde ayer para no quedarse sin lugar.

Es que además de quienes acampan una o dos noches, todos los 8 de enero miles de fieles se acercan al santuario con sus velas y ofrendas, a pie, a caballo, de rodillas o en autos dando dos bocinazos al pasar frente al santuario “para que el Gauchito nos cuide en el camino”, explican.

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A caballo, una tradición que comparten grandes y chicos.
Florencia Salto

La comida, la bebida, la música y el baile son parte fundamental del festejo por eso las parrillas y los fuegos comienzan el 6 a la noche y no dejan de arder hasta el 8 también por la noche.

“Vino un devoto y nos donó una vaquillona así que la vamos a hacer para tenerla lista mañana al mediodía (por hoy)”, cuenta Elio uno de los puesteros organizadores.

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La fiesta del Gauchito Gil en Vista Alegre se realiza desde hace muchos años, más de 20 aseguran quienes la visitan, sin embargo atrás quedó la organización municipal y con ella la infraestructura adecuada.

Hace unos tres años que son los comerciantes quienes se ponen al hombro la tarea de conseguir tendidos eléctricos para la luz y la música, así como la presencia de la policía.

Los baños químicos son la materia más difícil de resolver y parece que este año también estarán ausentes.

“Recién conseguimos la luz y la policía se va a quedar todo el día, pero todavía nos faltan los baños, no puede ser que tengamos que ir al campo”, agrega Elio, desde su puesto de recuerdos, y con la aprobación de Luis, uno de los puesteros que venden ropa. Sin embargo, lo principal nunca falta y es la fe.

La organización de la fiesta la llevan a cabo los puesteros con poco apoyo oficial. Este año aún no consiguieron baños químicos aunque sí tendrán luz y policía.

Recuerdos

Florencia Salto

Además de moverse con su puesto de artículos varios, Luis y su esposa son muy creyentes.

Florencia Salto

“El gaucho es muy poderoso, hay que creer y él cumple, hasta lo menos pensado. Entonces hay que cumplir también”.

Miguel tiene 65 años y hace más de 20 años que le rinde culto al santo profano.

Florencia Salto

“Hoy por hoy para mí Dios y el Gauchito son todo, porque gracias a él yo estoy como estoy hoy, sin ninguna secuela y con salud”.

Vicente visita desde hace siete años al Gauchito para agradecer.

Florencia Salto

Datos

La organización de la fiesta la llevan a cabo los puesteros con poco apoyo oficial. Este año aún no consiguieron baños químicos aunque sí tendrán luz y policía.
15
pesos es el valor al que se consiguen las típicas velas rojas que le encienden al Gauchito Gil.
50
pesos cuestan los llaveros, rosarios, pulseras o adornos para el auto.
$200
es el precio de las banderas o las imágenes de la figura popular. También por 100 pesos se consiguen pirámides u otros recuerdos.
“El gaucho es muy poderoso, hay que creer y él cumple, hasta lo menos pensado. Entonces hay que cumplir también”.
“Hoy por hoy para mí Dios y el Gauchito son todo, porque gracias a él yo estoy como estoy hoy, sin ninguna secuela y con salud”.

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