Haití: el drama no tiene fin en un país devastado

El nivel de las aguas comenzó a bajar, lo que deja al descubierto cada vez más cadáveres humanos y de ani

A medida que bajan las aguas, van surgiendo cada vez más cadáveres en Haití, donde las cifras oficiales hablan de 1.100 muertos y unos 1.250 desaparecidos tras el paso de la tormenta tropical «Jeanne», que podría afectar próximamente la costa suroriental de Estados Unidos.

El nivel de las inundaciones en Gonaives, 178 kilómetros al norte de Puerto Príncipe, ha comenzado a bajar y quedan al descubierto cada vez más cadáveres humanos y de animales de entre los lodazales, informaron ayer los organismos de socorro.

Si bien el último balance difundido por la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah) da cuenta de la mencionada cifra de muertos y desaparecidos, el portavoz de la Oficina del Sistema de Gestión de Riesgos y Desastres, Dieufort Deslorges, advirtió que pasados cuatro días tras las lluvias y deslizamientos de tierra, «es casi imposible» hallar con vida a los desaparecidos, por lo que se teme que el número de muertos ronde los 2.000.

Deslorges indicó que la oficina a la que pertenece ha tomado precauciones para impedir epidemias y empezó el miércoles a enterrar los cadáveres en fosas comunes y a inhumarlos.

Las cifras hablan además de 10.000 personas sin techo y de otras 250.000 afectadas por las inundaciones.

Las autoridades haitianas indicaron ayer que las necesidades de los damnificados exceden la capacidad gubernamental y la ayuda internacional. «Nuestro equipo comenzó a evacuar a los más de 900 heridos, pero las necesidades de los damnificados superan por mucho lo que los socorristas pueden ofrecer», comentó Deslorges.

Los envíos internacionales con ayuda humanitaria comenzaron a llegar el miércoles por la tarde. Ayer arribaron a Haití los primeros cargamentos de la Cruz Roja, procedentes de Panamá y Canadá. También de España partieron dos aviones con 24 toneladas de bienes de primera necesidad para los haitianos y la población de la isla de Granada, asolada dos semanas antes por el huracán «Iván».

Por su parte, el Banco Interamericano de Desarroll (BID) anunció ayer que donará 200.000 dólares a Haití para apoyar las tareas de rescate y emergencia. Pero el flujo de la ayuda ha sido hasta el momento lenta debido a las condiciones en que se encuentran las localidades afectadas y a la desesperación de los damnificados.

Con la meta de agilizar la entrega de los bienes, el gobiern haitiano creó un comité encargado de distribuir los alimentos y medicinas entre los afectados, mientras que distintos organismos proveen de cuidado y abrigo a los damnificados.

El comité de gestión de ayuda a los damnificados, encabezado por el ministro de Interior, Herard Abraham, e integrado por miembros del sector público y privado, será el encargado de recibir la ayuda internacional y entregarla en hospitales y refugios, además de coordinar las labores de socorro.

«Jeanne» sigue en tanto avanzando y, tras dar un giro hacia el oeste, amenaza ahora la costa suroriental de Estados Unidos, ubicándose a unos 1.100 kilómetros al este de Florida, con vientos de 160 kph que lo sitúan en la categoría dos.

También el huracán «Iván» plantea una nueva amenaza tras haber renacido como tormenta tropical en el norte del Golfo de México. Además, marchan hacia el oeste la tormenta tropical «Lisa» y el huracán «Karl».

Mientras tanto, el estado de Florida informó que como consecuencia de los daños causados por los huracanes «Charley», «Frances» e «Iván», las erogaciones llegan ya a los 1.000 millones de dólares. Los pagos son en su mayor parte para la entrega de agua, hielo y alimentos básicos para los damnificados, préstamos inmediatos a propietarios de pequeños negocios, reparación de edificios públicos y caminos, albergue a damnificados y el recolección de los destrozos.

 

Hambrientos, sedientos y cada vez más desesperados

Los habitantes de varias ciudades de Haití comenzaron ayer a incendiar llantas como protesta y se atacaban los unos a los otros presas de pánico ante la escasez de alimentos y agua. Hambrientos, sedientos y cada vez más desesperados, algunos trabajadores batallaban para sepultar a cientos de víctimas de la tormenta tropical Jeanne.

Más de 1.100 personas han muerto, 1.250 se encuentran desaparecidas y la cifra seguía aumentando ayer. Cientos de personas lograron superar una barrera de madera para poder ingresar a la única clínica que funcionaba para recibir tratamiento, pero apenas un solo médico estaba en el lugar el jueves por la mañana.

Algunos residentes estaban tan desesperados por deshacerse de los cuerpos putrefactos que comenzaron a sepultarlos en los patios traseros de sus casas. Trabajadores de salud temían que surgieran epidemias por los cadáveres insepultos de personas y animales, los inoperantes servicios de alcantarillado, la falta de agua potable y las infecciones para los heridos.

«Transportar agua potable a Gonaives es una pesadilla logística», señaló Abby Maxman, director local de la organización humanitaria CARE. La oficina de protección civil del gobierno haitiano informó que más de 900 personas habían sido atendidas por diferentes tipos de heridas, en su mayoría cortadas por la caída de láminas de zinc. Los médicos de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas en Gonaives ayudaron a atender a los heridos.

El Hospital General principal está clausurado, los suministros médicos se están acabando y algunos camiones no han podido llegar hasta Gonaives debido a que las carreteras fueron arrastradas por las inundaciones o se encuentran bloqueadas con escombros. Aproximadamente 300.000 personas carecen de hogar en la provincia noroccidental de Haití.


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