Guzmán: “El FMI debe moverse más rápido” para llegar a un acuerdo

El ministro de Economía habló de la inflación, del dólar, de la emisión de pesos, el déficit, la herencia y el peso de la deuda pública. Consideró que en el aumento de los precios inciden los valores de referencia de las commodities y las expectativas de los formadores de precios.

Pasó la noche en Córdoba, donde cenó con 300 empresarios. Al volver, temprano, del Aeroparque fue directo a su despacho en el quinto piso del ministerio de Economía. Reuniones, llamadas, diálogos con otros funcionarios. Almorzó algo. Más reuniones. Son las 15:45. Camina unos pasos por un pasillo y abre la puerta del Salón Scalabrini Ortiz. Martín Guzmán saluda con un choque de puños, uno por uno.
¿Cansado?, la primera pregunta.
“No, en absoluto”, responde.


P- El problema que más afecta y preocupa a los consumidores es la inflación. Usted dice que es un “fenómeno multicausal”. ¿Cuáles son las causas concretas que identifica?


R- Primero, las macroeconómicas. La gran restricción para sostener períodos de crecimiento en el país ha sido la falta de divisas. Cuando el país crece, aumenta la demanda de divisas porque se elevan las importaciones requeridas por la producción. Cuando el país no logra generar un crecimiento de las exportaciones que le dé sostenibilidad a esa expansión de las importaciones terminamos teniendo presiones sobre el tipo de cambio. Y esas presiones, a su vez, resultan en tensiones sobre los precios. Al mismo tiempo hemos transitado períodos largos con dificultades para sostener una política fiscal que nos haga no tan dependientes de la emisión monetaria. Y lo que esto muestra es que la inflación no es un fenómeno puramente monetario, pero sí que tiene un componente monetario. En el contexto en el cual las divisas no han crecido y sí lo han hecho las deudas en moneda extranjera y por falta de crédito se requiere de financiamiento monetario para sostener las políticas públicas, hay una parte de ese financiamiento que termina presionando también sobre el tipo de cambio y, de ese modo, sobre la inflación.


P- ¿Cómo juegan las expectativas en ese escenario?


R- Hay un problema de coordinación colectiva o de expectativas. En un ambiente de tanta ansiedad lo que termina ocurriendo es que muchas veces hay actitudes precautorias y preventivas por parte de quienes forman precios sobre la expectativa de que los costos de reposición van a aumentar porque otros subirán los precios. Y eso le termina dando mayor inercia o persistencia al proceso inflacionario.


P- ¿Y hoy cuán lejos se está de poder alinear esas expectativas?


R- Es un proceso en el que se viene trabajando. Tuvimos este año un factor adicional que es la inflación de commodities. En el contexto de pandemia, en el mundo bajó la demanda de servicios y aumentó la de alimentos. La inflación de alimentos que a nivel global superó el 30% interanual y eso tuvo un impacto en la Argentina.


P- ¿Es posible proyectar una economía con equilibrio fiscal y sin tener que emitir constantemente moneda?


R- Quienes hoy critican el sendero fiscal que estamos llevando adelante, que estamos tomando crédito en nuestra propia moneda y que en parte se recurre a una asistencia del Banco Central, lo que realmente están pidiendo es un ajuste del gasto. Eso es lo que hizo el gobierno anterior. ¿Y en qué resultó? En una muy profunda recesión que aumentó el desempleo, la pobreza, la desigualdad. Por el contrario, lo que hoy está ocurriendo en Argentina es un proceso sólido de recuperación económica, que no es casualidad y que es el resultado de políticas concretas que se implementaron durante la peor parte de la pandemia permitiendo en gran medida proteger el tejido productivo y social. Lo que piden es un ajuste, algo que no funcionó, que nunca funciona y muestran así que no tienen la capacidad de llevar a la Argentina hacia adelante. Nosotros sí tenemos esa capacidad. El esquema de políticas públicas está funcionando.


P- ¿Pero en un mediano plazo, ve un esquema con menor emisión monetaria?


R- Nosotros entendemos perfectamente que una parte del financiamiento vía emisión monetaria termina fluyendo, luego de dar vueltas en la economía, hacia la demanda por divisas y que eso presiona en los tipos de cambio. Pero hay que saber manejar los tiempos.


P- Usted explicó que para cerrar el acuerdo con el FMI espera que el organismo elimine las sobretasas y acepte una cláusula que permita al país migrar a otro programa en el futuro. ¿Podría ocurrir eso este año?


R- A la Argentina no le quedó nada de los 44.000 millones de dólares que depositó el FMI. Y ahora tenemos que resolver este problema, pero no para un gobierno que está hasta 2023 sino para el pueblo argentino. Debemos tener un acuerdo que no implique comprometer la recuperación económica. Y para eso estamos negociando con firmeza y convicción. Sobre todo, construyendo un sentido común en el mundo sobre lo que es razonable hacer. Hemos dado pasos importantes y no es una cuestión sólo de Argentina sino de los países del mundo y del propio FMI que es corresponsable de la situación que se dio y que también debe moverse más rápido para lograr las condiciones que darían lugar a un acuerdo.


P- El programa SAF que firmarían también exige “condiciones específicas que se centren en las reformas estructurales”. ¿Estaría dispuesto a firmar una reforma previsional o un ajuste del gasto?


R- Eso no está en discusión. Nosotros somos un soberano y lo que estamos dispuestos a firmar es aquello que como soberano consideramos que protege y cuida al pueblo argentino.

Buenos Aires

Javier Álvarez


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