Hicieron los picaportes anticoronavirus en el hospital de Cutral Co

La pandemia del coronavirus agudizó el ingenio y puso una suma de voluntades a favor de la solidaridad. En este caso, para colaborar en la confección de elementos para quienes se deberán enfrentar día a día con los pacientes.

El grupo “Makers Cutral Co Plaza Huincul” ya confeccionó los picaportes con impresoras 3 D para el hospital de Complejidad Media que permiten la apertura de las puertas con el codo y no la mano. Ahora, van por las vinchas para las “máscaras fáciles” de las que se contabilizan ya 65.

Apenas anunciado el aislamiento preventivo, a mediados de marzo, la directora de la Escuela Especial Nº 2 de Plaza Huincul, Carina Lamperti se comunicó con el director del hospital local, Eduardo Serer para poner a disposición la “logística de la escuela para lo que necesitaran”.

En el hospital, el nexo fue el ingeniero Lucas Chandía, con quienes acordaron hacer “picaportes”. En realidad, son adaptadores para puertas que permite al personal sanitario ingresar y salir de las salas con el apoyo del codo y, evitar lo máximo posible el contacto continuo de las manos con los picaportes de las puertas.

Chandía presentó un modelo, se hizo una convocatoria por redes sociales, e “invitamos a sumar ideas, aparecieron algunos ingenieros, llegaron los planos y se fueron poniendo manos a la obra con los prototipos”, refirió.

En la impresora 3D del hospital se hizo la primera muestra, hubo ajustes, hasta que se llegó al diseño final. En el camino se fueron sumando más participantes: Martín Robol, Eduardo Raimondi, Carlos Muñoz, Germán Agres, que son los encargados de imprimir en 3D.

Para llegar a confeccionarlos, trabajaron en el diseño y planos de picaportes Daniel Bustamante, Daniel Beckmann y Alejandro Beckmann (de Plaza Huincul); Pablo Fuertes (de Río Negro) y el docente Maximiliano Vazquez, oriundo de San Martín de los Andes.

“Nos conocimos por esta circunstancia, nos pusimos de acuerdo, armamos un grupo y ponemos todo lo mejor”, explica Lamperti.

Las puertas requieren de doble picaporte (del interior y exterior) y el tiempo que demanda cada uno depende del tipo de impresora. Las más rápidas se hicieron en dos horas y otras, requirieron tres horas y media. Las puertas en las que fueron colocados estos adaptadores fueron seleccionadas según la necesidad del propio hospital.

El personal de mantenimiento del centro asistencial fue el encargado de colocarlos. Para ello hubo ferreterías que donaron los bulones y tuercas requeridas; y en la logística del traslado de materiales y de los picaportes ya terminados estuvo a cargo de la policía provincial, a través del comisario Hugo Figueroa. Se decidió así para evitar la circulación de las personas en la calle y cumplir con el aislamiento obligatorio.

Ahora con las máscaras

Una vez concluidos los “adaptadores” se sigue con las máscaras fáciles. Una fundación que tiene como referente al pediatra Martín Sapag, y que participan las universidades del Comahue, de Flores, de Río Negro, la UTN fijó cuáles son los estándares de calidad aprobados por Salud de la provincia.

“Se estableció cuál es la máscara aprobada y los impresores locales: Martín, Eduardo, Carlos, Germán, son los que empezaron a producir las vinchas y el soporte de abajo para sostenerlas”, describió Lamperti.

La idea es que estas máscaras fáciles se hagan con las radiografías viejas y en este punto se sumó al grupo scout de Mauricio Prócer, para que haga el relevamiento de las radiografías y acetatos o material transparente para las máscaras. En esta cadena de solidaridad están incluidos además los bomberos voluntarios de los dos cuarteles y los vecinos que anónimamente se plegaron a la iniciativa.